madre preocupada con su hijo en brazos© AdobeStock

Maternidad

Si te invade con frecuencia cierto sentimiento de culpa, toma nota de cómo debes gestionarlo

El sentimiento de culpa a veces es inherente a los padres. ‘¿Lo estaré haciendo bien?’, ‘¿cómo le voy a dejar solo?’, ‘Hoy me necesita’... ¡Basta de autoexigirte tanto! Estos consejos te ayudarán a saber cómo gestionar la culpabilidad en la paternidad.


17 de mayo de 2022 - 18:41 CEST

Ser padre no es tarea fácil. Las inseguridades, dudas, incertidumbres y cientos de preguntas que surgen continuamente sobre si lo estarás haciendo bien con su educación, su desarrollo personal, su futuro profesional… son una constante en todas las familias. La paternidad ocupa tanto tiempo de nuestras preocupaciones, sobre todo, cuando son pequeños, que, en ocasiones, nos olvidamos hasta de vivir nuestra propia vida.

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Pero, cuando, por fin, decidimos hacer planes como quedar con amigos, pasar un día de compras, darnos un masaje… o cualquier otra actividad que hacías antes de ser padre sin darle casi importancia, ahora quizás te haga sentir culpable.

La psicóloga Lucía Feito Crespo, graduada en Psicología y especializada en Psicóloga General Sanitaria y Terapia familiar y de pareja Sistémica de Instituto Psicológico Cláritas (www.institutoclaritas.com) nos lo explica muy bien: “Ser padre o madre supone uno de los retos más importantes que vayamos a emprender en nuestra vida, y esto nos despierta una vorágine emocional, en ocasiones, muy difícil de gestionar. Nos lleva a vivir situaciones en las que nos sentimos tremendamente inseguros y el discurso que nos repetimos es que, de no hacerlo bien, incluso perfecto, las consecuencias serán catastróficas, y podríamos ‘dañar’ a una de las cosas más importantes en nuestra vida, nuestros hijos. Es por ello, que la hiperexigencia con la que muchos de nosotros percibimos la paternidad y maternidad es desmesurada. En especial, las mujeres, tenemos mucho miedo a no dar la talla, a no llegar a todo, a hacerlo todo perfecto, no nos permitimos el error, y esto nos lleva a fijarnos unas expectativas y unas metas que son casi imposibles de conseguir, lo cual hace que día tras día nos sintamos culpables por no llegar, y dañamos así nuestra autoestima y autoconcepto, no sintiéndonos válidas”.

La solución: integrar nuestro rol como padres en nuestra vida

Este sería el quid de la cuestión, saber integrar nuestro rol como padres y adaptar nuestra ‘nueva vida’ a las exigencias que conlleva el cuidado de un bebé, y después, de un niño durante su primera infancia.

“Uno de los ejemplos que más a menudo vemos en consulta con muchas mamás es esa exigencia que se ponen en compatibilizar su rol de ser madres con las de recuperar su aspecto físico, no renunciar a su vida de pareja, mantener el mismo ritmo laboral, continuar con su vida social, etc. Esto conlleva un estrés continuo, en el que vamos corriendo de un lado a otro, sin disfrutar de lo que estamos haciendo en cada momento, no permitirnos nuestra propia vulnerabilidad y poner ciertos límites y, como consecuencia, se experimentan sentimientos como la culpa, tristeza o frustración de manera continua. Esto finaliza con el mensaje de ‘no valgo’ y desencadenando trastorno de ansiedad y depresión”, nos cuenta la experta.

La culpabilidad es algo que se manifiesta en nuestra vida en forma de preocupaciones, desasosiego, inquietud o sentimientos negativos que lejos de ayudarnos en nuestro día a día y en la relación con nuestros hijos, nos aleja de la felicidad y la armonía familiar. Por sentirnos culpables no vamos a ser mejores padres o madres sino, más bien, seremos unos padres o madres más infelices, algo que transmitiremos de forma directa a nuestros hijos y en general, a la familia.

