El lenguaje oral comienza a tener protagonismo desde edades muy tempranas y es fundamental para, en primer lugar, comunicarnos, y, en segundo lugar, estructurar nuestros pensamientos. De los 12 a los 24 meses es cuando comienzan a aparecer en los bebés las primeras onomatopeyas y palabras. Lo normal es que alrededor de los 18 meses tengan un vocabulario de unas 10-20 palabras, y al final de la etapa, lleguen a las 50, haciendo estructuras de 2 o 3 palabras.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Pero, los tiempos de cada niño son distintos y pueden aparecer distintos imprevistos como es un retraso en el lenguaje, disfasia, afasia, mutismo selectivo… Lo principal en estos casos, es que, si comenzamos a sospechar, llevemos al pequeño a un profesional que diagnostique cuál es el problema, si lo hay, y le ayude a revertirlo.
“Existen distintos tipos de señales de alarma que nos hacen pensar que el peque no está teniendo un buen desarrollo en el área del lenguaje. Todo depende de la edad, ya que, por ejemplo, es necesario que en la etapa prelingüística haya evolución en cuanto a la comprensión del lenguaje, así como a la respuesta al nombre, la sonrisa social, etc… A pesar de esto la etapa más explosiva a nivel oral se produce a partir de los 2 años. Es cuando hay más evolución expresiva. Se considera que un peque deberá ser evaluado por un profesional de logopedia cuando no produce un mínimo de 20 palabras o no combina dos o más palabras a partir de los 24 meses. Pero como digo, si antes de esa edad no se van dando los demás hitos relativos a la comprensión o socialización, será necesaria también una evaluación con un especialista en el desarrollo infantil”, nos cuenta Raquel García, psicóloga infantil, experta en desarrollo del lenguaje de @elrincon_deinfantil.
La importancia de la estimulación temprana
Estimular a nuestros hijos desde que nacen es una inversión a largo plazo ya que les estaremos dando las herramientas para su desarrollo futuro. Estarás motivándoles a adquirir nuevos conocimientos, estimularás su curiosidad por aprender, favorecerás su autonomía y seguridad en sí mismos, aumentará su capacidad de aprendizaje… entre otros muchos beneficios.
“La neurociencia avala que el mayor crecimiento neuronal se realiza en la etapa de los 0 a los 6 años, de forma más abrupta desde los 0 a los 3 años. Por tanto, todo aquello que hagamos en esta fase del desarrollo, es vital para la formación del cerebro de los niños y niñas. La estimulación temprana nos permite que las estructuras cerebrales que se forman en esta etapa permanezcan y, por tanto, nos permitan sentar las bases para consolidar unas buenas capacidades de los más pequeños. Además, la estimulación temprana trabaja bajo el paraguas preventivo ya que nos permite corregir posibles dificultades o bien impedir que ciertas problemáticas se desarrollen más”, afirma la psicóloga.
Si notamos que nuestro hijo, pasado un tiempo prudente, no cumple con algunos de estos hitos del lenguaje deberemos ponernos en alerta. Sin embargo, para intentar no llegar hasta tal punto, en casa podemos comenzar a estimular su habla desde bien temprano , ¿cómo? La experta nos lo explica: “El habla a nivel general debe ser intervenida atendiendo a la edad en la que estemos. No es lo mismo un peque de 12 meses que de 3 años. A pesar de esto, si que existen unas premisas generales que hay que intentar aplicarlas desde que las primeras edades. No es necesario un gran trabajo o tener grandes conocimientos, pero sí que hay que tener un plan y unos objetivos. Bajo mi experiencia profesional, la mayoría de los casos se solucionan cuando las familias cambian una serie de hábitos que no ayudan al desarrollo del lenguaje. Eliminar la sobreestimulación con pantallas y cambiarla por estimulación positiva como canciones, cuentos, juegos de palabras, etc… Ayuda mucho. También eliminar por completo la comunicación no verbal. Esto está relacionado con un hábito que cuesta mucho de revertir que es dejar que los peques se expresen. Intentamos llenar el silencio cuando no hay respuesta después de una pregunta, y esto hace que no le demos tiempo a que ellos lo intenten”, asegura.
Ejercicios para ayudar a tus hijos a estimular el lenguaje
La experta nos da una serie de ejercicios para ayudar a los peques a estimular el habla y enriquecer su lenguaje desde edades tempranas:
Ejercicio 1: El espejo
Para estimular el habla en los peques un gran aliado es el espejo ya que da retroalimentación de lo que vemos. Por ejemplo, intentar que imiten sonidos o bien nombres de familiares delante de él puede ser un juego muy enriquecedor y divertido.
Ejercicio 2: Los sonidos de los animales
Usar los animales también es un punto que suele entusiasmar mucho a los más pequeños para emitir los primeros sonidos y palabras. Intentar imitar la onomatopeya que hace cada animal es algo que suele motivarles mucho.
Otros recursos para fomentar el habla infantil
- Los colores: usar los que sean más reconocibles y fácilmente identificables. Los cuentos, los objetos comunes de casa, del aula de la guarde… serán algunos ejemplos en los que te puedas basar para mostrarle.
- Las partes del cuerpo humano: intentar, a través de señalar con el dedo, que aprendan a repetir el nombre y saber cuál es cada una de las partes del cuerpo.
- Los medios de transporte: el coche, la moto, el bus, el avión… son también parte de la vida cotidiana del niño y les permitirán ampliar su vocabulario. Los cuentos son una gran opción para estos.
- La ropa: saber hacer la onomatopeya de cuando hace frío al señalar un abrigo o una bufanda, o saber que el gorro se pone en la cabeza, también es una forma muy eficaz de fomentar la estimulación del habla. ¡Diviértete junto a ellos y haz que al mismo tiempo aprendan!