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c mo gestionar la ansiedad en ni os y adolescentes© AdobeStock

Psicología

Niños y adolescentes: ¿cómo les enseñamos a gestionar la ansiedad?

¿Te preocupa que tu hijo pueda estar desarrollando problemas de estrés o ansiedad y no sabes cómo ayudarle? Esta y otras preguntas son las que se cuestiona Gio Zararri, coach experto en trastornos de ansiedad, con quien hemos hablado con motivo de la publicación de su último libro, ‘El fin de la ansiedad en niños y adolescentes’.


13 de junio de 2022 - 18:57 CEST

‘El fin de la ansiedad en niños y adolescentes’ de Gio Zararri pretende ayudar de manera sencilla y práctica a mejorar la comunicación y gestión emocional entre padres e hijos, para comprenderlos mejor y saber tratar mejor con ellos.

La intención del autor, experto en trastornos de ansiedad, es enseñarnos a entender la evolución del cerebro en niños y adolescentes, un desarrollo muy diferente al que se da en nosotros, los adultos, y que es fundamental conocer para comprenderles y acompañarlos durante todo su crecimiento.

Hablamos con Zararri sobre cuáles son sus principales miedos y motivos de estrés  y cómo ayudarles a que aprendan a gestionarlos mejor. ¿Cómo se activa el trastorno de ansiedad, cuáles son las formas en que se manifiesta en niños y adolescentes, qué señales podemos observar para saber si nuestro hijo puede estar sufriendo ansiedad y qué herramientas y consejos pueden ayudar en su tratamiento? Resolvemos nuestras dudas:

¿Cómo podemos detectar si nuestro hijo puede estar desarrollando problemas de estrés o ansiedad?

Lo primero que tenemos que saber es que la ansiedad y sus síntomas no se manifiestan de la misma manera en niños pequeños que en adolescentes. Es importante comprender cómo evoluciona su cerebro, cuáles son sus principales miedos y motivos de estrés e incluso cuáles son los tipos de ansiedad en niños y adolescentes... De esta manera será mucho más fácil reconocer si pueden estar sufriendo alguno de estos problemas.

Para identificar esas señales hay que disponer de buena información y ese es el motivo principal por el que he creado este libro. De esta manera, si un padre comprende mejor la etapa en que se encuentra su hijo, si entiende, por ejemplo, que hasta los 3 años difícilmente podrá hacer uso de la razón o que sus miedos no tienen nada que ver con los de los mayores; o si sabe cuáles son los tipos de ansiedad y los síntomas más comunes, le será mucho más sencillo detectar que puede estar sufriendo un trastorno de ansiedad o niveles de estrés elevados.

En tu libro hablas de las herramienta para educar a los niños en la valentía, ¿cómo se relaciona con el miedo?

Con valentía no me refiero a la ausencia de miedo sino a aprender a actuar en la vida a pesar de ello. El miedo es una emoción, y como toda emoción es buena ya que intenta ayudarnos a evitar problemas que podrían poner en riesgo nuestra vida, pero es una emoción que debe ser valorada ya que hay temores que sí pueden ponernos en riesgo; pero también hay otros que no sólo no suponen un peligro, sino que pueden conseguir limitarnos y condicionarnos hasta, incluso, hacer de nuestra vida un infierno.

Por eso, es importante reconocer el miedo y saber atenderlo. En el caso de nuestros hijos, lo importante es educarles en ello, hacerles entender que tener miedo es normal, pero aprender a escucharlos, dar importancia a sus temores, reconocer y hacerles saber que tal vez nosotros a sus edades también temíamos cosas parecidas.

El fin de la ansiedad en niños y adolescentes© Editorial Vergara

¿Qué hacemos si observamos que esos miedos condicionan y limitan sus vidas en exceso?

Deberíamos intentar educarlos y acompañarlos a que se expongan a esas situaciones hasta normalizarlas. Muchas veces, para ello hay que saber y conocer, por eso es fundamental que si vemos que nuestros hijos pueden estar padeciendo un problema de ansiedad, consultemos primero con el médico para que realice un diagnóstico preciso y considere si es oportuno o no realizar terapia.

Sobreproteger a nuestros hijos para que eviten exponerse a sus miedos solo genera mayores problemas. Sobreprotegiendo se evita y se hace evitar la exposición a los temores... y evitando el problema se hace más grande... Esa es la manera de convertir un temor en una fobia, por ello no hay que sobreproteger sino educar y acompañar a nuestros hijos en el miedo, ayudarles a ser valientes valorando sus miedos y atendiéndolos como merecen.

¿La ansiedad no es algo que desaparece? ¿Hemos de convivir con ella?

