Las manualidades infantiles pueden desarrollar muchas habilidades en los niños, como fomentar su creatividad, responsabilidad (por la necesidad de seguir cada paso para que el resultado sea satisfactorio), la motricidad o la atención plena.
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“Estos procesos, además de ser muy divertidos, permiten que los niños se planteen preguntas sobre el tema que está estudiando y entiendan mejor muchos conceptos”, reflexiona Lourdes González, profesora de Ciencias Sociales de Primaria en el Colegio Europeo de Madrid.
En concreto, la experta nos propone esta actividad, dirigida a niños de 6 años, que sirve para aprender los sistemas montañosos y podéis realizar en casa en familia. Así se construye un volcán:
Los pasos que seguimos para ello son:
- Recolectar materiales reciclados (papeles y cartones manejables principalmente).
- Elegir las pinturas de colores: “En este caso, para representar la vegetación, nuestros estudiantes eligen marrones y verdes; para la parte del cráter, grises y negros”.
- Creamos la estructura pegando los cartones y papeles con cola: “Esto requiere concentración y creatividad para conseguir crear la forma más parecida y realista a un volcán”... También trabajan la recreación de texturas con diferentes materiales.
- Sacamos las pinturas: Es momento de darle vida a nuestro volcán con color. Aquí, la experta advierte de que los niños tendrán que esforzarse para que los colores que apliquemos reflejen la realidad de este sistema montañoso. “¿Hay vegetación en la falda del volcán? Podemos usar diferentes tonos de verde. ¿Cómo es el cono? Podemos jugar con diferentes tonalidades de marrón. Y en el cráter, una zona donde se solidifica la lava, podemos jugar con colores diferentes tonos de gris y el negro”.
- Dejamos secar nuestro volcán para que solidifique y tome forma.
- Creamos la lava: En un bol aparte preparamos una mezcla de vinagre, bicarbonato, jabón y colorante de comida para crear la lava. Cuanto más colorante usemos, más realista puede quedar nuestra lava casera.
- Llega el momento de la erupción: Una vez comprobamos que nuestro volcán está seco y solidificado, echamos la mezcla en el cráter y ¡esperamos ver el efecto de la erupción!
Según la educadora, lo mejor es ver la reacción de los niños ante el crecimiento de la mezcla y cómo se desborda por el cráter. Con esta actividad, asegura que conseguimos que los más pequeños trabajen en grupo o en familia, con ilusión y constancia, sabiendo que el resultado va a ser vistoso y explosivo.
Es importante pedirle al niño que autoevalúe el resultado
Tras terminar, Asa Mytouei, profesora de primaria de International College Spain, recomienda a los padres que el pequeño autoevalúe el resultado del volcán antes de hacer cualquier comentario.
“De esta manera, el niño se siente responsable de lo que ha creado además de potenciar la confianza en sí mismo. También es fundamental que los comentarios y retroalimentaciones del adulto sean sensatos y alentadores al mismo tiempo”, añade.
Para que sienta que confiamos en sus capacidades, la experta señala que hay que dejarles experimentar: “A menudo los niños nos preguntan si lo han hecho bien o si nos gusta su dibujo. El objetivo es que poco a poco aprendan a autoevaluar su trabajo y mejorarlo si piensan que deben o pueden”.
Sin duda, concluye que para que valoren su esfuerzo se tienen que sentir responsables, capaces y orgullosos del resultado de dicho esfuerzo.