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ni a no quiere desayunar© AdobeStock

Alimentación

‘Mi hijo no quiere desayunar, ¿qué hago?’

Si tu hijo tiene una temporada de falta de apetito en el desayuno no te obsesiones ni le obligues a comer. Lo mejor es que sigas estos consejos para volver a introducir esta comida en su rutina de una forma sencilla y saludable.


28 de junio de 2022 - 16:20 CEST

“El desayuno es una de las comidas más importantes del día, especialmente en la etapa escolar. Hay que pensar que los niños vienen de muchas horas de ayuno nocturno, y por tanto sus niveles de azúcar en sangre han bajado, por lo que es importante reponerlos y tomar una fuente de energía de rápida asimilación”, así es como la Dra. Alicia Santamaría Orleans, Scientific Marketing Manager de la línea pediátrica de Laboratorios Ordesa y experta en nutrición infantil, comienza a hablarnos de la importancia del desayuno en la alimentación infantil.

Y es que, existen estudios que según nos explica la experta, “han observado que no desayunar afecta de forma negativa a la capacidad de resolver problemas, a la memoria reciente y a la atención”. Pero, ¡cuidado! Porque no es cuestión de presionarle, ya que hay muchos niños a los que les cuesta ingerir alimentos nada más levantarse, sobre todo, si esto ocurre en edades puntuales de su desarrollo evolutivo  como, por ejemplo, la época de los dos años o, en general, durante la primera infancia (hasta los 8 años).

En cualquier caso, hay que saber que una buena alimentación “es esencial para el correcto crecimiento y desarrollo de los niños, pero no hay que obsesionarse si notamos que el niño tiene durante un periodo de tiempo falta de apetito, pues puede ser algo transitorio. Lo que tenemos que vigilar es que su peso y su talla evolucionen correctamente y ese será el mejor marcador de que están bien alimentados”, recomienda la experta.

También puede ocurrir en épocas del año más calurosas como es el verano, los pequeños tengan menor apetito y coman menos de lo habitual, en general. “El calor nos afecta a todos y, a veces, perdemos las ganas de comer. Esto sucede porque nuestro organismo gasta menos energía para mantener la temperatura corporal que en invierno cuando hace frío, y necesita consumir menos calorías a través de los alimentos”, argumenta. “Si ves que esta falta de apetito se alarga en el tiempo, lo mejor es que consultes con tu pediatra para que pueda diagnosticar cuál puede ser la causa”, recomienda.

Desayuno en familia© AdobeStock

¿Por qué el desayuno es tan importante en la infancia?

La energía que gastan a lo largo del día sumado a los nutrientes que necesitan especialmente durante la etapa infantil, que es la de mayor crecimiento, son algunos de los motivos por los que el desayuno se convierte en una de las comidas más importantes del día para los peques. Además, varios estudios han demostrado que no desayunar puede ser el antecedente de enfermedades más graves como la obesidad infantil, ya que las calorías que no consumen en ese momento del día pueden reemplazarlas por un picoteo insano o por un mayor consumo de lo recomendado en otras horas o comidas a lo largo de la jornada.

“Es esencial que los niños desayunen y que el desayuno que le ofrezcamos sea completo y equilibrado, para obtener la energía que necesitan para empezar el día. Una combinación ideal es que el desayuno esté formado por un lácteo, un alimento rico en hidratos de carbono (como podría ser el pan o los cereales, si son sin azúcares añadidos mucho mejor) y fruta, en 1 toma o repartido en 2 (una al levantarse y otra a media mañana)”.

Ante todo, ¡no le obligues a comer!

Todo ello no quiere decir que si el niño no quiere desayunar le obliguemos a hacerlo, no dejándole levantarse de la mesa sin haber comido algo, sino todo lo contrario. Los expertos en todo momento recomiendan no obligar a comer al pequeño puesto que también deben aprender a autorregularse y saber distinguir las señales de hambre real, de los caprichos o del también conocido como hambre emocional.

Por su parte, la experta en nutrición infantil aconseja: “Aunque sabemos que esto es más fácil de decir que de hacer cuando es tu hijo el que no come, conviene tratar el tema con naturalidad, sin presionar en exceso al pequeño para que no se agobie con el tema de la comida. Lo que podemos hacer es ayudarle para que tomar el desayuno sea mucho más sencillo, por ejemplo, levantándole un ratito antes de desayunar y no justo para sentarse a la mesa, intentar que toda la familia desayune a la vez, intentar que las presentaciones sean agradables y apetitosas”.

Y como solución, nos plantea la siguiente alternativa: “Si nuestro hijo es de aquellos que justo a la hora de levantarse no le apetece nada, darle sólo una parte del desayuno que sea fácil de tomar, dejar el resto para media mañana”.

Consejos para que los niños desayunen de forma adecuada

Unos buenos hábitos de alimentación desde la infancia son fundamentales para que el niño aprenda a comer bien, variado y sano. La experta nos da una serie de recomendaciones para introducir el desayuno en su rutina de comidas de una forma saludable:

  • Despertarles con el margen de tiempo suficiente para que se despejen totalmente y tengan ganas de tomarse el desayuno.
  • Establecer una rutina de horarios, lo más parecida posible entre semana y los fines de semana, ya que ayudará a regular la sensación de hambre y de saciedad.
  • Los niños suelen aprender copiando a los que les rodean. Desayunar todos juntos en familia, le ayudará a adquirir buenos hábitos e irá adquiriendo el gusto por la hora de las comidas. Si no es posible todos los días, por lo menos los fines de semana, e intentar que el desayuno se tome sentado y dándole la importancia que merece, no de pie en la cocina.
  • Dedicarle un tiempo a esta comida tan importante, sin que el niño tenga que desayunar corriendo porque llega tarde al colegio o alguna otra actividad.
  • Intentar que el desayuno sea variado introduciendo diferentes tipos de fruta, de fuentes de hidrato de carbono, distintas recetas… y que no sea siempre igual y se aburra de comer siempre lo mismo.
  • Vigilar las raciones, puede que nuestro hijo ya esté tomando lo que necesita y que seamos nosotros los que pensemos que debe comer más sin que sea necesario.
  • Y como hemos comentado con anterioridad, tener en cuenta que el desayuno no tiene por qué ser una toma única, sino que se puede repartir en una primera ingesta al levantarse y el resto a media mañana, después de varias horas de actividad, para que entre esta comida y el almuerzo no pasen demasiadas horas sin ingesta de alimento.