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ni a con dolor de garganta© AdobeStock

Salud

Qué es la difteria y cuál es la mejor forma de prevenirla

La difteria es una de las enfermedades infecciosas más contagiosas, de hecho fue la causante de grandes epidemias a lo largo de la historia; pero, a día de hoy, gracias a la vacunación, solo se observan casos esporádicos. Te contamos cuáles son sus síntomas y su tratamiento.


1 de julio de 2022 - 14:04 CEST

La difteria es una de las enfermedades respiratorias más contagiosas que existen y que gracias a la vacunación se logró controlar su rápido contagio en la década de 1940, que precisamente fue durante estos años una de las causas de muerte más importantes entre los niños. Tiene una letalidad del 5-10% en pacientes no tratados y llega al 20% en menores de 5 años, pero los expertos afirman, a día de hoy, que la difteria ha desaparecido en prácticamente todos los países desarrollados.

Para conocer más detalles de la enfermedad hemos hablado con el doctor Ignacio Domingo Triadó (@nachopediatra) pediatra, especialista en enfermedades infecciosas de la Clínica Nacho Pediatra: “La difteria es una enfermedad infecciosa, típica de los meses fríos del año, causada por un germen que se llama Corynebacterium diphtheriae que tiene la capacidad de producir una toxina que conlleva efectos graves a nivel sistémico. Ha sido causante de grandes epidemias a lo largo de la historia, pero gracias a la vacunación ahora sólo se observan casos esporádicos”, asegura. “En Europa cuando hablamos de estos casos esporádicos, nos referimos generalmente a importados, pero también autóctonos en poblaciones no vacunadas (por ejemplo, en 2015 falleció un niño no vacunado en Cataluña después de 30 años sin casos en España). En algunas regiones de África, Caribe, Asia o Sudamérica hay casos endémicos debido a la baja accesibilidad a la vacunación”, nos cuenta.

Cómo se contagia y cuáles son sus síntomas

Se trata de una enfermedad muy contagiosa que se produce por el contacto físico muy cercano, o incluso, por compartir un mismo vaso o pañuelo, por ejemplo. Según nos explica el pediatra: “La transmisión entre humanos tiene lugar a través de las secreciones respiratorias (gotas expulsadas al toser o estornudar) de las personas enfermas o de los portadores asintomáticos. También se puede contagiar a través del contacto con las lesiones de la piel de la difteria cutánea o, en casos, menos habituales, a través de los objetos o fómites”.

Esta enfermedad tiene la peculiaridad de que se puede contagiar hasta durante 4 semanas, incluso sin tener síntomas. El doctor añade: “Tiene un periodo de incubación de 1 a 10 días y es muy importante iniciar el tratamiento de forma precoz ya que se reduce la contagiosidad (a los 3-4 días de iniciar el tratamiento dejan de ser contagiosos). Sin tratamiento pueden contagiar hasta 2-4 semanas”.

Existen dos formas fundamentales de difteria, la difteria respiratoria y la cutánea, y a continuación, el doctor nos explica cada una de ellas junto con los síntomas que presentan:

  • La difteria respiratoria: se caracteriza por malestar general, fiebre (no muy elevada) y dolor de garganta. “A los pocos días de iniciar los síntomas aparecen en la garganta unas lesiones conocidas como seudomembranas (de color blanco grisáceo) que se adhieren a la faringe y amígdalas y que sangran con facilidad. Pueden extenderse también a otras zonas cercanas como la tráquea o la laringe empeorando mucho el cuadro”, explica.
  • La difteria cutánea: presenta manchas amarillentas en la piel o llagas (similares al impétigo) y suele ser más leve. “El problema llega cuando la toxina liberada alcanza otros órganos al pasar a la sangre como son el corazón (miocarditis), los riñones o el sistema nervioso, aumentando por tanto el riesgo de enfermedad grave y muerte”, advierte el doctor.
Niña poniéndose una vacuna© AdobeStock

Cómo se trata la difteria

Un diagnóstico precoz será la mejor ‘cura’ para la difteria ya que comenzar de manera inmediata el tratamiento logrará que los síntomas y el contagio se elimine al cuarto día de la toma de la medicación. El pediatra nos explica cuál es el tratamiento: “Fundamentalmente es aislar al paciente, usar una antitoxina diftérica vía intravenosa y el uso de antibióticos. Los antibióticos tienen como finalidad eliminar al bacilo causante y, por tanto, reducir la eliminación de la toxina. La antitoxina tiene como finalidad bloquear el efecto de la toxina liberada por el bacilo, pero es de difícil accesibilidad por lo que el diagnóstico precoz es fundamental”.

Y, en el caso de ser contacto de un paciente enfermo de difteria “se administrará antibiótico de forma profiláctica y una dosis de antitoxina a no ser que hubiesen sido vacunados en los 12 meses previos”, aclara.

La vacuna contra la difteria, la mejor prevención

Sin duda, la mejor prevención para las enfermedades infecciosas como la difteria, es cumplir con el calendario de vacunación oficial de forma correcta, así como tenerlo siempre al día, y es que, según el Dr. Domingo: “Este es el mejor modo de protegernos frente a la infección y de proteger a aquellos que no estén vacunados”.

Además, nos explica: “La vacuna contra la difteria está incluida en el calendario sistemático de vacunaciones a nivel estatal y todas las Comunidades Autónomas la administran de forma gratuita. Se inyecta vía intramuscular y se administra de forma combinada con el toxoide tetánico (tétanos) u otros componentes vacunales como la polio inactivada, la hepatitis B, la tosferina o el Haemophilus influenzae B”. En la actualidad, esta vacuna “se administra a los 2, 4 y 11 meses, a los 6 años y una última dosis a los 14 años. Es decir, al finalizar la etapa pediátrica todos los niños correctamente vacunados tendrán 5 dosis administradas. Posteriormente, se podrá administrar una dosis cada 10 años”, nos indica el pediatra para concluir.

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