La ansiedad es una emoción que no sólo no desaparece, sino que es mejor que nunca lo haga. Para entenderlo mejor, podríamos comprender que la ansiedad es un mecanismo con el que contamos todos los seres humanos, que nos ayuda a enfrentar situaciones que pueden ser muy peligrosas para nuestra vida.

Ante una caída, el ataque de un perro o cualquier situación potencialmente peligrosa, nuestro organismo se activa de una manera extraordinaria y automática (sin hacer uso de la razón), para que en milésimas de segundo sepamos reaccionar y nos pongamos a salvo. La respuesta puede ser luchar o huir, y para ello se activan en nuestro cuerpo los conocidos síntomas de la ansiedad, síntomas como la taquicardia, la hiperventilación o la tensión muscular, cambios que nos ayudan a ponernos a salvo y actuar de la mejor manera posible.

¿Cómo se supera un trastorno de ansiedad?

La ansiedad es buena, el problema se da cuando se hace continua y excesiva, cuando aparece el trastorno... Es entonces cuando nuestra vida se ve condicionada y se hace muy cuesta arriba volver a estar bien.

Esto ocurre en las fobias, traumas o situaciones de estrés elevada, y cuando sucede de manera continuada suele nacer un trastorno de ansiedad, que no es otra cosa que un mal funcionamiento de esa ansiedad normal que hace que se mantenga durante mucho más tiempo y con más fuerza. Entonces, podemos sentir ataques de pánico que nos (o les) limitan y condicionan en gran medida…

Si, por poner un ejemplo, el niño comienza a tener un miedo excesivo a salir de casa y, al intentarlo, esos síntomas llegan de una manera que le hacen sufrir en exceso, es normal que cada vez lo evite más. Sin duda, esto es algo que lo que hace es agrandar más aún el problema… En este caso, hay que comprender qué es y cómo funciona la ansiedad y el trastorno para entender que este mecanismo puede revertirse.

Cómo enseñarles a gestionar la ansiedad© AdobeStock

Existen muchas herramientas que pueden ayudar, empezando por aceptar (y enseñarles) que únicamente es ansiedad. Tras eso, realizando algunos cambios en nosotros y en ellos podremos ser conscientes de que poseemos el poder de cambiar las cosas, y es entonces cuando se hace fundamental observar de una manera más sana la ansiedad. Si aprendemos, llegado el momento, que muchos aspectos de nuestra vida están mejorando debido a tratar esos problemas de ansiedad, podremos observar nuestra ansiedad no como un problema sino como una oportunidad estupenda para cambiar nuestra vida.

Una vez hagamos eso cada día que pasa observaremos los síntomas y nuestra reacción a ellos, entenderemos cómo esos síntomas pueden indicarnos cosas que debemos (o deben) evitar y otras que debemos afrontar, y estaremos creciendo. Esta manera de tratar con el problema nos hará, como padres, sentir muy felices incluso aunque nos toque sufrir, y será ese cambio de mentalidad el factor fundamental en su mejora.

Si tememos, el temor no hará otra cosa que mantener esa ansiedad, por eso nos toca amar, incluso a nuestro problema. En definitiva, el trastorno de ansiedad se supera cuando el organismo entiende que no existe un motivo real por el que activarse de esa manera, y eso podemos conseguirlo únicamente si terminamos por hacernos “amigos” de nuestra ansiedad.

Hablas de la importancia de reeducarnos como padres para poder hacerlo con nuestros hijos... ¿Por dónde empezamos?

Creo que sería bueno empezar por aceptar que la mayoría de nosotros, los padres, crecimos sin ninguna educación a este respecto, éramos unos completos analfabetos emocionales y seguramente más aún muchos de nuestros padres. En este aspecto, los nuevos tiempos están demostrando que la educación emocional es fundamental para la vida, seguramente mucho más que aprender sólo en conocimientos.

Los hijos llevan consigo muchos de los problemas de sus padres y todos sabemos que la vida está y estará hecha de problemas, por todo ello si aprendemos a tratar mejor con la vida gracias a las emociones, que son los mejores indicadores para ayudarnos a conseguirlo, conseguiremos no sólo sentirnos mejor sino también ayudar a que nuestros hijos se sientan y vivan mejor. Si enseñamos a nuestros hijos a gestionar en condiciones sus emociones, les ayudaremos a disponer de una autoestima fuerte que les permita disponer de las mejores herramientas para afrontar las situaciones de su vida futura.

Creo que cualquier padre puede notar la sintonía y buenas vibraciones que existe con sus hijos cuando las cosas van bien y nos sentimos mejor, y eso se consigue atendiendo en condiciones a las emociones que sentimos, sabiendo lo que nos quieren decir y actuando en consecuencia.