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ni a escribiendo en un cuaderno© AdobeStock

Psicología

Cómo afrontar la dislexia y lidiar con este trastorno del aprendizaje en la infancia

Cada niño tiene su propio desarrollo pero cuando los problemas de lectura y escritura se convierten en algo recurrente, puede que estemos ante un problema de dislexia infantil. Estas son las señales que pueden hacer saltar las alarmas.


19 de abril de 2022 - 16:13 CEST

Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y no debemos preocuparnos por su desarrollo prematuramente ni, por supuesto, comparar sus logros con los de otros niños o compañeros de clase. La evolución cognitiva sigue su curso en cada peque, sin embargo, sí hay que ponerse en alerta cuando encontremos problemas frecuentes y recurrentes tanto en la lectura como en la escritura, ya que podríamos estar ante un caso de  dislexia infantil  que sería conveniente saber cómo detectarla. “La dislexia tiene un origen neurobiológico, es decir, hay ciertas estructuras y funciones cerebrales que están directamente relacionadas con la lectura, las cuáles no funcionan de forma adecuada. Estas áreas cerebrales se encuentran en las zonas parieto – temporales y occipitales”, nos cuenta la psicóloga infantil Raquel García (@elrincon_deinfantil), especializada en estimulación del lenguaje.

El problema principal yace en la dificultad que presentan los niños en la automatización de los procesos de decodificación del lenguaje escrito. Es decir, cuándo los peques aprenden a leer textos, libros... van haciendo un proceso de ‘ir traduciendo’ aquello que ven de forma gráfica (letra), a fonema (sonido), y luego lo unen en sílabas y palabras dando paso a la lectura. Esto es un proceso que es costoso a nivel cognitivo, pero, según nos cuenta la experta, los seres humanos somos capaces no sólo de hacerlo, sino de automatizarlo. “De tal forma que, aquí es donde fallan los niños, y las personas en general, con dislexia, en que no son capaces de automatizar”, explica.

¿Cómo y cuándo se puede detectar la dislexia?

Según las cifras, hasta un 40% del fracaso escolar está relacionado con la dislexia, por ello, su detección precoz puede ayudar a una mejor evolución. Estos son algunos de los comportamientos que nos pueden dar la voz de alarma, para detectar a aquellos peques que tienen posibles trastornos del aprendizaje, tal y como nos cuenta la psicóloga:

  •  Dificultades en el lenguaje  en la etapa de infantil. “Una baja estimulación del lenguaje en edades tempranas puede dificultar el buen desarrollo de las áreas cerebrales relacionadas con la lectura. Según la AEPAP (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria), el 50% de los peques con dislexia u otros trastornos del aprendizaje, tienen antecedentes de problemas del lenguaje oral en la etapa de infantil“, señala.
  • Baja conciencia fonológica en la etapa de infantil. Es decir, niños con dificultades para discernir los sonidos de los que está compuesta una palabra, lo que también provoca, problemas para deletrear, separar en sílabas, ver por qué sonido empieza y termina una palabra, etc…
  • Dificultades para aprender a leer y escribir.
  • Cuando ya han adquirido el proceso de lectoescritura, se puede observar que: “Lectura es lenta y poco automatizada (a trompicones), rechazo a la lectura, errores múltiples de precisión lectora (omitir, invertir, sustituir o añadir letras a las palabras que leen o escriben), dificultades para comprender lo que leen, etc.)”, explica.

Sin embargo, la experta nos aclara que la dislexia no es posible diagnosticarla hasta que el pequeño ha afianzado por completo el proceso de adquisición de la lectoescritura. Esto depende mucho del desarrollo de cada niño, pero en el sistema educativo actual, puede darse hacia el curso de segundo de primaria, es decir, entre los 6 y los 7 años de edad.

No obstante, existen numerosos signos y síntomas como los que hemos visto, que pueden hacernos sospechar mucho antes. Incluso, la psicóloga dice: “En algunos peques su afectación puede ser tan mínima que, con una buena estimulación en la etapa infantil pueden corregir algunas de sus dificultades. Por este motivo es muy importante la correcta estimulación temprana ya que los trastornos del aprendizaje suelen darse debido a que no se ha hecho una buena construcción neurobiológica en estas edades”.

Niños en clase con ordenador© AdobeStock

¿Qué hacer si a mi hijo le detectan dislexia?

En primer lugar, ¡calma a los papás! porque con un tratamiento adecuado se puede conseguir reeducar el problema de una forma óptima, según nos cuenta la psicóloga infantil. Este inconveniente de la infancia no afectará ni a su futuro profesional ni personal, siempre que se trabaje y se entrenen sus dificultades. “No obstante, su construcción neurobiológica es distinta, por lo que, requerirán de un trabajo constante y un esfuerzo mayor en el ámbito lectoescritor”, advierte la experta.

Por este motivo, lo más importante es que cuando se observen estos síntomas, se acuda a un profesional para hacer una evaluación psicopedagógica, que será quien indique dónde y cómo intervenir en función de la afección. “El tratamiento combina el entrenamiento cerebral de la automatización de la lectura y el proceso de decodificación con el trabajo emocional y de gestión de tareas del niño o la niña. Cuando esto está más establecido, se suele trabajar en conceptos base como la comprensión lectora o bien la esquematización y síntesis de textos”, nos explica la terapeuta.

Y, por último, la psicóloga quiere subrayar la importancia del acompañamiento a nivel emocional del niño, ya que los pequeños con este tipo de problemas perciben que no son capaces de adquirir ciertos contenidos y su nivel académico desciende considerablemente debido a que tienen que realizar un sobre esfuerzo para adquirir los conocimientos. “Ver que dicho esfuerzo es tan grande y que los resultados que consiguen son muy pobres, frustra a los peques y les genera sentimientos de baja autoestima y culpabilidad. No entienden por qué ocurre esto y, por tanto, puede aparecer la creencia irracional de considerarse ‘tontos’. Por ello, hay que combinar el tratamiento pedagógico con el emocional y explicar desde el principio, y con lenguaje adecuado a la edad, qué les pasa y por qué”, recomienda.

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