Todavía no ha llegado el verano oficialmente y ya estamos sufriendo las altas temperaturas, con termómetros que pasan los 40 grados en muchas zonas de nuestro país. El calor intenso, los sudores, las noches sin dormir… son algunas de las consecuencias directas que pueden ser peores si no tomamos las precauciones adecuadas, como, por ejemplo, los golpes de calor. Según la Asociación Española de Pediatría (AEP): “El golpe de calor consiste en una elevación excesiva de la temperatura corporal debida a la exposición a altas temperaturas, por no estar adecuadamente hidratados o por realizar un ejercicio físico intenso. Es una urgencia extrema que puede ocasionar incluso la muerte”.
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El golpe de calor se considera una urgencia médica extrema y la doctora Marta Garín, pediatra (@dragarinpediatra), nos explica que “se caracterizada por un incremento de la temperatura corporal central por encima de 40⁰ y alteraciones del sistema nervioso central consecuencia de un fallo agudo del sistema termorregulador”.
Este sistema permite que la temperatura central del cuerpo se mantenga constante en torno a unos 37⁰, aproximadamente, es decir, “la temperatura óptima para que todo funcione”, señala la doctora. “Cuando la temperatura ambiente es alta, el sistema termorregulador pondrá en marcha distintos mecanismos para lograr que la temperatura central no suba por encima de esos 37⁰, para ello, por ejemplo, sudamos”, argumenta. Y, ¿por qué siempre se dice que los niños y los ancianos son más vulnerables a los golpes de calor y deben tener especial cuidado? “Porque tienen una menor capacidad de sudoración, un menor mecanismo de sed y una menor reserva hídrica por lo que son más propensos a sufrir en situaciones de temperaturas altas”, afirma la experta.
En el caso de los niños, hasta los 4 años, y especialmente, los menores de 1 año, son los más vulnerables ya que su temperatura corporal sube más rápidamente que la de un adulto debido a que tienen una “menor reserva de agua y sudoración y un aparato respiratorio aún inmaduro”, advierten desde la AEP.
Síntomas que nos pueden hacer sospechar de un golpe de calor
La sensación de calor extremo y sensación de agobio (leve) frente a un clima de altas temperaturas es algo considerado dentro de lo ‘normal’, pero existen una serie de síntomas que pueden hacernos saltar las alarmas e indicar que el niño puede estar sufriendo un golpe de calor. Según nos cuenta la pediatra, estos serían los más frecuentes:
- Aumento de temperatura corporal.
- Náuseas, vómitos, diarrea.
- Dolor de cabeza, alteración variable del nivel de consciencia, agitación o crisis convulsivas.
- Piel caliente y seca, taquicardia (corazón va rápido), taquipnea (respiración agitada), palidez.
Cómo actuar ante un golpe de calor en un niño
La doctora aconseja como primeras medidas ante un caso de golpe de calor, “trasladar al niño a un sitio fresco (usar aire acondicionados, ventiladores), quitarle la ropa, usar compresas frías para ponerlas sobre el cuerpo (cuello, axilas e ingles) y la cabeza y darle de beber agua”.
No debemos olvidar que un golpe de calor es una urgencia médica extrema, y la pediatra advierte que “si no se pone remedio todos los sistemas acaban fallando, es lo que se conoce como fallo multiorgánico, lo que acabará precipitando la muerte: infarto agudo de miocardio, insuficiencia renal aguda, alteraciones hepáticas y coagulación intravascular diseminada”.
Desde la AEP, aconsejan que en estos casos: “Es primordial trasladar al niño a un hospital”. Y añaden los siguientes consejos:
- Colocarlo tumbado boca arriba a la sombra, en un sitio fresco y ventilado.
- Aflojar su ropa y quitar las prendas innecesarias.
- Colocar compresas de agua fría (no hielo) en la cabeza, cara, cuello, nuca y pecho.
- No sumergir al menor en agua helada, ni realizar friegas con alcohol.
- Si el niño está consciente y sin vómitos, darle de beber agua fría o una bebida isotónica.
- Si está inconsciente, avisar al 112 y si es preciso, iniciar reanimación.
- Trasladar al niño al hospital lo antes posible, para que sea valorado.
Cómo prevenir un golpe de calor
Según los expertos el mejor tratamiento para un golpe de calor es la prevención. La doctora nos da una serie de pautas a tener en cuenta durante este verano para anticiparnos y evitar que esto suceda.
- Evitar estar al aire libre con temperaturas altas y en horas centrales del día.
- Hidratar de modo adecuado, especialmente en niños y ancianos en los que a menudo la sed se presenta menos.
- Evitar hacer ejercicio al sol con altas temperaturas.
- Llevar a los niños con ropa adecuada. Camisetas holgadas, de algodón y de colores claros. “Por favor, no sobreabrigar a los bebés. Olvidaos ya de la ‘capita de más’”, aconseja.
- Refrescar a los pequeños, especialmente en la zona de la cabeza, cuello, axilas e ingles.
- ¡Cuidado con los coches!: “30⁰ de temperatura ambiente suponen una temperatura interior de 50⁰ a la altura de la cabeza del niño, pasados 30 minutos. Por lo que, en dos horas y media sin ventilación, la temperatura interior es un 88% mayor que la exterior”, advierte la experta.
- Cuidado con poner muselinas o paños sobre los cochecitos: “cubrir los cochecitos con muselinas hace que la temperatura suba en el interior de 10 a 15⁰ de media, en 30 minutos. Hay que permitir la libre circulación del aire”, afirma para concluir.