La mayoría de los bebés nacen con el cuerpo cubierto con una capa que denominamos vérnix caseosa. Se trata de una sustancia blanquecina y pegajosa que recubre la piel del recién nacido con el fin de protegerlo en múltiples sentidos.
En términos médicos, el doctor Luis Manuel Elías, dermatólogo, nos explica que esta sustancia grasa, compuesta por agua, grasa, una alta concentración de vitamina E y proteínas con propiedades antimicrobianas (es decir, un agente que mata microorganismos o detiene su crecimiento), representa “una protección fisiológica que deriva parcialmente de la secreción de las glándulas sebáceas y de los productos de degradación de la epidermis del bebé”.
“Es decir, es una especie de crema natural resistente al agua que protege al feto sumergido en el líquido amniótico intrautero”, añade la doctora Rosa Taberner, médico adjunto de Dermatología.
Beneficios para el bebé
Desde el último trimestre del embarazo, el bebé empieza a cubrirse con este material con el fin de prevenir la irritación o una posible infección.
En concreto, empieza a segregarse entre la semana 18 y 20 de gestación, actuando para desguardar la piel del bebé, que en esos momentos es muy débil. Eso sí, no todos los bebés nacen impregnados de esta sustancia. En concreto, es más visible en bebés prematuros.
Respecto a su disminución, empieza a partir de la semana 36 y desaparece en la semana 41. ¿Pero qué beneficios tiene en concreto para el recién nacido?
- Protege la piel de la acción del líquido amniótico (hay que tener en cuenta que dentro del útero existen sustancias irritantes como el líquido amniótico).
- Realiza una función protectora y nutritiva. En concreto, cumple una función de protección para la piel del bebé frente a la acción dañina del oxígeno o los rayos ultravioleta del sol.
- Protege la piel del bebé durante el embarazo de la deshidratación, le aisla de la humedad y el frío.
- Ayuda a la expulsión durante el parto. Es decir, funciona como lubricante al favorecer que se deslice mejor por el canal de parto.
- Protege de infecciones, roces e irritaciones.
- Cumple una función de barrera en el recién nacido (Evita la pérdida de agua, tiene propiedades hidratantes, regula la temperatura, protege de infecciones).
En conclusión, esta sustancia sirve en el útero para actuar como barrera microbiana de patógenos no deseados y le proporciona una capa protectora para facilitar el crecimiento de la piel por debajo.
La vérnix caseosa no debe retirarse
Los expertos consultados sostienen que no debería retirarse después del nacimiento por el efecto protector y las funciones que cumple. Hemos de tener paciencia, ya que se irá desprendiendo por sí solo durante las primeras semanas de vida. Es decir, no se debe frotar en exceso durante los primeros baños. Es decir, tenemos que permitir que se seque y se desprenda sola... aunque en algunas excepciones sí se retira.
“Tras el nacimiento se recomienda retirar con delicadeza y con agua los restos de sangre y meconio, así como la vérnix caseosa de la cara, dejando que el resto se desprenda por sí sola”, advierte Rosa Taberner.