El número de niños interesados en la lectura ha caído en picado en los últimos años. Hablamos de alumnos con escaso vocabulario, desmotivados, que se aburren en clase y prestan poca atención.
Las cifras son preocupantes: “El 40% de los niños están interesados en la lectura, frente a un 60% que se sienten desmotivados y sin ganas por fomentar este hábito”, enuncia Vidina García Santana, pedagoga y directora del centro CM Estrella de Santa Cruz de Tenerife (@centromultidisciplinarestrella).
“Resulta bastante llamativo que a partir de los 14 años ese porcentaje decae todavía más”, añade la experta. En concreto, el último informe publicado por ‘Jóvenes y lectura 2022’ concluye que la mayoría de los adolescentes consideran que leer les aísla de la sociedad. El motivo, explica, se debe, en parte, a que a desde los centros educativos les obligan a leer novelas antiguas que no despiertan ningún tipo de interés en ellos.
Pero no todo iban a ser malas noticias. “También es cierto que existe otro gran porcentaje que sostiene que leer les relaja y les ayuda a evadirse del estrés. Sobre este tipo de perfil, estoy segura que el hábito de la lectura lo han ido adquiriendo a lo largo de los años con todas las pautas recomendadas que a continuación presentamos”.
¿Cómo lo evitamos, teniendo en cuenta que los niños cada vez tienen más distracciones? ¿Y cómo fomentar ese hábito lector sin que se genere un efecto contraproducente?
“Fomentar el hábito lector en nuestros hijos estimula y ayuda a mejorar el desarrollo del lenguaje oral, favorece el desarrollo de la inteligencia emocional y cognitiva, mejora el desarrollo de la expresión oral, ayuda al desarrollo de la creatividad, de la imaginación, mejora la concentración y fomenta el interés por conocer”, expone la pedagoga.
Los errores más comunes con los que nos encontramos al intentar fomentar la lectura en los más pequeños son:
- Intentar utilizar el hábito lector como un premio o castigo: “Si lo que queremos es conseguir un hábito lector en nuestros hijos debemos comenzar desde que son bebés leyéndoles cuentos de tal forma que ellos se acostumbren y vayan adquiriendo ese hábito. De esta forma lograremos que conforme ellos se vayan desarrollando sean capaces de hacerlo de forma automatizada”.
- No ofrecer compañía: “Se recomienda que los padres dediquen al menos 15 minutos a la lectura con sus hijos antes de acostarse”. Por ello, asegura que debemos fomentar la lectura por placer creando cierta intriga e incertidumbre por lo que ocurrirá a lo largo de los primeros capítulos... Ese entusiasmo que despierte en ellos las ganas por conocer lo que pretende transmitirnos ese libro. “De esta manera, podríamos pasar de una lectura por obligación a una lectura más enriquecedora y placentera”, añade.
- No ofrecer nuevas lecturas: Para que entiendan la lectura como un juego en el que explorar por sí solos y darse cuenta que los libros no sólo están exclusivamente relacionados con el mundo académico, es importante leer en espacios creativos. “Así, contribuiremos a que ellos puedan llevar a cabo ese proceso lector en lugares que fomenten su imaginación”.
- Priorizar el fin en lugar del proceso: Es decir, obsesionarnos por que nuestros hijos lean olvidándonos de que es un proceso de aprendizaje que requiere su tiempo. “Esto es un error gravísimo, nunca debemos imponer la lectura ya que ellos lo que van a sentir en todo momento es un rechazo”. En este sentido, detalla que podemos fomentar la lectura gradualmente, comenzando por pequeños relatos hasta que ellos adquieran el hábito de lectura... Y, posteriormente, dar paso a la lectura de los libros más extensos.
Lecturas obligatorias, ¿cómo las afrontamos?
En Educación Primaria no hay lecturas obligatorias establecidas, sino que cada profesor elige una serie de libros de las editoriales que se adaptan a sus preferencias. En este sentido, la pedagoga avala que éstas deberían estar enfocadas no sólo al contenido de la materia, sino a las preferencias del alumnado, ya que de esta forma podremos lograr que se sientan más atraídos por ella.
“En el caso de las lecturas obligatorias, si se diera la situación, como padres podríamos intentar despertar su interés por la historia que relata el libro... Incluso se podría realizar una presentación más visual de los contenidos para que llamasen su atención”, confiesa García Santana.