“Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un problema importante de salud pública tanto por su magnitud como por sus complicaciones y secuelas si no se realiza un diagnóstico y tratamiento precoz”, según asegura el Centro Nacional de Epidemiología en uno de sus últimos informes publicados. Y es que los datos sobre enfermedades de transmisión sexual han experimentado un aumento durante los últimos años, y concretamente, en la adolescencia se han duplicado. ¿Por qué?
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“El aumento de la incidencia de las ITS es un problema de salud global, que afecta tanto a varones como a mujeres y a todos los grupos de edad. En el caso de los adolescentes existen diferentes factores que han favorecido el aumento de las ITS. Por un lado, la edad de inicio de las relaciones sexuales disminuye progresivamente, lo que provoca un aumento en el número de diagnósticos en este grupo etario. Por otro lado, el uso del preservativo también ha disminuido. Esto puede deberse al cambio de percepción del VIH ya que, hoy en día, con tratamiento y seguimiento adecuado es una infección crónica, sin tener que estar asociada a la muerte”, nos cuenta la doctora Arantxa Berzosa Sánchez, Pediatra de la Sección de Enfermedades Infecciosas del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico San Carlos y perteneciente al Grupo de trabajo de Infección por VIH e Infecciones de Transmisión Sexual, de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP).
A lo que añade que este incremento también se podría haber visto influenciado por: “El posible acceso a la anticoncepción y pastilla anticonceptiva de urgencia, que disminuye el miedo al embarazo. Además, las campañas de uso de preservativo son actualmente insuficientes, no se facilita la adquisición del mismo por este grupo de riesgo, ni se les enseña a usarlo bien”, sostiene.
Cuáles son las ITS más frecuentes en los adolescentes
La doctora nos explica que la infección más común es la producida por el virus del papiloma humano que está asociado al desarrollo de cáncer en la edad adulta. “En nuestro medio, la vacunación está incluida en niñas a los 12 años y, esperemos que próximamente, también lo esté en niños de la misma edad”, comenta. A nivel mundial, este virus es el de mayor prevalencia entre los jóvenes ya que se contagian entre el 50 y el 60% de los individuos, durante los dos primeros años de relaciones sexuales.
A esta le siguen las infecciones por Chlamydia trachomatis y Neiseria gonorrhoeae (gonococo). “A menudo estas infecciones son asintomáticas o con pocos síntomas. Cuando aparece clínica, pueden presentar secreción purulenta por la uretra, escozor o dolor al orinar. Al no presentar síntomas, en la mayoría de los casos pueden pasar desapercibidas durante mucho tiempo y causar secuelas a largo plazo como dolor crónico o esterilidad”, nos explica la pediatra.
Otras ITS frecuentes en la adolescencia son los herpes genitales (vesículas-úlceras múltiples y dolorosas) y, mucho menos comunes, pero también descritos, hay casos de sífilis, que según explica la pediatra: “En fase inicial presentan una herida-úlcera en la zona genital, no dolorosa, a la que le sigue fiebre y lesiones cutáneas”; así como la infección, por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Las edades comprendidas entre los 15 y los 19 años son la franja en la que más casos se concentran las ITS, mientras que en menores de 14 son menos frecuentes, pero también existen. “En los servicios de urgencias o en consulta, se han atendido adolescentes de 12, 13 y 14 años con casos de herpes genital o infección por chlamydia o gonococo. Sin embargo, es cuando aumenta la actividad sexual, de forma exponencial con la edad durante la adolescencia, cuando aumentan los contactos sexuales y, de forma paralela, las ITS”, asegura la experta.
Qué hacer para atajar el problema
El aumento de las cifras en cuanto a contagios por ITS, así como la poca visibilidad que tiene este ‘problema’ a nivel social no hace más que fomentar que los casos sigan en aumento por el desconocimiento o la poca importancia que se les atribuye a estas enfermedades. La detección precoz y tratamiento adecuado es fundamental para poder atajarlas, pero la solución debe comenzar por una educación social, sensibilización, concienciación e información tanto a la población, en general, como a los jóvenes y adolescentes, tanto en las aulas como en casa. Según nos afirma la doctora, todavía queda mucho por hacer en este sentido, y propone:
- El primer paso es reconocer la magnitud de este problema, visibilizarlo y querer afrontarlo y resolverlo desde las autoridades correspondientes.
- Es clave la sensibilización de la población y los profesionales sobre la epidemia de ITS que afecta a los adolescentes y adultos jóvenes, entre otros.
- Es importante reforzar y facilitar el acceso al sistema sanitario público y de calidad a esta población, para evitar retrasos en el diagnóstico y tratamiento de posibles infecciones. “Esto beneficia no solo al paciente, sino que además contribuye a disminuir las nuevas infecciones (disminuye la transmisión)”, advierte la doctora.
- Otro pilar básico es la educación a los niños y adolescentes sobre la importancia de una sexualidad saludable en todos sus aspectos: médicamente, pero también de forma emocional. “Esto debe hacerse transmitiendo en todos los niveles una actitud sexual positiva basada en el conocimiento, el respeto, la seguridad y la comunicación. Desde el grupo de trabajo de la Infección por VIH e infecciones de transmisión sexual de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica se está trabajando en estas líneas para conseguir controlar y revertir el avance de las ITS en adolescentes”, afirma.