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madre e hija adolescente charlando© AdobeStock

Adolescentes

Los hábitos que te ayudarán a mejorar la comunicación con tu adolescente

La conversación con tu hijo es la clave para poder abordar cualquier problema que se os plantee en esta época tan complicada. Tener las estrategias y herramientas necesarias para abordarlo te ayudará mucho, ¡descubre cómo crear unos buenos hábitos de conversaicón con tus hijos!


29 de junio de 2022 - 15:37 CEST

Es frecuente que en las familias con hijos adolescentes haya alguna discusión más fuerte que otra, algún golpe en la mesa más fuerte que otro o algún portazo en las narices que otro. Acompañar a tu hijo adolescente durante esta época no es una tarea fácil porque, para empezar, tienes que aceptar que tu hijo crece y ya no es un niño, y asumir que estos comportamientos y salidas de tono son propias de la edad, pero ¡ojo!, vigilando que estas nunca crucen los límites que tengáis impuestos en casa.

Aunque sus aires de independencia y fachada dura y fría nos despisten, nuestros hijos adolescentes necesitan más que nunca de nuestro cariño, empatía, ayuda y apoyo, y, sobre todo, ¡que se lo expresemos! Y es que, la base de una buena relación siempre será una buena conversación. “La conversación es el arte de la escucha amorosa. Cuando demuestras interés por lo que te puedan contar sin juzgar y demuestras atención a las necesidades emocionales que no te cuentan de inicio, se forma como una especie de puente invisible que el adolescente cruza muchas veces dudando si es necesario hablar con ese cuidador. Esto pasa debido a los importantes cambios que se dan en su cerebro y ocurrirá de forma inevitable una separación, el vínculo va a cambiar y nosotros como padres debemos aceptar este hecho”, nos cuenta la María Fernanda Barrios, abogado, educadora y divulgadora de crianza respetuosa, además de dedicarse al Life coach Internacional y Family coach Internacional con su cuenta de Instagram @motivamamas (www.motivamamas.com).

Además, la experta continúa contándonos la importancia del diálogo positivo, que debe ser trabajado en una primera instancia en la infancia, para que después en la adolescencia confíen en nosotros. “La adolescencia es una etapa que se caracteriza por la impulsividad y el ‘No puedo esperar’, su confianza es clave. Debemos escucharlos atentos y sin sermones que puedan poner en riesgo la fractura de ese vínculo”, recomienda. Y añade tres puntos importantes que deben existir en la relación paterno filial:

  1. Me importa lo que me puedas decir y te lo demuestro con hechos.
  2. Consulto la opinión de ese adolescente: pregunto sobre temas generales que son importantes para mí como adulto.
  3. No hago críticas sobre lo que piensa o siente.

Cómo abordar temas incómodos con adolescentes

Dentro de estos paradigmas de la comunicación con adolescentes, es importante que si queremos abordar algún tema que nos preocupa, lo hagamos. Muchas veces seguramente que te contesten con monosílabos o, simplemente, construyan un muro infranqueable en el que la conversación sea muy complicada, por ello, debemos encontrar las estrategias que nos ayuden a mejorar la relación  y, sobre todo, crear esa confianza tan importante de la que habla la experta.

Por otro lado, puede darse el caso contrario: “Si decido no tocar ciertos temas es probable que esas preguntas que mis hijos desean hacer finalmente las hagan a un extraño. Prefiero entonces confrontar la situación y preguntarles qué saben del tema, qué desean saber y comprender que soy una guía y que de mí dependerá ser una luz en ese camino o ser absoluta oscuridad. Recuerda que el primer paso es el más difícil, luego sentirás un alivio inmenso al hablar con tu corazón abierto”, asegura la coach familiar. “Si te cuestan los temas incómodos, un secreto es practicar antes qué es lo que deseas decirle o escribirlo en un papel, eso minimiza la sensación de angustia por el evento, no olvides validar ese miedo que sientes”, recomienda.

Adolescente escuchando bronca de su madre© AdobeStock

Hábitos que ayudarán a mejorar la relación con tus hijos

“Dedica un momento del día a simplemente sentir a tu hijo o sin tantos estímulos como por ejemplo, darles un abrazo, ponerte a bailar con ellos y permitirte que esos instantes sean constantes en tu semana”, aconseja la experta, quién además nos da una serie de pautas para crear hábitos positivos en casa que fomenten una buena relación con nuestros hijos:

  • Cuéntales sobre tu día, ten confianza en ellos.
  • Valida sus emociones y acompaña sin rescatarlos de lo que sienten.
  • No critiques lo que te puedan contar, recuerda cómo te sentías de adolescente con tus cuidadores.
  • Escucha más y habla menos.
  • No te olvides de ser firme con los límites sin lastimar.

Consejos generales para crear comunicación con nuestros hijos

Y para finalizar, la educadora concluye: “El adolescente no es el problema, hay un problema y ambos (tanto mamá como papá) son un equipo para solucionarlo”. Y nos brinda algunas herramientas para abordar los posibles problemas que se generen con tu hijo adolescente, a través de la comunicación:

  1. Si tienes dificultades con tu adolecente céntrate en el presente y en el problema, evita descalificar y los insultos.
  2. Si necesitas corregir una conducta enfócate siempre en el ‘hacer’, no en el ‘ser’, por ejemplo: ‘Eres un vago por no hacer los ejercicios de matemáticas’. Esta forma de comunicación afecta al ser, debes separar la identidad de ese adolescente de lo que está haciendo que quizás no te parece correcto, esto podría escucharse así: ‘Veo que te cuestan esos ejercicios de matemáticas, los estás postergando. Yo te entiendo, vamos que eres capaz’.
  3. Busca mostrar interés por algún tema actual que a él o a ella le este gustando.
  4. Evita las generalizaciones en tu comunicación: las palabras siempre o nunca.
  5. Ten paciencia, hay muchos cambios que pueden alterarte. Respira y enfócate en tu respiración antes de dar cualquier instrucción, dile a tu cerebro: ‘Yo soy el adulto. Yo puedo con esto’. Vuelve a respirar y toma una pausa antes de contestar.
  6. Admite a tu adolescente cuando te equivoques, esto no te va restar autoridad. Asume la responsabilidad de tus emociones: ‘Yo me sentí molesto y te grité. Lamento haberte lastimado’, por ejemplo.