El nacimiento de un bebé genera un cambio radical en la vida y responsabilidades de los padres. En concreto, la maternidad trae consigo cambios físicos y psicológicos fundamentales, tanto durante el embarazo como después del parto.
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“Uno de los más significativos, y que llama la atención a los expertos, es la alteración del cerebro que sufren las mujeres que han sido madres”, expone María Mavji, psicóloga sanitaria y Head of Operations de TherapyChat.
La experta advierte que incluso antes de que una mujer dé a luz, es decir, durante el embarazo, ya se empieza a modificar la propia estructura de su cerebro. “Se trata de cambios provocados por una avalancha de hormonas que se experimentan durante el embarazo y la lactancia, haciendo que aumente el tamaño de las neuronas en algunas regiones cerebrales y produciendo cambios estructurales en otras”, indica la experta.
En concreto, y técnicamente hablando, nos explica que el cerebro se reduce hasta un 7% en su volumen, la materia gris se incrementa, así como la actividad en las regiones que controlan la empatía, la ansiedad y la interacción social.
Por otro lado, María Mavji apunta que la relación con la pareja suele sufrir grandes cambios tras la llegada del bebé. Estos cambios, tanto para bien como para mal, se producen debido a las exigencias que supone el cuidado de un hijo.
No es de extrañar, por tanto, que después de dar a luz también cambien las prioridades de una madre, ya que en las distintas etapas que vamos experimentando a lo largo de nuestras vidas se priorizan diferentes cuestiones: “El foco principal ahora es tu hijo y no solo tú, de hecho, hay muchas veces que este cambio de prioridades se convierte en olvidarse de una misma por completo. Al final, no dejar tiempo para el autocuidado puede conllevar graves consecuencias a futuro”.
1 de cada 7 madres desarrolla depresión posparto tras dar a luz
María Mavji define la depresión posparto como un conjunto de sentimientos de depresión grave en las madres tras el nacimiento de un hijo. “Se cree que se debe a la adaptación psicológica a la maternidad, a los cambios hormonales y a la fatiga; y a pesar de que aún se trate como un tema algo tabú, es más común de lo que la mayoría sospecha”, explica.
En concreto, alrededor de 1 de cada 7 madres desarrolla este trastorno después de dar a luz; en ocasiones se pueden incluso desarrollar durante el propio embarazo. Aunque por lo general, la depresión posparto suele afectar a las madres en las primeras semanas después del parto, aunque asegura la experta que otras la pueden experimentar meses después, incluso hasta pasado un año.
Factores que pueden provocarla
Algunos de los retos prácticos de la crianza de un recién nacido agudizan los efectos hormonales, y el resultado final puede desembocar en una depresión posparto. Son varios los factores que pueden hacer que una madre sea más propensa a desarrollar esta problemática, entre ellos se encuentran:
- Falta de sueño, fatiga
- El estrés añadido de la crianza de un recién nacido
- Retos añadidos en la relación con la pareja
- Pérdida de flexibilidad/tiempo libre
- Falta de un buen sistema de apoyo
- Falta de tiempo para hacer ejercicio
- Mala alimentación
- Fuerte deseo o presión de ser la “madre perfecta”
- Factores sociales
- Tensiones económicas
- Un parto difícil o traumático
- Un bebé frágil desde el punto de vista médico o que haya pasado por la UCI
- Una experiencia previa de depresión posparto
- Antecedentes familiares de enfermedades mentales
¿Cómo pedir ayuda?
La depresión posparto puede ser aterradora y extremadamente angustiosa, tanto para las madres que la sufren como para sus seres queridos. Pero la buena noticia es que, una vez diagnosticada, suele ser bastante tratable. Se puede abordar con terapia o con una combinación de psicoterapia y medicación. Pero también se han comprobado los beneficios de que las madres se unan a un grupo de apoyo para la depresión posparto.
Para aprender a pedir ayuda y afrontar este trastorno, la psicóloga María Mavji nos ofrece los siguientes consejos:
- Fomentar la comunicación: “Asegurarse de contar con una sólida red de apoyo para ayudar en cosas como el cuidado del bebé y las tareas diarias puede marcar la diferencia para las madres que luchan contra este trastorno. Además, hablar abiertamente de la lucha contra la depresión posparto con otras madres del mismo círculo social puede suponer grandes beneficios. Piénsalo: si hasta una de cada siete mujeres sufre depresión posparto, la probabilidad de que conozcas a mujeres que han pasado por ella es increíblemente alta”.
- Prestar atención al autocuidado de la mujer: “Tiene que haber un equilibrio entre el cuidado de los hijos y el cuidado de uno mismo. Es fundamental hacerlo para estar disponible emocionalmente para los hijos. Puede que te lleve tiempo integrar el autocuidado en tu rutina, pero una vez que lo hagas, te resultará más natural. Recuerda, no solo eres una madre, sino un ser humano que necesita cuidados. Además, obtener servicios de autocuidado puede significar muchas cosas. Puede significar ir a terapia. Puede que obtengas servicios de autocuidado yendo a yoga o saliendo a cenar. Puede que te sientas culpable porque cuidarte a ti misma es un descanso de estar con tus hijos, y tú quieres estar ahí para criarlos. Pero hacer pequeños descansos no tendrá un impacto negativo en tus hijos y el autocuidado es uno de los pilares fundamentales para que los seres humanos estemos mejor con nosotros mismos”.
- Conversaciones introspectivas: es importante que mantengamos una comunicación que invite a la mujer a mirar dentro de sí misma y recoger los pensamientos que tiene sobre la maternidad, miedos, dificultades, dudas o emociones que esta nueva etapa le está trayendo.
- No eres exclusivamente una madre: “Hacer que sea una prioridad pasar tiempo con amigos y familiares. Aunque no sea posible hacer todas las cosas que se hacían antes de que naciera el bebé, reunirse con otras personas en un entorno social es saludable”.