Cuando una mujer es madre su vida, inevitablemente, cambia 360 grados. En casa las cosas ya no serán igual porque ahora tienes que ocuparte de una personita que, aunque sea muy pequeña, requiere de todo tu tiempo y cuidados. Los primeros meses son duros, eso no hay que negarlo, pero poco a poco verás como tu vida que está patas arriba por la llegada de ese nuevo ser, volverá a ‘organizarse’ en un nuevo y precioso caos. Pero, ¿qué pasa en el ámbito laboral? Cuando una mamá se tiene que reincorporar a su puesto de trabajo, tiene dos opciones: la reducción de jornada o directamente, delegar en abuelos u otras personas el cuidado del bebé cuando este salga de la guardería, en el mejor de los casos porque, si no, le queda renunciar. Aunque hay que aclarar que esta planificación depende siempre de la familia y de los trabajos de cada uno de los padres.
También existe la posibilidad de que trabajes en casa, o como autónoma, y en ese caso, tienes que correr más que las manecillas del reloj para que, mientras el niño está en la guarde o en el cole, aprovechar al máximo el tiempo . Trabajar, pero también, terminar de hacer las tareas del hogar, recoger la casa, hacer recados, reuniones, autocuidado, deporte… ¡Acabas exhausta! Pues sí, la conciliación podríamos decir que muchas veces brilla por su ausencia, por no hablar de la resignación de las mamás a tener que dejar su puesto de trabajo o cobrar menos, algo que normalmente es así, porque el sueldo del hombre, por regla general, es más elevado que el de la mujer en casi todas las familias.
Un cúmulo de cosas que unidas no nos dejan muy buen sabor de boca, pero que todavía estamos a tiempo de cambiarlas. Para hablar sobre cómo es el tema de la conciliación laboral, a día de hoy, o mejor dicho, sobre la ‘no conciliación’, hemos conversado con toda una experta, Laura Baena, Fundadora del Club de Malasmadres, quien directamente afirma: “No existe la conciliación. Es ese cuento chino que nos creímos. Yo, personalmente, me di cuenta cuando fui madre por primera vez porque la maternidad es el momento vital en el que las mujeres necesitamos conciliar vida laboral y familiar, sí o sí, si no queremos renunciar. Hasta entonces me habían engañado con mensajes de ‘llegarás donde quieras llegar’, ‘serás lo que quieras ser’, pero se olvidaron añadir: ‘hasta que seas madre’. Y entonces, ‘renunciarás’. Lo que hacemos las madres es sobrevivir como podemos, malconciliar, sobre todo, en estos dos últimos años, costeando la falta de conciliación y políticas públicas con nuestros sueldos, reduciendo jornada, cogiendo excedencias o abandonando el mercado laboral y con nuestra salud mental, porque de conciliación personal ya no hablemos”, dice. Y nos da algunos datos publicados en su último libro, presentado en marzo, El coste de la conciliación:
- El 57% de las mujeres españolas hemos sufrido una pérdida salarial al convertirnos en madre.
- El 64% declara que llega cansada todos los días a su trabajo.
- El 65% tiene menos de una hora libre al día.
¿Por qué la mujer es la que renuncia?
Según nos cuenta la experta, por desgracia, la desigualdad es una realidad en esta sociedad y esto es un problema cultural. “Nos creemos iguales en la universidad, pero cuando llega la maternidad se destapan los roles tradicionales y, con ello, las mujeres se convierten en eternas cuidadoras y los hombres continúan con sus privilegios”, afirma.
Y es que, en muchas ocasiones, puede que la mujer sea quien cobre más salario que el hombre, y aún así, sea ella quien renuncie a su vida laboral para el cuidado. Normalmente, dice la experta, “la trayectoria laboral para las mujeres es una carrera de obstáculos, en la que se tienen que enfrentar a techos de cristal, a las trampas de la conciliación como la reducción de jornada, al cuidado de sus hijos e hijas, a la carga de las tareas doméstico-familiares y a la carga mental, a la falta de oportunidades de ascenso, a la renuncia, a la brecha salarial... Todo esto hace que muchas veces lo más fácil sea rendirse, dar un paso atrás, creernos que elegimos cuidar y frenamos nuestra vida a todos los niveles. Porque competir en esta locura de sociedad, donde solo prima lo productivo, y lo reproductivo queda oculto e invisible, es un imposible, vendido como elección personal”.
Laura Baena alienta a que las madres trabajadoras aspiremos:
- A no renunciar a nuestra carrera profesional por ser madres.
