Uno de cada cuatro bebés padece caries de primera infancia severa. Es un porcentaje muy alto, que ha aumentado sustancialmente en la última década. Así lo corrobora un estudio realizado por el Servicio de Odontobebé del Hospital HM Nens en el que han participado más de 300 niños entre 0 y 3 años.
Los profesionales están atendiendo más consultas por este motivo, por lo que desde esta unidad han querido verificar la incidencia del problema. “A lo largo de los últimos 10 años, los casos de pequeños que llegan a la consulta de Odontopediatría con caries han ido aumentando progresivamente, pero necesitábamos certificarlo. Por eso decidimos poner en marcha este análisis, que ha corroborado nuestras sensaciones”, comenta la odontopediatra Ruth Mayné, responsable del Servicio de Odontobebé de HM Nens, en Barcelona.
Los factores de riesgo para la caries severa de primera infancia
Los especialistas del Hospital HM Nens destacan tres factores principales como causantes del incremento de caries severa de primera infancia. Son los siguientes:
- Exceso de azúcar en la alimentación infantil.
- Poco o nulo aporte de flúor (hay alimentos con flúor, pero es necesario que el dentífrico cuente con la cantidad recomendada para población infantil).
- Comidas a lo largo de la jornada tras las que no hay un cepillado de dientes. “Picar entre horas conlleva que se acumulen restos de alimento entre los dientes al no poder cepillarlos despues de cada comida”, alerta.
La especialista entiende que, además del papel de la familia para evitar la caries, hay una responsabilidad general por parte de las autoridades: “Nosotros podemos educar en salud, pero tiene que mejorarse la gestión del azúcar en la alimentación infantil”. En este sentido, apunta que “resulta imprescindible contar con el apoyo de la industria y los gobiernos”.
Muchos productos contienen un exceso de azúcar, incluso aquellos que son específicos para bebés o niños, en una tendencia “que se ha ido imponiendo en la sociedad en la última década y que no beneficia a la salud bucodental de los pequeños”, tal como subraya Ruth Mayné.
El problema de la falta de flúor
“El flúor es el elemento natural que mejor controla la caries y, actualmente en el mercado, no todas las pastas dentales infantiles aportan el flúor necesario, por lo que encontramos niños con un nivel subóptimo de este elemento”, advierte la odontopediatra.
En cuanto sale el primer diente del bebé necesita que se le lave la boca con cepillo y pasta. Pero ¿cómo elegir la más adecuada? Hay que fijarse en la cantidad de flúor que contengan (más que en la leyenda que indique los años del niño). Así:
- Los menores de seis años necesitan dentífrico con 1000 ppm (partículas por millón) de flúor. No es necesario echar mucha pasta. Para los bebés menores de tres años basta con una cantidad equivalente a un grano de arroz, y entre tres y seis años, el doble.
- Los mayores de seis años necesitan una pasta donde la cantidad de flúor sea de 1450 ppm.
Las cantidades se pueden comprobar en la composición del dentífrico y es muy importante adecuarlas a la edad del pequeño para evitar este tipo de problemas como la caries severa a temprana edad.
Otros problemas dentales en bebés
Además de la muy frecuente caries severa infantil hay otros problemas que afectan a los dientes de los niños. Los más habituales son los traumatismos dentales y las maloclusiones, aunque ninguno de los dos iguala la incidencia de la primera.
“La maloclusión tiene un componente genético importante, por lo que es muy probable que, si los padres la padecen o la han padecido, los niños también lo hagan”, descubre la experta del Hospital HM Nens.
Los especialistas tratan a menudo también con trastornos de la erupción dental (tanto en número como en forma de los dientes), alteraciones del frenillo que pueden influir negativamente en la lactancia materna, infecciones herpéticas, aftas...
Para evitar estos problemas, se apuesta por la prevención. Así, Ruth Mayné señala la importancia de que “los pediatras deriven a los pequeños al especialista antes de que aparezcan los primeros dientes y que lo hagan por prevención y no por patología”.
En su opinión, adelantarse a estos problemas es la mejor forma de garantizar una buena salud bucodental del niño en el presente y también en el futuro como adulto.