Comenzar a dar el pecho a tu bebé es algo que puede parecer muy sencillo pero una vez llegado el momento, no lo es tanto. Y es que son muchas cosas las que influyen en que el pequeño tenga buenas tomas y su lactancia sea duradera y de calidad.
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Para empezar, factores internos como por ejemplo, la experiencia de la mamá, si se ha tenido un parto vaginal o, por el contrario, cesárea, si el bebé está cómodo con las posturas para amamantar, si hay algún problema de anquiloglosia… Y, por supuesto, también influyen factores externos como el ambiente donde te dispongas a dar el pecho, si te sientes cómoda con el lugar, si el bebé tiene un buen día o está estresado por algún motivo… Y así, suma y sigue.
La lactancia materna está recomendada por la Organización Mundial de la Salud, mínimo hasta los 6 meses de vida del bebé, pudiendo alargarla el tiempo que deseen tanto la mamá como el niño. Dar de comer al pequeño será una de las tareas que más repitas durante varios meses, lo requiere unos buenos hábitos en todos los sentidos, pero, sobre todo, en los posturales. “La posición del niño al pecho es uno de los puntos que más influyen para lograr una lactancia con éxito. Llevando a cabo una buena postura podremos evitar la aparición de múltiples problemas asociados a una mala posición, como, por ejemplo: dolor, grietas, mastitis, tomas muy frecuentes y prolongadas, y con poca ganancia de peso del bebé. Estos problemas pueden llevar al abandono de la lactancia materna. Es importante escoger una postura en la que mamá y bebé estén cómodos, ya que van a pasar mucho tiempo así durante su lactancia. ¡Recuerda la lactancia no debe doler!”, advierte la matrona Cristina Sánchez, @mimatronamemima.
El agarre es otro de los factores fundamentales para que se de una buena lactancia ya que con ello estaremos asegurando tomas indoloras para la mamá y efectivas para el bebé. “Para obtener un buen agarre al pecho, la boca del bebé debe estar bien abierta, de forma que la areola quede más visible por encima del labio superior. Los labios del bebé deben estar evertidos, es decir, en ‘forma de pez’, mientras que su nariz y mentón tocan el pecho de la mamá. Las mejillas estarán redondeadas, en ningún caso quedarán hundidas y el pecho de la mamá también se verá redondeado. Si la madre necesita sujetar el pecho lo hará poniendo su mano en forma de ‘C’ y no haciendo pinza, ya que de esta forma se tira del pezón, impidiendo un buen agarre. También es importante que la succión sea eficaz”, indica la experta.
Cuáles son las mejores posturas para dar el pecho
En primer lugar, la matrona insiste en que la mamá puede amamantar en diferentes posiciones siempre y cuando lo más importante es que esté cómoda, relajada y sin dolor, quedando su espalda y sus pies adecuadamente apoyados, incluso utilizando si es necesario almohadas o cojines de lactancia. Y, en segundo lugar, es bueno saber que se pueden alternar diferentes posiciones, siempre y cuando estemos favoreciendo el correcto drenaje de todos los conductos del pecho, y previniendo así la aparición de obstrucciones y mastitis .
Clásica o de cuna
Es la más frecuente y en esta: “El bebé está estirado frente a la madre en contacto con su cuerpo. La madre sostiene la cabeza del bebé con su antebrazo, y con la mano se puede sujetar las nalgas o los muslos”, explica la matrona.
De cuna cruzada
Es muy parecida a la posición anterior, pero en este caso, el bebé descansa sobre el antebrazo contrario al pecho que se ofrece, y la mano del mismo lado puede sostener el pecho. La experta dice que: “Se recomienda en bebés con dificultades para el agarre como en recién nacidos prematuros, hipotónicos o con pobre reflejo de succión”.
De rugby
El bebé se coloca enfrentado a la mamá, pasando el cuerpo del pequeño por debajo del brazo de la madre y sus pies apuntando a la espalda. Esta postura nos cuenta la matrona que: “Se recomienda en casos de cesárea, pechos grandes, pezones invertidos o planos, bebés prematuros o gemelos (para que amamanten a la vez). También es útil para prevenir o curar posibles obstrucciones o mastitis, ya que con esta posición se consigue drenar los conductos que se encuentran en la cara externa de los pechos (zona más frecuente donde se suelen producir)”.
Vertical, caballito o de koala
El bebé se coloca sentado a horcajadas sobre una de las piernas de su madre como si estuviera a caballito. Lo cierto es que, según dice la experta, esta postura es poco frecuente, pero es útil en caso de que el bebé que tenga problemas para fijar el pecho (como en el caso de maxilar inferior corto o retraído, fisura palatina…).
Estirada o en paralelo
Se trata de una de las posturas más relajadas y es que facilita el descanso de la mamá; se utiliza mucho durante las noches. “Está recomendada en situaciones de cesárea, episiotomía o cualquier molestia tras el parto”, indica.
A cuatro patas, boca arriba o de loba
Esta es otra de las posturas poco frecuentes para el amamantamiento diario ya que es un poco incómoda para la madre, pero, tal y como afirma la especialista, es un recurso a tener en cuenta en caso de obstrucción o mastitis aguda que se localice en el parte superior del pecho, favoreciendo el drenaje de esos conductos.
De bailarina o mano ‘Dancer’
“La mamá sujeta el mentón del bebé entre el pulgar y el índice, y los otros tres dedos debajo de su pecho”, explica. “Se utiliza, sobre todo, en niños con hipotonía muscular o síndrome de Down ”.
Como hemos visto, y tal y como asegura la experta, no existe una única postura correcta para dar el pecho, si no que cada mamá y su bebé tienen que escoger la que mejor se adapte a sus necesidades y preferencias.
“En caso de que la madre o el pequeño estén incómodos, y no se adapten a ninguna de estas posturas, es conveniente que sean valorados por un especialista en lactancia (matrona, asesora de lactancia, IBCLC…), que valore la posición de la madre, la del bebé y su colocación, la frecuencia y duración de las tomas, la posible existencia de anquiloglosia en el bebé (frenillo lingual corto), etc…”, recomienda la profesional, o por cualquier otro motivo que pueda estar impidiendo un buen desarrollo de la lactancia.