Cristina define el día a día en su casa de Sevilla como una maravillosa locura. Seis hijos en seis años bien merecen un poco de caos regado por la gran felicidad que le aporta a ella y a su marido, Álvaro, tener una familia tan especial. Nunca pretendió convertirse en influencer, aunque Cristina reconoce que, de manera natural, se ha convertido en un modo de ganarse la vida… Su perfil de Instagram es una ventana a su mundo. En ella comparte sus trucos de gestión familiar y esa particular locura de la que habla. Así es su familia numerosa y bien avenida.
-Cada vez se ven menos familia como la vuestra… ¿Siempre lo tuvisteis tan claro?
-En mi casa somos seis hermanos, y reconozco que, desde muy joven, soñaba con poder tener seis hijos… Cuando conocí a Álvaro, que venía de una familia de 3 hermanos, hablábamos con mucha naturalidad de nuestro deseo de tener muchos hijos y de tenerlos pronto, siendo muy conscientes de los sacrificios que supondría, pero también del regalo que había sido para nosotros el tener varios hermanos.
-¿Cómo es el día a día en vuestra familia numerosa?
-No creo que nuestro día a día sea muy diferente al de cualquier otra familia, tengan 1, 2 o 4 hijos. Empieza muy temprano, a las 7:00, y a partir de ahí, y hasta que nos acostamos, vivimos momentos de todo tipo: alegría, enfados, agobios, risas, tensión y, por supuesto, muchísima felicidad. La clave de nuestra rutina familiar, sin lugar a duda, reside en el reparto de tareas y en el trabajo en equipo entre mi marido y yo. A los niños tratamos de hacerlos partícipes y que colaboren con labores sencillas. Ellos salen del colegio a las 17 h y, el día que no tienen actividades extraescolares o algún cumpleaños, aprovechamos para bajarlos al patio de nuestra urbanización, hasta que subimos a las 19:30 para empezar duchas y cenas. Uno de los mejores momentos del día, lo confieso, es cuando conseguimos tenerlos dormidos a las 21 h y nos quedamos por fin relajados mi marido y yo, hablando de nuestras cosas. Los fines de semana son más tranquilos. Nos gusta aprovechar el día y solemos salir temprano de casa. Mucho plan de pizzas y peli y comer con los abuelos los domingos.
“Esta casa es una maravillosa locura. Siempre hay motivos para reír, para bromear o, simplemente, para disfrutar del momento”
-¿Ha cambiado vuestra visión de la paternidad a lo largo de todos estos años?
-Absolutamente. La experiencia es un grado, y no es lo mismo ser padres primerizos que ser padres de seis. Somos prácticos y resolutivos y hemos evolucionado a una paternidad más generosa si cabe, pues con seis hijos tienes que compartir tu tiempo con la familia. No se trata únicamente de calidad, también de cantidad.
-¿Cuáles son las ventajas de tener una familia supernumerosa?
-Fundamentalmente, la alegría que se respira en nuestra casa. Y con esto no quiero decir que en una familia con menos hijos o sin ellos exista menos alegría, pero en la nuestra siempre hay algún motivo para reír, para bromear o para, simplemente, disfrutar del momento. Cualquier persona que nos visita se contagia de nuestra maravillosa locura. Además, tener tantos hijos nos ha unido como matrimonio, pues hemos comprendido que la verdadera felicidad consiste en mirar los dos en la misma dirección.
“En una familia de ocho no hay lugar para el egoísmo. Todo se comparte y es importante no ceder a los caprichos”
-En tus redes sociales vemos la divertida locura de convivir con seis niños, ¿cuál es el secreto para llevarlo tan bien?
-Amor más humor, esa es nuestra fórmula. En mi casa hay mucho sacrificio, esfuerzo y lucha diaria. Si bien creo que el secreto para que todo acabe saliendo de la mejor manera posible es que mi marido y yo tratamos siempre de dar le mejor versión de nosotros mismos y que, siendo muy conscientes de nuestras limitaciones, nos esforzamos por mejorar día a día. La planificación también ayuda: calendarios, agendas, recordatorios y alarmas en los móviles son fundamentales en nuestra familia.
-¿Cómo eres como madre?
-Me considero una madre normal, con un marido y familia normales, a la que le gusta hacer cosas normales. Sí que me considero una persona alegre que sabe disfrutar de las pequeñas cosas y muy trabajadora, pues siempre ando haciendo cosas de la casa y, a pesar de lo difícil que pueda parecer, me gusta tener siempre todo limpio y ordenado. Soy consciente de que tengo muchas carencias y áreas de mejora, pero me esfuerzo cada día por mejorar y tratar de hacer más fácil la vida a los demás.
“Podríamos haber elegido una vida mucho más cómoda, pero estamos convencidos de que el esfuerzo tiene recompensa”
-Y tu marido, ¿qué destacarías de él como padre?
-De Álvaro me gusta su determinación. Cuando quiere algo, hará todo lo posible para conseguirlo, y eso es una gran virtud. También destacaría su generosidad, su familia siempre es su prioridad, y su carácter optimista. Es capaz de ver el lado bueno de las cosas. Su alegría es el verdadero motor de esta familia.
-¿Conseguís tener tiempo para vosotros?
-La buena salud de este proyecto familiar depende de que ambos nos impliquemos al 100 %, pero también de que seamos capaces de encontrar, por un lado, nuestros momentos de matrimonio para despejarnos y divertirnos y, por otro, momentos a solas en los que practicar deporte, ir de compras, quedar con amigos, etc. Ahora es complicado porque tenemos niños muy pequeños que nos necesitan muchísimo. Tratamos de sentarnos alrededor de una mesa y hablar largo y tendido de nuestras cosas, al menos, una vez por semana.
“La experiencia es un grado, y no es lo mismo ser padres primerizos que ser padres de seis… Somos prácticos y resolutivos y hemos evolucionado a una paternidad más generosa si cabe. no se trata solamente de cantidad, también de calidad”
-¿Cómo se toman tus hijos mayores la llegada de un hermano?
-En mi casa no hemos sabido nunca lo que son los celos entre hermanos. En seis años han nacido mis seis hijos, el pequeño quedaba “destronado” rápidamente por el nuevo hermanito. Además, nos hemos preocupado para que lo recibieran siempre con la máxima ilusión y alegría.
-¿Cuáles son los valores a transmitir?
-El de familia. Es primordial que nuestros hijos entiendan la unidad y vean que nuestro matrimonio es un núcleo fuerte e indestructible. Por otro lado, nos esforzamos por transmitirles el valor de la generosidad. En una familia de ocho, hay poco o ningún espacio para el egoísmo o para las individualidades. Todo se comparte y es importante no ceder en los caprichos. Si les damos todo lo que quieren, jamás podrán entrenar la virtud de la fortaleza. Podríamos haber elegido una vida mucho más cómoda y sencilla. Si bien, estamos convencidos de que todo esfuerzo tendrá su recompensa. Y esto es una máxima en nuestra casa.