Quizás ya estés planeando tus vacaciones estivales en familia, o incluso, ya tengas reservado tu destino para este verano… Qué ganas de desconectar, ¿verdad? Sea cual sea el estado en el que te encuentres puede que uno de los problemas que se te presenten a la hora de decidir qué lugar visitar sea realizar el viaje con niños. Y, ¡no!, no nos referimos a viajar con los peques como tal, sino a tener que hacer un viaje largo de carretera, coger un avión, un barco o un tren y pensar que se van a marear durante todo el trayecto (si es que ya les ha pasado anteriormente) o que pueda sucederles por primera vez.
“A menudo el mareo por viaje, o cinetosis, produce malestar estomacal, sudor frío, fatiga, pérdida del apetito o incluso vómitos en los más pequeños, siendo los menores de 12 años los más vulnerables. Por ejemplo, en los viajes en coche, cuando el niño va sentado en la sillita del asiento trasero y le intentamos mantener entretenido con un libro o una pantalla, lo que estamos provocando es que su cerebro mande señales confusas al detectar que su cuerpo está parado y que todo lo demás está en movimiento”, nos comenta María Sánchez, E-Health Manager de Cigna España.
Por lo que lo mejor es olvidarnos de la tablet, del móvil y de los libros mientras que el niño se maree ya que no favorecerán para nada su recuperación.
¿Podemos prevenir el mareo?
Puede que el mareo sea una de las sensaciones más desagradables que se sufren y es que, en cuestión de segundos, se pasa de estar completamente bien y estable a tener nauseas y hasta vómitos, malestar general, imposibilidad de movimiento... Una experiencia que nos preguntamos, ¿podemos intentar evitarla de alguna manera en nuestros hijos?
“Lamentablemente cuando detectamos que se están mareando, es algo que ocurre tan rápido que no nos da tiempo a reaccionar. En este caso, las medidas de prevención son el mejor aliado. Elegir el asiento adecuado en los respectivos medios de transporte, por ejemplo, suele ayudar: por ejemplo, situarse cerca de las alas del avión, no ir en el sentido contrario de la marcha en el tren o situarse en la cubierta del barco”, recomienda la experta en salud. “También suele funcionar evitar que el niño coma demasiado (sin ir con el estómago vacío), asegurar una correcta hidratación o aprovechar a viajar en las horas de sueño del pequeño, puesto que dormidos no se marean”, afirma.
Qué hacer si mi hijo se marea
Estamos acostumbrados a asociar el mareo de los niños a los viajes en coche, pero lo cierto es que, es más habitual, pero no es el único transporte en el que pueden marearse ya que el avión, el tren y, sobre todo, el barco son también lugares muy propicios a que esto les suceda. Nuestro objetivo debe ser estar prevenidos e intentar evitarles pasar ese mal trago. ¿Cómo? La experta nos da las siguientes indicaciones:
- ¿Qué hacer en el coche? “Si viajamos en coche y detectamos que nuestro pequeño se marea, lo mejor es bajar las ventanillas para que entre un poco de aire, o parar para que camine un poco y su cuerpo se vuelva a acostumbrar al movimiento.
- ¿Qué hacer en un barco? “En un barco, lo mejor es ir hacia el centro de la cubierta, que es donde se nota menos el movimiento y mirar hacia un punto fijo en el horizonte”.
- ¿Qué hacer en un avión? “Si, en cambio, optamos por viajar en avión, donde además tenemos los problemas de presión en los oídos, lo mejor ante el menor síntoma de mareo de los más pequeños es dar un paseo por los pasillos para facilitar la circulación de la sangre y acudir al baño para refrescarle la frente y la nuca”.
Otras recomendaciones también debes tener en cuenta y pueden servirte de gran ayuda son desde tumbarle en el suelo y levantarle las piernas durante unos minutos a sentarse con la cabeza entre las rodillas. Si ya le ha pasado en anteriores ocasiones, puede que el pequeño esté predispuesto o sugestionado a que le vaya a suceder de nuevo, por lo que hay que intentar distraerle, por ejemplo: viendo el paisaje por las ventanillas o jugando a algún juego que le entretenga, como puede ser el ‘veo, veo’, diciengo trabalenguas, ponerle música que le guste… Y por último, puede que no sea un método infalible, pero sí puede ayudarle, chupar algún caramelo o mascar chicle, eso sí, tienen que tener como mínimo 4 años de edad.
Por último, la experta nos advierte que si los síntomas empeoran o el niño no se recupera “lo mejor es acudir a cualquier centro médico según lleguemos a nuestro destino. Precisamente por este motivo, en Cigna, nos preocupamos por dar la mejor asistencia médica en viajes al extranjero a nuestros clientes, ofreciendo un servicio que funcione para casos de urgencia o enfermedad durante el viaje”.