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Una de las cosas que más preocupa a la familia, una vez obtiene el diagnóstico de autismo de su hijo, es cómo y cuándo empezar a acompañarlo, especialmente cuando esto sucede en la primera infancia.
Tal y como aseguran los expertos, la atención e intervención en los primeros años de vida es crucial ya que, cuanto antes empiecen, mayores oportunidades y experiencias para adaptarnos a su forma de aprendizaje.
Por eso, la búsqueda y espera de profesionales que les acompañen en estos primeros momentos hace que, en muchas ocasiones, las familias estén confusas y sientan que se pierde un tiempo maravilloso para empezar cuanto antes a acompañar a su hijo.
Sandra Vidal Martínez (@upalah.espacio), logopeda y fundadora de Upalah, Espacio vivo (https://upalah.com), asevera que, en cierta manera, así es: “Esa sensación puede estar despierta desde mucho antes de recibir el diagnóstico, ya que hay signos observables durante el primer año de vida que se hacen más evidentes en torno a los 18 meses”.
La necesidad de intervención logopédica
“Aunque actualmente existe una mejor detención del autismo durante la primera infancia, por el contrario, notamos poco acompañamiento de cara a entender la situación en que se encuentra la familia por parte de los centros. Su cuidado requiere de mucha sensibilidad, comprensión y acompañamiento materno y familiar . Ahí es cuando entra nuestra figura”, apunta Vidal Martínez.
“En relación a los estímulos del pequeño y a cómo se presenta el mundo ante sus sentidos, la logopedia les ayuda a facilitar la interacción y la comunicación en la familia principalmente y a descubrir, conocer y comprender las particularidades de expresión y comprensión que cada niño con autismo desarrolla de forma única”, informa la logopeda.
La logopedia brinda a las personas con TEA la posibilidad de comunicarse
Otras señales tempranas que las familias comparten son la sensibilidad ante cambios de rutinas y otras señales sobre cómo se manifiestan o expresan: diferencias en el llanto, movimientos de todo su cuerpo, y lo que más suelen sentir las mamás: la mirada y posteriormente su voz y lenguaje, factores esenciales de la comunicación.
“El lenguaje es uno de los hitos más esperados en la infancia , más aún cuando de neurodiversidad y autismo se habla”, afirma la experta. Sin embargo, si no aparece, o no resulta como se esperaba, se inicia el camino de descubrir cómo se está comunicando el niño y de apoyar su comunicación, ampliándola.
En concreto, el logopeda se encarga de evaluar, diagnosticar e intervenir en el habla, el lenguaje y todas las dificultades orales; además de supervisar su evaluación. En este sentido, la terapia logopédica pondrá el foco en facilitar el intercambio de ideas y aprendizajes, motivar la intención comunicativa, mejorar la expresión y la comprensión de las situaciones, aprender a gestionar la información, ampliar vocabulario...
“Es gracias a sistemas aumentativos de la comunicación que puede resultar más sencillo aproximar la comprensión de sus expresiones. Aumentar la comunicación además es algo que hacemos todos de forma habitual. Por ejemplo, gracias a los emoticonos nos apoyamos en compartir emociones o en intensificar nuestro mensaje. Los emojis y los GIF son claros ejemplos de que los modelos alternativos de la comunicación están presentes y amplifican lo que deseamos comunicar”, expone. “La logopedia implica generar las bases desde el vínculo y la conexión con el niño para así provocar que se sienta más cómodo”, concluye la experta.
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Vidal Martínez asegura que comunicarse es un derecho y aprender a hacerlo requiere de nuestra sensibilidad, de dotar de significados, mirada, gestos, sonidos o suspiros para ir acercándonos mutuamente a lo que supone el lenguaje: “Dedicar momentos del día a disfrutar con placer de actividades o juegos o aquello que os despierte la sonrisa a ambos ya son grandes actividades de comunicación y lenguaje. Para comprobar su evolución, puedes probar a llevar un diario o registro para conocer el recorrido de todos esos momentos”.
A las familias que aún no conozcan la condición de autismo, la experta les recomienda que no teman en repetir actividades, canciones o juegos; tampoco a las manifestaciones como ecolalias (definida como la repetición, por parte del sujeto, de palabras o frases que ha escuchado con anterioridad) o estereotipias (movimientos, posturas o voces repetitivos o ritualizados aparentemente sin un fin determinado), porque todas ellas forman parte de su expresión. “En ocasiones, le servirá para descargar tensiones o emociones difíciles de integrar, en otras son formas que se ponen al servicio de su expresión verbal mostrando aspectos esenciales de la emoción y precisión en comunicar, de forma auténtica y diversa”.
En definitiva, nos recuerda que el autismo es una condición neurodiversa, donde diagnóstico no es equiparable a pronóstico: “Es el inicio de un camino diferente, lleno de experiencias y una gran oportunidad de conocer al detalle los particulares pasos que da el niño y vosotros, como familia al completo”.
