Con las vacaciones del verano ya iniciadas, salvo algunos rezagados que acabarán sus clases esta semana, los niños ven cómo llega el mejor momento del año, mientras que muchos padres lo temen desde el primer día. Así lo señala un estudio realizado entre 600 familias españolas con niños menores de 10 años realizado por Lingokids, 6 de cada 10 progenitores sienten estrés ante la llegada de las vacaciones escolares. ¿El principal motivo? La necesidad de organizar la logística para atenderles durante tantas semanas seguidas. El 84% de ellos opta porque sus hijos realicen actividades educativas, entre las que están, por ejemplo, los campamentos de verano .
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Y es que son muy pocos los que disponen del verano libre para atender a los niños y los meses de julio y agosto se convierten en un auténtico tetris de abuelos , vecinos, padres de compañeros y toda una red de cuidadores para conseguir que no se queden solos ni un solo día. Menos de la mitad de las familias de nuestro país disfrutan de más de dos semanas de vacaciones todos juntos. Sí, puede llegar a ser muy estresante. Pero también se puede conseguir descansar y desconectar, al menos bajar un poco el ritmo para no comenzar el curso agotados.
Para saber cómo hacerlo, hemos querido hablar con Gema Fuentes, psicóloga de los Centros Crece Bien, quien nos insiste en ello: “desconectar completamente nos ayuda a liberar el estrés acumulado, nos regenera, nos hace sentir recuperados y nos aporta la energía suficiente para poder seguir a largo plazo”. Si no lo hacemos, habrá consecuencias, no solo a nivel laboral, sino también a nivel familiar.
La clave principal de la desconexión: ni tú trabajas ni yo hago deberes
Uno de los debates que nunca acaban es el de si hay que hacer deberes o no durante las vacaciones . Seguramente, algún niño inteligente ya le habrá dado la respuesta a sus padres: si tú no trabajas, ¿por qué iba hacerlo yo? El problema es que muchos padres, en realidad, no desconectan del trabajo durante las vacaciones. El teletrabajo ha abierto la puerta a mayores posibilidades de conciliación y evita desplazamientos innecesarios que nos quitan mucho tiempo, pero también “empeora en cierta forma nuestra relación con el trabajo en algunos aspectos”, nos dice la experta, “como es la ausencia de la desconexión o la dependencia tecnológica”.
Por tanto, el verano ha de ser para los padres el momento para practicar lo que la experta llama “el distanciamiento psicológico del trabajo”, es decir, desconectar por completo y enfocar nuestra atención plena a los aspectos no laborales, en este caso, nuestra familia. “En muchos casos, nos encontramos con personas que no van físicamente al lugar de trabajo durante las vacaciones, pero no pueden evitar seguir dándole vueltas a los asuntos laborales pendientes”.
Y, en el caso de los niños y niñas, sucede lo mismo si no les permitimos desconectar. Necesitan hacerlo de manera plena. Durante el curso escolar, acuden a multitud de actividades extraescolares, hacen deberes, tienen que mantener cierta responsabilidad y no tienen tiempo para aburrirse. La experta es partidaria de dejar esto a un lado, “el cerebro agradece estar aburrido de vez en cuando y el verano es una gran oportunidad para hacer todo aquello que durante el curso no podemos hacer por falta de tiempo. Y sí, incluso no hacer nada”. Es más, nos asegura que si los niños se aburren, ellos mismos encontrarán la forma de entretenerse, explorando el entorno, pidiendo pinturas para dibujar o abriendo un libro. Hay que darles esta oportunidad.
Tres claves más para no estresarse
La primera de las claves que hemos visto es quizás la más difícil, pero las que nos propone Gema Fuentes a continuación tampoco son tarea sencilla, pero quizás nos abran paso para conseguirlo. Puede que si las pones en práctica, al final acabes llevándotelas al resto del año.
- Crear una lista con cosas que nunca tenemos tiempo de hacer. Una lista por cada uno de los miembros de la familia, justo al inicio de las vacaciones, para ponerse a ella desde el principio, pero sin generar estrés. Puede ser un objetivo, puede ser un nuevo hobby que nos apetece probar, todo lo que os venga a la cabeza. Tus deberes van a ser estos.
- Practicar la relajación. Es algo muy importante, aprender a relajarnos. Para ello, nos dice la experta, “podemos hacer algo que nos transmita paz, como pintar o pasear”, no es necesario acudir siempre a las técnicas de relajación tradicionales que nos vienen en la cabeza, como el mindfulness (que también). Lo importante es concentrarse en la actividad que se realiza en ese momento. Y cuando los niños no han parado durante todo el día en casa, poner atención en tu respiración y en relajarte te ayuda a resetear.
- Más vida analógica y menos virtual. Y esto es válido no solo para los más pequeños, sino también para los adultos. Si no lo hacemos nosotros, no se lo podemos pedir a nuestros hijos y, además, corremos el riesgo de no poner en práctica la primera clave, la desconexión laboral.