La respiración oral en niños puede convertirse en un hábito y por eso es importante conocer sus consecuencias para ponerle freno lo antes posible. De lo contrario, podría suponer un impacto negativo para su desarrollo de la esfera oral y la estructura de los huesos y órganos. Además, la respiración por la boca puede afectar incluso a su postura corporal y rendimiento. ¿Cómo aparece, cuáles son sus síntomas y cuándo acudir a un especialista?
La respiración oral suele aparecer cuando hay obstrucciones de la vía respiratoria. “En concreto, en etapas infantiles, uno de los casos más comunes se da cuando se producen catarros de repetición o inflamación de las glándulas adenoides (vegetaciones)”, apunta Anna Beviá Gallego, especialista en Logopedia en el centro médico MUHC Especialidades y Salud y miembro de Top Doctors
Según detalla la experta, el problema de los adenoides (un parche de tejido en la parte alta de la garganta, justo detrás de la nariz) es que se pueden inflamar por procesos víricos, manteniéndose en ese estado debido a la respiración oral (ya que al entrar el aire directamente por la boca no pasa por el filtro nasal y, por lo tanto, llega a las glándulas adenoides y amígdalas con partículas de polvo o polución del ambiente, manteniendo la inflamación de estos tejidos linfáticos).
Por lo tanto, indica que es importante valorar el tamaño de las amígdalas y vegetaciones, siempre que no exista un proceso gripal, para determinar si la vía respiratoria es permeable o, por el contrario, se muestra obstruida.
Síntomas de la respiración oral
Uno de los síntomas más frecuentes, y por el cual se suelen detectar las respiraciones orales, son las alteraciones dentarias.
“Cuando nos vemos en la necesidad de acudir al ortodoncista porque nuestros hijos muestran adelantamiento de los incisivos superiores, apiñamientos de los dientes, los dientes de arriba no encajan con los de abajo o está apareciendo una mordida abierta, lo más probable es que la causa principal de estas alteraciones sea una respiración oral. Es decir, un posicionamiento lingual en reposo inadecuado que esté condicionando todas las funciones orofaciales y la forma de la boca”, asevera la logopeda.
Otros de los síntomas a los que hay que estar atento es si nuestro hijo ronca: “Roncar o hacer ruido al dormir no es normal. El sonido de la respiración forzada durante el sueño nos indica que hay una obstrucción de la vía respiratoria, ya sea por vegetaciones o por una musculatura débil que está impidiendo el paso correcto del aire a través de la faringe”.
Es más, un niño que ronca no descansa bien, tiene ojeras, se dispersa con frecuencia, le cuesta masticar alimentos que precisan de mucho movimiento, suele tener la boca sucia al comer... También presenta la boca abierta muchas veces mientras ve la televisión o está jugando y tiene los incisivos superiores levemente adelantados, con una gran probabilidad es respirador oral.
¿Qué riesgos puede entrañar?
Beviá Gallego advierte de los posibles problemas:
- Una respiración oral indica que el paso del aire se está viendo comprometido, por lo que la oxigenación puede no estar siendo la correcta.
- Como consecuencia, el rendimiento, en general, del individuo se ve alterado. Se suele notar más cansancio del habitual, poca energía y dificultad para mantener la atención. “Esto es realmente importante detectarlo en etapas de aprendizaje ya que puede derivar en bajo rendimiento académico, y podemos confundir una respiración oral con mala oxigenación y descanso con dificultades atencionales y de aprendizaje”.
- Al alterarse la función respiratoria, la lengua se mantiene en posición descendida durante mucho tiempo, perdiendo así fuerza y tono muscular, lo cual afectará a las demás funciones orofaciales de deglución, masticación y articulación. Y concreta que esta última función se ve alterada, sobre todo, cuando la respiración oral se produce en etapas tempranas, que cuando se están adquiriendo los fonemas.
- Cuando las funciones orofaciales se ven alteradas, las estructuras que componen la esfera oral (órganos, músculos y huesos) también lo estarán, pudiendo modificar los dientes, la boca y hasta la forma de la cara. En concreto, las personas con respiración oral cumplen un patrón facial que se caracteriza por una cara alargada, con tendencia a alteraciones dentales, mejillas desdibujadas, nariz estrecha, ojeras, perfil convexo y posición de la cabeza adelantada. “Todo ello, además, conduce a alteraciones estéticas en la edad adulta”, añade.
¿Cuándo deberíamos acudir a un especialista en logopedia?
En cuanto detectemos la respiración oral debemos llevar a nuestro hijo a un logopeda especialista en terapia miofuncional para que lo valore y comencemos a abordar esta dificultad cuanto antes.
“El logopeda realizará una evaluación y, si se observa que ya se ha producido alteración de la estructura, se pautará un tratamiento logopédico para corregir las funciones orofaciales”, concreta.
Al finalizar el mismo, se derivará al ortodoncista para corregir la alteración estructural, “mientras se mantienen revisiones periódicas con el logopeda para verificar que la función correcta se mantiene durante el tratamiento ortodóncico”.