madre e hija iguales con la misma postura© AdobeStock

Niños

¿Cómo influye la genética en el comportamiento de los niños?

La genética es parte del ADN de nuestros hijos y, por lo tanto, parte de su esencia pero, ¿cómo influye esta en su comportamiento? y ¿qué más influye a la hora de formar su personalidad y conducta? Atento porque deberías tener en cuenta esto...


9 de junio de 2022 - 10:42 CEST

Los rasgos de la personalidad o el comportamiento de nuestros hijos está influenciado por su educación, la implicación de los padres en su evolución, la estimulación que han recibido desde pequeños, incluso desde el vientre materno… Pero a todo ello, además, hay que sumarle un componente genético.

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“Debemos saber que nuestros genes no solo se expresan y traducen en características físicas, sino que también lo hacen, por ejemplo, en las psicológicas, sin embargo, no todo depende de ellos. Es decir, el comportamiento de los niños, no solo es consecuencia de su ADN, sino que, junto a este, interactúan más cuestiones como, por ejemplo, todo su contexto (el ambiente que les rodea, el estilo educativo, la cultura a la que pertenecen, etc.)”, nos explica la psicóloga Mariana Capurro Delgado, Psicóloga Infantojuvenil y conocida en redes sociales por su perfil de Instagram @permisoparaeducar. “Y con la conducta pasa exactamente lo mismo, podemos decir que ciertos comportamientos tienen una base genética, o cierta predisposición, pero esto no necesariamente implica que determinados comportamientos se manifiesten siempre u obligatoriamente, sino que también dependerá muchísimo del entorno”, añade.

¿Nuestra personalidad está en nuestros genes?

Es decir, lo que tenemos que entender es que el componente genético es algo que ‘está ahí’ y forma parte de nuestro ADN, pero puede expresarse de una forma u otra dependiendo del contexto y del entorno donde nos eduquemos. La psicóloga nos cuenta algunos casos realmente curiosos: “A lo largo de la historia se han hecho muchísimos estudios con hermanos gemelos y mellizos, a quienes separaron desde bien pequeños para ser criados en entornos diferentes. Como resultado, se evidenciaron todas las diferencias que tenían en la forma de comportarse y es que, aunque se sabe que el ADN no se modifica, son los factores ambientales los que provocan ciertas diferencias epigenéticas”.

Para entender esto, hay que saber que la epigenética son marcas químicas que se añaden al material genético y permiten que tenga una actividad correcta. Un ejemplo sería el de los gemelos monocigóticos que, aún teniendo el mismo ADN, pueden ser diferentes o, incluso, tener enfermedades distintas.

Con todo esto, nos surge la siguiente pregunta, ¿se puede detectar un comportamiento determinado en la infancia y corregirlo en el futuro, aunque este sea genético? “Si hablamos de que el ambiente condiciona la manera en la que se expresan nuestros genes, podemos decir que todo, o casi todo, es susceptible de cambio, ya que no hay un único factor que mande sobre los otros. Podemos potenciar o modificar determinados comportamientos o ciertas actitudes en los niños, siempre y cuando, contemos con las herramientas necesarias para ello. ¡Siempre se está a tiempo de cambio! y más aún cuando ese cambio depende del ambiente familiar, que a su vez, también va a construir ese ambiente personal del niño o la niña”, responde la experta.

Un ejemplo bastante claro podría ser el trastorno de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), el cual, la psicóloga asegura tratarse de “uno de los más diagnosticados últimamente”. “Es un trastorno neurobiológico que repercute en el comportamiento de los niños. Una alteración multicausal, es decir, que está determinado por factores genéticos y hereditarios, y también por los ambientales. Se han hecho investigaciones que demuestran que tiene un alto componente hereditario, pero no es lo único necesario para que se manifieste”, asegura.

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Cómo puedo asentar unas buenas bases conductuales en mis hijos

Según lo que nos ha explicado la psicóloga hasta ahora, las bases conductuales de los niños se irán desarrollando y construyendo a través de su interacción con el entorno, pero, también estarán influenciadas genéticamente. Para poder logar esos principios de buena conducta debemos saber que los niños actuarán en función de sus:

  • Factores genéticos
  • Condiciones ambientales (compartidas y personales)
  • Experiencias vitales
  • Forma en la que procesan toda la Información
  • Todo ello derivará en un resultado: la conducta.

“Si el niño crece en un ambiente que le acompaña con amor y respeto, que le guía, le educa y le contiene de la mejor manera, seguramente desarrolle una personalidad con todas esas características que le han brindado sus cuidadores. Tendrá lo que culturalmente consideramos un buen comportamiento, será mejor aceptado dentro de la sociedad a la que pertenece y tendrá una buena valoración de sí mismo. Pero en este aspecto, nunca debemos olvidar el componente emocional. También es muy importante (o incluso más) dotarles de una buena educación emocional”, asegura la experta.

Por último, cabe destacar que a nivel científico no está todavía del todo cuál es el porcentaje que viene heredado genéticamente de nuestra conducta, de nuestra personalidad o de nuestra inteligencia y cuánto tiene que ver con el ambiente. “Además, los seres humanos tenemos la capacidad de ser conscientes de ciertas características heredadas y podemos cambiar y redirigir nuestro comportamiento de manera voluntaria, para modificar aquello que no nos gusta”, indica la psicóloga.