- A poder elegir y contar con apoyo, si decidimos parar nuestra carrera, de un profesional para cuidar.
- A no ser penalizadas laboralmente por ser madres.
- A no tener que renunciar a la maternidad o a tener más hijos o hijas por falta de conciliación.
- A ser reconocidas socialmente porque aportamos bienestar y futuro.
- A ser mujeres libres y dejar de ser juzgadas como malas madres.
El objetivo de todo esto, dice la experta, es hacer de la conciliación un asunto público y político: “Y no dejarnos engañar por los que dicen: ‘Esto es cuestión de educación y de cambiarlo en el hogar’. Claro que esto es importante, pero tiene que ir en paralelo de leyes que sean palanca de cambio, de modelos empresariales que apuesten por planes de conciliación y de un compromiso social”, afirma rotunda.
Avances recientes respecto a la conciliación
La conciliación ha podido verse impulsada por las jornadas de trabajo flexibles para poder compaginar la vida laboral con un proyecto de vida, como es el de formar una familia. A día de hoy, puede que todavía no se entienda que muchas mujeres renuncien a su puesto de trabajo ya que, el hombre suele ser más colaborativo en casa con el cuidado de los niños y las tareas del hogar pero, normalmente, no es suficiente. La llegada del teletrabajo, debido a la pandemia por la COVID-19, ha sido una ventaja para poder dar un paso en el terreno de la conciliación, pero todavía queda mucho por hacer.
“Creo firmemente que nuestra labor desde la Asociación Yo No Renuncio, en la que venimos trabajando desde 2015, junto con el trabajo de otras asociaciones y organizaciones, ha servido para dar voz a este problema social que representa a todas las mujeres y visibilizar la necesidad de un cambio. Pero se dan pasos pequeños. Ha sido clave la equiparación de los permisos de paternidad , liderado por la PiiNA (Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción), pero todavía nos queda mucho. Entre otras cosas porque iniciativas pioneras del Gobierno como el Plan Corresponsables está dotado de un presupuesto insuficiente y las políticas públicas no llegan a las familias como debieran”, afirma la experta.
Y es que cualquiera de las medidas que se aprueben resultará insuficiente si no son las empresas, y las personas, quienes cambien y avancen hacia un modelo de trabajo basado en objetivos dejando atrás los horarios prefijados o una conexión permanente. “Necesitamos un compromiso institucional, la implicación de las empresas y un cambio social. Recientemente, me reuní con la ministra Portavoz, a quien le pedimos una subcomisión de conciliación, que vemos fundamental para poder trabajar en las medidas mínimas necesarias para conseguir una conciliación real. Pero el problema es muy profundo y necesitamos poner los cuidados en el centro, cambiar el actual modelo laboral, reconocer social y económicamente la maternidad... La corresponsabilidad es de todas las personas y tiene que ser transversal. Tenemos que empujar un cambio sistémico, que trabaje en estructuras de apoyo si queremos mejorar los datos de natalidad y tener futuro”, sostiene.
Consejos para conciliar la vida laboral con la familia
Laura Banea, desde su experiencia personal, nos da una serie de consejos para conseguir organizarnos mejor y aprovechar más nuestro tiempo como madres:
- Primero de todo, bajar la autoexigencia a todos los niveles, liberarnos de la culpa, trabajar en nosotras mismas, en saber qué queremos y priorizarnos. Qué difícil, ¿verdad? ¡Lo es! Pero cuando tomas conciencia, cuando has tenido que renunciar, cuando te has caído, cuando te has dado cuenta de que la superwoman no existe y de que te quieres como la Malamadre que eres, empiezas a vivir como madre y como mujer con más libertad.
- Cada una de nosotras tenemos que dar un paso al frente, empoderarnos y ser la líder de nuestra vida, sin que nos importe el qué dirán.
- El autocuidado es fundamental para no perder la salud mental e, incluso, para ser la mejor madre que podemos y queremos ser. El tiempo para nosotras no es un privilegio, es un derecho. Quiérete mejor y cuídate mejor.
- Pide ayuda. Delega, porque no, no puedes con todo. Por desgracia el tiempo es el que es, pero el problema no es el número de horas que tenemos, es la relación que tenemos con el tiempo en una sociedad donde prima la productividad, la inmediatez, el hacer y abandonamos los cuidados, lo reproductivo y el ser. Una sociedad que no pone la mirada feminista en el centro no es sostenible y no tiene futuro.