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¿Cómo podemos evitar ese sentimiento de culpa? “El primer paso es poder permitirnos nuestra vulnerabilidad, liberarnos de toda esa autoexigencia de la que venimos cargados día a día y reajustarnos a la situación que nos está tocando vivir. Tenemos que asumir que la tarea de conciliar la vida familiar con la que teníamos antes de ser padres es algo muy complicado y, en ocasiones, no hay tiempo para todo, por lo que nos va a tocar renunciar a cosas o no hacerlo del modo en el que nos lo estamos exigiendo y debemos rebajar expectativas”, recomienda la psicóloga. Para ello, es importante que “identifiques tu culpa y la aceptes en vez de intentar huir de este sentimiento y, una vez hecho eso, no creernos todo lo que nos dice esa vocecilla interna de la culpa. Tenemos derecho a equivocarnos, tenemos derecho a no poder llegar a todo y tenemos derecho a pedir que nos ayuden”, sostiene la experta.

Para conseguir este propósito debemos comenzar a apartar y deshacernos de esos pensamientos negativos, aceptar nuestros errores y vulnerabilidad, y olvidarnos de las comparaciones y el perfeccionismo.

Consejos para aquellos padres que sienten culpa frecuentemente

La psicóloga familiar nos da una serie de consejos para saber sobrellevar ese sentimiento de culpa tan presente en muchos padres de hoy en día.

  • Establece bien tus prioridades: esto quiere decir que a veces ‘lo urgente no es lo importante’. “Yo siempre le digo a mis pacientes que se graben esta frase a fuego, porque es la causante de gran parte de nuestros malestares. Cuando no tenemos claro nuestras prioridades y no actuamos en coherencia con nuestros valores, vamos atiendo demandas según nos llegan, de tal manera que, funcionamos en una cuenta atrás. Organizarnos con coherencia y consonancia con nuestros valores, con lo que somos y queremos ser y teniendo el rumbo de nuestras prioridades para no dejarnos arrastrar por el oleaje”, advierte la psicóloga.
  • Dedicar mucho tiempo a una tarea no quiere decir nada: “Es importante que, cuando estemos, estemos. Estemos con atención, pudiendo conectarnos con nosotras mismas, disfrutando de los momentos que pasamos con nuestros hijos/as y prestándoles atención e intercambiando momentos de calidad. De nada sirve invertir muchísimo tiempo si realmente estamos contestando emails del trabajo, atendiendo llamadas o haciendo la comida mientras pongo la lavadora. Destínale a tu hijo/a tiempo, el que puedas, pero que sienta que papá o mamá está solo para él. Y no hay nada más importante“, argumenta.
  • Es importante recordar que ¡no estás sola/o! “No asumir todas las tareas y responsabilidades que antes podíamos hacer sin hijos. Con la llegada de los pequeños a casa nuestro tiempo no es el mismo, y, por tanto, no podemos asumir todo lo que hacíamos antes sin ellos. Pide ayuda, aprende a delegar tareas, integra a los peques en estas tareas y verás como así todo es más fácil”, recomienda.
  • Construye una red de apoyo y no olvidar el tiempo en pareja. Retomar ese tiempo que ha sido olvidado por la llegada de los hijos es muy importante. La psicóloga recomienda: “Intentad construir una red (abuelos, amigos, niñeras, actividades de ocio para vuestros hijos, etc.) que os permitan poder delegar de vez en cuando el rol de ser padres, para no olvidaros de que seguís siendo una pareja, y ambas cosas son compatibles y necesarias”.
  • Dejarnos llevar por la culpa puede ser perjudicial para nuestros hijos. “Si estamos invadidos de culpa, esto al final va a influir en nuestros hijos, pues vamos a tender a ‘compensar’ esta culpa y no siempre de una manera funcional. Vamos a recurrir a objetos materiales, a rebajar o no poner ciertos límites, a dejarles más pantallas porque nosotros no estamos, etc”.

Por último, hay que recordar que los padres son el ejemplo y el espejo donde se miran los hijos y “si nosotros no aceptamos nuestros errores, tropezones y heridas, no podemos esperar que ellos lo hagan”, asegura la experta.

Debemos mostrarles que a veces , que hay imprevistos, surgen accidentes, que la incertidumbre existe y que hay que aprender a gestionar las frustraciones porque serán muchas las que tengan que afrontar a lo largo de su vida. “Esta será una gran lección que les daremos para ser un poquito más felices y contribuirá a construir en ellos una sana autoestima” concluye la experta.