Hablar sobre conciliación nos lleva a hablar sobre la vida antes y después de ser madre. Una experiencia profundamente transformadora en la vida de la mujer, tanto a nivel personal como laboral. Los esfuerzos por lograr una sociedad más justa y equitativa, que ayude y premie a la mujer por fomentar la natalidad todavía distan mucho de lo que se espera.
“Mi vida ha cambiado radicalmente desde que me convertí en madre durante el confinamiento. Sin duda, mi mayor triunfo ha sido mi hija. Para mí la maternidad es un regalo, creo que tenemos una deuda con las mujeres que nos precedieron y debemos asumir un compromiso con las que nos sucederán en este arduo y duro trabajo por conseguir una sociedad que vea la conciliación no como una alternativa sino como una realidad posible”, opina Teresa Fernández-Prieto Díaz.
“Desde que soy madre todas mis energías y esfuerzos van dirigidos a organizar la rutina de los niños y poder encajarlo con mi trabajo. Cuando no tenía trabajo, cuidar a los niños y organizarles con comidas, siestas, médicos, etc se convirtió en oficio. Fue bastante agotador y me quitó muchísima energía porque no tenía ni un minuto para mí, ni siquiera para ducharme. Y luego está el tema del teletrabajo, una opción que parece que aún cuesta, como es mi caso. En mi oficina siguen apostando por la presencialidad de 9 am a 7 pm, con dos horas para comer. Por tanto, si los niños se ponen malos, que en el primer año de guardería es algo constante, me veo obligada a hacer locuras para poder llegar a todo . La conclusión es que me genera muchísima ansiedad y culpa porque no hay alternativas reales que permitan conciliar de verdad. El ejemplo más claro es que si el niño está malo hay que pedir permiso en el trabajo para que te dejen recogerlo”, expone Leticia.
La sociedad nos exige la excelencia en todos los campos
“En mi caso, la firma de abogados para la que trabajo, Cremades & Calvo-Sotelo, no sólo no me ha penalizado, sino que actualmente me encuentro en mi mejor momento profesional. Es verdad que poder afirmar esto no es gratis, sino que conlleva un esfuerzo personal titánico de intentar llegar a todo. La sociedad nos exige la excelencia: ser las mejores madres, además las mejores profesionales, y, en el camino, las grandes olvidadas somos nosotras con nuestro eterno sentimiento de culpa . Sin embargo, en mi caso, y a pesar de la exigencia de mi profesión, tengo la suerte de que la firma me permite la flexibilidad necesaria para poder llegar a ese todo, sin brechas salariales con mis compañeros hombres ni distinción con ellos. También soy consciente de que en otras firmas esto de lo que yo presumo es una utopía”, confiesa Teresa.
¿Igualdad? Se requiere voluntad por parte de las empresas
“Es evidente que ni las personas ni las empresas contamos con mecanismos reales y eficientes para hacer frente a las situaciones que implica tener hijos. No se penaliza la maternidad, simplemente no hay soluciones reales. Se te va a seguir mirando mal por pedir la jornada reducida, cuando, en realidad, tienes derecho por ley. Sin embargo, todavía existen muchas empresas en las que no se bien, incluso tus propios grupos de amigos opinan igual y te incitan a no hacerlo porque, según advierten, te puede penalizar”, garantiza Leticia.
Y añade: “Las ventajas que tiene para mí poder trabajar mientras soy madre son mantener una independencia económica, una rutina propia y sentir que tengo libertad... Pero no disfruto igual que antes porque tengo este peso, carga y agobio por saber que me van a llamar de la guardería o del colegio en cualquier momento. O cuando llego a casa tarde con dos niños pequeños y sin verles en todo el día... No me parece que eso sea calidad de vida. Las empresas podrían plantear horarios flexibles para la gente que tenga familia y niños, alternativas que podrían funcionar”.
“Creo que la sociedad dista mucho de la igualdad. Se requiere de voluntad por parte de las empresas. Leía hace poco que se estima que aproximadamente el 85% de las mujeres no tenemos tiempo libre para nosotras mismas, creo que el porcentaje es mayor”, concluye Teresa.