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c mo fomentar en nuestros hijos la cultura del esfuerzo© AdobeStock

Educación

Así podemos incentivar el valor del esfuerzo en nuestros hijos

Al contrario de lo que se suele pensar, la motivación no es algo intrínseco al individuo, es fruto del aprendizaje y de la experiencia. Una experta en psicología nos da las claves para potenciar la perseverancia en niños, con el fin de crear adultos capaces de conseguir con determinación sus metas:


12 de mayo de 2022 - 19:35 CEST

En una sociedad que ensalza la inmediatez, es lógico que las nuevas generaciones aprendan, inconscientemente, que el bienestar se puede obtener sin grandes dificultades.

¿Dónde queda, por tanto, la cultura del esfuerzo, la perseverancia o la disciplina? Hoy profundizamos sobre cómo potenciar (o inculcar) el valor del esfuerzo en nuestros hijos  y por qué:

El valor del esfuerzo personal nos habla de la determinación por llegar a donde se desea. Esforzarse implica llevar a cabo diversas conductas, en muchas ocasiones con una elevada frecuencia o intensidad, y con unos estándares muy concretos, para conseguir un determinado fin.

“El bienestar y la satisfacción personal vienen de la mano del esfuerzo, la dedicación, y, en muchas ocasiones, del sacrificio o renuncia del placer inmediato”, sentencia Maiana García, psicóloga sanitaria en CIPSIA Psicólogos de Madrid (www.cipsiapsicologos.com).

Beneficios de inculcarles el valor del esfuerzo

La experta garantiza que educar en el esfuerzo utilizando el refuerzo positivo tiene múltiples beneficios para el niño, “pues incrementa su motivación y promueve un ambiente bueno en casa”. Por este motivo, aquellos que han sido educados en el esfuerzo, serán niños con mayor con interés en enfrentarse a retos superiores, y capaces de asumir cada vez más responsabilidades.

Pero sin duda, recoge que uno de los efectos más importantes es que mejoran su percepción de autoeficacia. “Es decir, la sensación o creencia de que pueden conseguir lo que se proponen a través de su esfuerzo”.

“Los niños que aprenden pronto el valor del esfuerzo, serán adolescentes motivados y adultos responsables y autorrealizados”, advierte la experta.

El peligro de criar niños sobreprotegidos

Sin embargo, en los sobreprotegidos sucede al contrario: “Estos niños reciben todo tipo de regalos y atenciones sin tener que hacer por ganarlos, sin superarse a sí mismos. El aprendizaje de estos niños es que no depende de ellos lograr una serie de metas. Pueden tener de todo, pero no saben cómo obtenerlo”.

Algunos problemas característicos de este perfil son:

  • Falta de motivación hacia el estudio y fracaso escolar: “Cuando la exigencia académica aumenta, van a acusar una gran bajada de rendimiento y ausencia de motivación hacia el estudio”.
  • Adicción a sustancias y adicciones comportamentales: “Las conductas adictivas se caracterizan por proveer de un refuerzo inmediato con un esfuerzo mínimo. Es fácil que estos niños caigan en comportamientos adictivos”.
  • Baja autoestima: “Estos niños y adolescentes no se ven capaces de conseguir sus metas por sus propios medios, lo que repercute en su autoconcepto y autoestima”.
  • Abulia y depresión: “Abulia es un término que se utiliza para designar la falta de voluntad o energía para moverse en una dirección. Esta falta de energía llevada a un extremo, junto con otros factores desencadenantes, puede desembocar en depresión”.
Cómo incentivar en los niños el valor del esfuerzo© AdobeStock

¿Cómo les enseñamos el valor del esfuerzo?

Al contrario de lo que se suele suponer, la motivación no es algo intrínseco al individuo, es fruto del aprendizaje y de la experiencia.

Cuando el pequeño va creciendo y entra en la adolescencia es inevitable que se enfrente a situaciones incómodas y cada vez más demandantes, ya que forman parte de la vida.

“Esto quiere decir que, para obtener éxito tendrá que realizar un esfuerzo y dedicación mayor. Si no ha aprendido esta sencilla relación, no podrá progresar igual que sus compañeros”, confiesa.

Maiana García sostiene que, en general, este aprendizaje se produce de manera natural, “cuando los padres van exigiendo progresivamente mayor dedicación en el menor para recompensarle”. Según apunta, tras sucesivos ensayos, “el niño aprende la relación entre su acción y el refuerzo consiguiente”.

“En buena parte de las ocasiones, es necesario mantener dichas conductas a medio/largo plazo para obtener resultados. Además, para completar la ecuación del esfuerzo es necesario contemplar las renuncias que implica esta dedicación”, añade.

En concreto, la experta asegura que muchos padres estimulan a sus hijos con algún privilegio el fin de semana, si, “además de hacer todos los deberes repasan cada día o si colaboran con una serie de tareas domésticas, les recompensan con una pequeña paga al final de la semana”.

“De esta forma, y progresivamente, el esfuerzo se va generalizando a distintos ámbitos. El niño aprende que esa misma relación entre esfuerzo o dedicación y obtener la consecuencia deseada funciona para distintos objetivos. Esto repercutirá enormemente en su motivación y autocontrol”, concluye Maiana García. Así sea.