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debo obligar a dar besos a mis hijos © AdobeStock

Educación infantil

¿Debo obligar a dar besos a mi hijo? Alternativas para cuando se niegue

Los niños necesitan su propio proceso de maduración. Hablamos con una experta en educación sobre la necesidad de respetar los tiempos de los más pequeños. Te contamos cómo:


12 de abril de 2022 - 15:40 CEST

Es uno de los grandes interrogantes que empiezan a hacerse los padres de las nuevas generaciones: ¿debo obligar a dar besos a mis hijos? Quizá sea una pregunta en la que antes nunca reparamos, ya que de pequeños nosotros lo hacíamos de manera automática.

“En muchas ocasiones veo a mamás, papás e incluso familiares que obligan a sus hijos a dar besos como saludo o como muestra de afecto. Incluso les invitan a besar cuando se encuentran con alguien conocido en la calle”, apunta Silvia Retamosa, educadora infantil y psicomotricista.

La experta sostiene que en la escuela se ha encontrado con situaciones en las que un familiar quiere dar un beso a un niño y, si éste no cede, se le amenaza con un: “¡se lo voy a decir a mamá y a papá!”.

La realidad, según nos confiesa, es que si obligamos a dar besos a los niños les estamos enseñando que no tienen control sobre sus cuerpos y que es propiedad de todos los demás. Es decir, que los demás tienen derecho a abrazarles y tocarles cuándo y cómo quieran.

Al obligar a los niños a saludar a un adulto que no conocen o a alguien que conocen, pero al que en ese momento no quieren dar un beso, les estamos exponiendo a que tengan un menor control sobre su cuerpo ante posibles abusos”, añade Macarena Chía, psicóloga del instituto Galene.

Un niño que desarrolla criterio propio será un adulto seguro de sí mismo

Según apunta Silvia Retamosa, es durante la infancia cuando los niños empiezan a tomar conciencia de ellos mismos y de su cuerpo: “Por eso, si ellos se incomodan con estas expresiones de afecto, deben ser respetados”.

“Cuando no les obligamos ni les forzamos a dar un beso o un abrazo, les estamos enseñando a tomar sus propias decisiones y esto les dará mayor autoestima. Un niño que desarrolla criterio propio es un adulto seguro de sí mismo. Por lo tanto, aprenderá a poner límites y a decir no cuando se sienta incómodo con alguna situación”, garantiza.

¿Qué debemos hacer cuando se niegan a dar besos y abrazos?

Los niños necesitan un proceso de maduración para poder seguir las normas o convenciones sociales en relación a los saludos... por eso, puede ocurrir que no estén preparados todavía.

“Sabemos que pasan por diferentes etapas: fases en las que dan muchísimos besos, otras en las que sólo besan a los familiares más cercanos y otras en las que muestran su afecto cuando tienen ganas... Es necesario conocerles y respetar sus tiempos de vinculación con los demás”.

Aun así, muchas veces los padres nos encontramos en la tesitura de no saber qué hacer o cómo actuar cuando nuestros hijos se niegan a dar besos o abrazos. Silvia Retamosa plantea tres maneras de enfrentar la situación:

  1. No recurrir al chantaje ni a la manipulación: Frases como “si no me das un beso te querré menos” implican condicionar el amor y las muestras de cariño
  2. Actúa con naturalidad y respeta su decisión: Esto permitirá al niño haer demostraciones de afecto cuando esté preparado y se sienta a gusto.
  3. Ofrecer alternativa a los besos: Si nuestros peques no quieren dar un beso o un abrazo, podemos explicarles que hay muchas formas de saludar. Se puede ser educado igualmente sin tener que dar besos. Si se sienten incómodos, pueden saludar tirando un beso al aire, chocar la mano o dar una palmada, saludar con la cabeza o simplemente diciendo hola.

Muchas familias me comentan que se sienten juzgadas si el pequeño no saluda en la calle”, advierte la experta. “Si se niegan a saludar, incluso con esas alternativas, no debemos obligarles, ya que es la única manera de que no se sientan incómodos”, añade.

Y tú, ¿muestras tu cariño a todo el mundo?

Debemos recordar que, para los más pequeños, dar un beso es más que un convencionalismo social, es un gesto de cariño auténtico. “¿Tú muestras tu cariño con todo el mundo? ¿Te gustaría que te obligaran a hacerlo?”, se cuestiona la educadora.

En cualquier caso, nos plantea no preocuparnos en exceso ya que, con la edad, se irán adaptando a las normas sociales y acabarán saludando igual que nosotros.