El teratoma es un tumor que, en general, se desarrolla de manera asintomática y es diagnosticado de manera accidental mediante una exploración rutinaria en la consulta del ginecólogo. Sin embargo, cuando se descubren pueden ser de gran tamaño precisamente porque la mujer, en la gran mayoría de los casos, no nota dolor alguno.
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En concreto, se calcula que alrededor de un 80% de los teratomas son benignos y su extracción suele ser relativamente sencilla. Sin embargo, en otras ocasiones, y aunque el tumor sea benigno, el tamaño considerable puede provocar que se pierda el ovario que se ve afectado por el tumor. Por tanto, aquí surge la eterna duda para muchas de las pacientes que así lo experimentan: ¿afecta, por tanto, a mi fertilidad?
El teratoma, un tumor ovárico que suele ser benigno
“El teratoma es un tumor ovárico derivado de células embrionarias que aparece en la mujer y está formado por tejidos o componentes de órganos que provienen de las capas germinales del embrión. Éstas son el endodermo, el mesodermo y el ectodermo. Por eso, es posible que el teratoma contenga sebo, dientes, pelos, huesos, cartílagos y todo este tipo de sustancias”, expone Miriam Al Adib Mendiri, ginecóloga, escritora y divulgadora, fundadora de Clínicas MiriamGine (www.miriamginecologia.com).
La experta explica que, normalmente, este tumor suele ser maduro o benigno y, en un porcentaje muy reducido, en torno al 3%, son malignos o inmaduros. En concreto, este tipo de tumor se diagnostica en niñas menores de 18 años y su tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica del ovario.
¿Cómo se diagnostica y cuál es su tratamiento?
El teratoma benigno, el más común, se suele presentar en mujeres en edad fértil (con más frecuencia en menores de 45 años) y también se conoce con el nombre de ‘quiste dermoide’. En concreto, y según apunta la ginecóloga, representa el 10-20% de los casos de neoplasia en el ovario.
La doctora explica que este tumor benigno lo solemos diagnosticar por medio de una ecografía rutinaria: “Los teratomas benignos suelen cursar de manera asintomática y, en ocasiones, pueden adquirir un tamaño bastante grande. No suele dar problemas, salvo que sean de un gran tamaño y generen torsiones en el ovario, generando un cuadro complicado”.
El tratamiento es quirúrgico: “Se suelen extirpar mediante laparoscopia, que es la técnica menos invasiva. Sin embargo, en algunos casos se puede utilizar también la laparotomía (cirugía a través del abdomen)”. En el caso de que el teratoma sea maligno, la cirugía debe ir acompañada de quimioterapia.
¿Afecta a la fertilidad?
En el caso de los tumores benignos, que son de crecimiento lento, miden entre 5 y 15 cm, aunque pueden llegar a medir hasta 45 cm. La consecuencia es que, muchas veces, terminan comiéndose al ovario.
Como la mayoría de las pacientes están aún en edad fértil, la experta indica que es imprescindible que, en las intervenciones, se evite dejar secuelas que puedan producir problemas de fertilidad, como las adherencias pélvicas.
“No tiene porqué afectar a la fertilidad ya que hay existe ovario que realiza su función. Pero, si quitamos un ovario o si el teratoma ocupa mucho tejido del mismo, va a afectar a la reserva ovárica”, afirma Miriam Al Adib Mendiri.
“Existen muchas mujeres que tienen un solo ovario y se embarazan y no pasa nada... aunque puede contribuir o ser un factor más que provoque que existan dificultades para el embarazo. Es decir, influye pero no es determinante. En concreto, a más tejido ovárico, más baja puede ser la reserva ovárica”, añade.
Por eso, muchos ginecólogos recomiendan hacer un test de reserva ovárica tras la intervención, ya que así la mujer podrá salir de dudas y ver cómo está funcionando el ovario restante.
“En casos más complicados, donde puede ser necesaria la extirpación de los ovarios (ooforectomía), el especialista puede considera la opción de extraer solo parte del ovario para mantener la función ovárica de la mujer”, afirma, por otro lado, la doctora Amanda Olinda Sinchitullo Rosales, ginecóloga en la clínica FIVMadrid de Valladolid (@fivmadrid).
Por último, añade que cuando es necesario extirpar ambos ovarios, la mujer puede seguir manteniendo su útero para poder tener hijos en un futuro a través de la ovodonación.
Además, otras mujeres toman la decisión de congelar sus óvulos cuando se encuentran en un proceso neoplásico que pueda requerir quimioterapia.