Con el babeo, el niño expulsa involuntariamente tanto saliva como otra serie de secreciones orales que hay en su boca. En determinadas circunstancias, como cuando hay alimento, la producción de saliva aumenta y, con ello, el babeo.
Le hemos preguntado al Dr. Jorge Cabellos Gavidia, pediatra en Málaga y miembro de Top Doctors, por las funciones del babeo y cuándo puede indicar algún problema.
¿Qué funciones tiene la saliva?
El cuerpo humano fabrica saliva constantemente. Se encargan de ello unas glándulas (la más importante es la parótida) que están próximas a la boca, tal como explica el experto. Hay situaciones en que la producción de saliva se incrementa, esto sucede, por ejemplo, ante la presencia de alimento.
Pero ¿cuál es la función principal de la saliva? “Sirve para facilitar la masticación y el paso de los alimentos por el tracto digestivo alto”, comenta. Esto evita que pasen a la vía aérea, lo que podría ser muy peligroso. Se trata de movimientos muy coordinados. “El responsable de orquestar esta función es el sistema nervioso, y lo hace de forma involuntaria”, destaca.
El babeo en los más pequeños
Hacia los cinco o seis meses de edad, la salivación aumenta a su máxima capacidad. Se ve entonces un incremento del babeo, que ya sabemos que el niño no controla. “El babeo ocurre debido a la capacidad limitada del bebé para tragar, la falta de dientes frontales que sirven como dique y la adaptación de la boca del bebé en la posición de apertura”, detalla el pediatra. Es, pues, producto de un desarrollo normal, una señal de que al bebé aún le faltan aspectos que no están perfeccionados y que sí lo estarán con el tiempo.
Hacia los dos años, la función motora oral se ha perfeccionado tanto que permite que el niño deje de babear, aunque hay algunos que tardan más en tener esta madurez fisiológica.
Cuando el babeo se extiende en el tiempo
Cuando el babeo se prolonga más allá de los dos años no revela categóricamente que hay un problema, ya que por sí solo no indica nada, pero sí puede hacer sospechar de algunas alteraciones. Por ejemplo, como indica el Dr. Jorge Cabellos, puede ser indicativo de:
- Disfunciones en la deglución.
- Exceso en la producción de saliva.
- Deformidades de la boca.
En todo caso, hay que tener en cuenta tanto los antecedentes como la historia clínica del pequeño y consultar al pediatra siempre que haya duda.
En niños que son mayores y siguen babeando de forma significativa, esta circunstancia podría ser sintomática de otras más complejas. Así las enumera el experto de Top Doctors:
- Trastornos musculares.
- Trastornos del sistema nervioso.
- Retraso en la erupción de dientes.
- Lesiones en la boca (ante un aumento puntual del babeo).
- Lesiones en la faringe (si el incremento de babas es temporal).
- Lesiones en el esófago.
- Enfermedad por reflujo gastroesofágico.
- Envenenamiento con mercurio, selenio y compuestos organofosforados (mucho más infrecuente).
Cuidar la piel ante el babeo excesivo
La piel del bebé es más delicada en los primeros meses y el babeo constante puede llevar a irritaciones, especialmente en la zona próxima a la boca. Sucede así porque “el contenido de la secreción salival es una mezcla de compuestos orgánicos, algunos de ellos enzimáticos, y tiene un nivel de alcalinidad alto”, subraya el pediatra.
Al entrar en contacto con la piel se produce una inflamación tópica leve y superficial. Esa irritación será distinta, dependiendo de cada niño, pero, como norma general, las recomendaciones son mantener la zona limpia y seca.
La mejor manera de hacerlo es utilizar un paño seco sin frotar para retirar las babas de la piel. Se puede llevar a cabo dando pequeños toquecitos sobre esta, hasta que el exceso de humedad desaparezca.
Es recomendable que la piel esté seca porque la humedad favorece un proceso de maceración, de modo que en los pliegues de la piel (especialmente del cuello), pueden proliferar bacterias y hongos. El riesgo de estos es que provoquen una infección cutánea, que necesitaría un tratamiento de otro tipo.
Si la irritación es considerable, “la administración de talco líquido o cremas con acción secante que contengan zinc, ha demostrado buenos resultados en cuanto a dermatitis por sialorrea”, destaca el Dr. Jorge Cabellos Gavidia.