La leche es el alimento principal durante el primer año de vida del bebé y cuenta con un elevado contenido proteico y rico en calcio y vitamina D.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y que luego se mantenga hasta los 2 años... y, a partir de ahí, hasta que madre y bebé decidan. En caso de que no sea posible el amamantamiento materno, se puede optar por la fórmula infantil.
Pero... si un bebé está ingiriendo leche materna, ¿podemos introducir la leche de vaca? En caso de que sea posible, ¿a partir de qué edad es recomendable? Y en el escenario contrario, en el que el niño tome leche en polvos, ¿podremos darle un biberón con leche de vaca?
Todos los bebés están expuestos a las proteínas de leche de vaca desde el nacimiento
La pediatra Amalia Arce (@lamamapediatra), autora del libro Diario de una mamá pediatra: consejos profesionales y anécdotas personales para disfrutar de la maternidad, afirma que todos los bebés, salvo los que llevan dietas especiales exentas, están expuestos a las proteínas de leche de vaca desde el nacimiento (aunque también hay fórmulas derivadas de la leche de cabra que son igualmente válidas).
“Las proteínas de la leche de vaca están presentes en las fórmulas de lactancia artificial, pero también pasan a través de la leche materna, a menos que la madre no consuma derivados lácteos. Eso sí, no es lo mismo estar expuesto a las proteínas de leche de vaca que tomar leche de vaca directamente”, sostiene.
Por otro lado, la experta nos explica que los bebés que no pueden ser amamantados por sus madres “toman fórmulas de leche artificial que se crean a partir de leche de vaca”.
¿Cuándo introducir leche de vaca?
¿Y cuándo la introducimos? No existe una forma protocolizada para hacerlo. Amalia Arce matiza que las recomendaciones actuales hablan de hacerlo a los 12 meses, “aunque hay cierta evidencia, y otros países la introducen antes, de que hipotéticamente no habría demasiado problema en adelantar algo su introducción”.
“Antes de esa edad, se pueden ofrecer otros derivados lácteos, como el yogur o el queso fresco ya que, al estar fermentados, tienen mejor digestibilidad. En cualquier caso, se pueden introducir con seguridad a partir de los 8-9 meses”, informa.
Por otro lado, en niños nunca han estado expuestos a la proteína de la leche de vaca, se recomienda hacerlo de forma gradual. “En el caso de tomar fórmula infantil, la idea es cambiar la cantidad que tome habitualmente por leche de vaca”.
También debemos tener en cuenta que, como padres, es habitual que los niños rechacen la leche por el sabor, pudiéndose hacer más lentamente la transición en caso de que sea necesario. Además, en bebés que reciben 4 o 5 tomas al día de lactancia materna no serían necesarios otros lácteos.
Por último, hemos de recordar que la leche de vaca es un alimento potencialmente alergénico y habría que vigilar, por tanto, los posibles síntomas compatibles.
¿Cuánta cantidad?
La experta recomienda 2 vasos al día, lo que equivale al tan repetido medio litro de leche al día (300-500 ml). Por otro lado, su consumo en exceso no es recomendable, ya que condiciona la absorción de hierro.
¿Se la damos entera?
Según indica, los niños deben tomar leche entera los primeros años de vida. La razón es que contiene grasas beneficiosas que, además, y tal como hemos comentado, favorecen la absorción de las vitaminas liposolubles (son aquellas que se pueden disolver en grasas y aceites, como la vitamina D).
La experta reitera que la grasa de la leche es buena: “Las grasas y el colesterol están también muy criticados, seguramente no con falta de razón por todos los problemas que acarrean en la vida adulta, pero son necesarias para el desarrollo de órganos y sistemas, especialmente en los niños. Por ejemplo, para las conexiones nerviosas o para la fabricación de hormonas”.
Como conclusión, la doctora Amalia Arce apuesta por optar por “todo en su justa medida”.