Hoy en día, cada vez más mamás se informan y buscan asesoramiento actualizado en la introducción de los nuevos alimentos.
Que el bebé pase de la leche materna o de fórmula a los alimentos sólidos puede producir cierto miedo. Además, uno de los mayores miedos de los padres es el riesgo de atragantamiento. Pero, ¿puede darse incluso con agua? La respuesta es sí.
Como ya sabemos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que se empiece a beber agua a partir de los 6 meses de vida del bebé término (nace entre la semana 37 y 42 de gestación) y de edad corregida en el bebé prematuro.
“Además, se recomienda que el bebé sea capaz de sentarse por sí solo, tener suficiente coordinación como para llevar con sus manos un objeto hacia la boca, interés por la comida del adulto y no tener el reflejo de extrusión (es decir, expulsar los alimentos fuera de la boca con la lengua)”, apunta Mili Matarazzo (https://milimatarazzo.com/), Doctora en Medicina y Logopeda Neonatal.
En ocasiones, afirma que sucede que el bebé ya cumple estos requisitos y, sin embargo, cuando la familia ofrece un vaso de agua, o quizás en biberón o con cuchara, el bebé tose e, incluso, se atraganta.
¿Por qué se atraganta?
Según la doctora, esto ocurre porque sus habilidades para gestionar el líquido, en concreto el agua (que es el menos viscoso), aún no son suficientes como para hacer una deglución (un tragado) segura coordinando con las vías respiratorias.
“Para entenderlo mejor, tragar implica cerrar por arriba (velo del paladar) para que no salga nada por la nariz y cerrar por abajo (epiglotis cierra laringe-cuerdas-pulmones) para que no entre nada al sistema respiratorio”, sostiene.
“El agua es muy poco viscosa y “resbala” rápido y facilísimo por la boca y garganta. Por tanto, si el bebé aún es inmaduro en sus habilidades (tiene que automatizar más y mejor todos los movimientos y cierres - como cuando aprendes a conducir) entonces el agua “hace trampa” y se adelanta a que él cierre todas las puertas y entonces se atragante”, añade la experta en Medicina y Logopeda Neonatal.
Cuándo acudir a un logopeda
En cualquier caso, los atragantamientos de los bebés tanto con leche como con agua no son frecuentes. Y, cuando así sea, necesitarán una valoración.
La experta recomienda a las familias acudir a un logopeda especializado cuando esto ocurra: “Los patrones de deglución no maduran por igual en todos los bebés y muchas veces es necesario individualizar el modelo de alimentación con nuevas texturas según las habilidades orales individuales de cada bebé”.
En concreto, el logopeda se ocupa del diagnóstico y el tratamiento de los trastornos que tienen que ver con el habla del niño, el lenguaje (incluyendo la voz y la audición) o las funciones orales asociadas, como respiración, deglución y masticación.
Mili Matarazzo también recuerda a las familias que, hasta los 12 meses, la alimentación con nuevos alimentos es complementaria. Por otro lado, la leche, ya sea materna o de fórmula, sigue siendo el principal alimento tanto para nutrir al bebé como para hidratarlo.
Si se atragantan, normalmente empiezan a toser para provocar la salida de la leche al exterior, resolviendo la situación por sí mismos.
“La tos es un reflejo de seguridad tanto en bebés como en adultos. Que tosan nos da cierta tranquilidad porque nos muestra que este bebé tiene capacidad de proteger su vía aérea (sus pulmones) cuando un líquido o cualquier alimento entra hacia la laringe y cuerdas vocales (cuando dicen ‘se te fue para el otro lado’)”, señala la experta.
Esto, advierte, no significa que un bebé que presenta tos habitualmente durante su alimentación no esté aspirando: “Para ello existen pruebas objetivas como la videofluoroscopia en la que se puede ver si entra o no líquido a la laringe y por tanto sistema respiratorio”. Además, un bebé con aspiraciones continuas puede desarrollar infecciones pulmonares.
¿Cómo actuar ante un atragantamiento?
En caso de atragantamiento, la logopeda neonatal argumenta que, en menores de 1 año, se coloca al bebé boca abajo con la cabeza más baja que el cuerpo, y se golpea 5 veces con la mano en la parte superior de la espalda seguido de 5 compresiones torácicas.
Si el niño es mayor de 1 año, tras los 5 golpes en la espalda, se le coloca boca arriba y se presiona 5 veces el abdomen en dirección ascendente. Estas maniobras se repiten hasta la expulsión del cuerpo extraño. Aunque parezca que se ha solucionado el episodio, conviene acudir a un experto para que lo revise.