¿Sabías lo importante que es cuidar la microbiota desde los primeros años de vida para así disminuir la tasa de alergia, que ya alcanza al 8% de niños y al 3% de adultos?
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Así lo advierte un estudio de la Universidad de Granada, e informa que la actividad física se está investigando como terapia no farmacológica útil para controlar la microbiota.
En concreto, la Copa COVAP, iniciativa deportiva y educativa infantil organizada por COVAP, incide junto con el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba en la importancia de cuidar la microbiota en la infancia a través de una alimentación saludable y la práctica regular de ejercicio físico.
Ambos ponen de relieve que un desequilibrio entre el sistema inmunitario y este conjunto de microorganismos que viven en el ser humano puede ser el origen de un gran número de enfermedades, como son las autoinmunes o la alergia.
¿Qué entendemos por microbiota?
La microbiota es el conjunto de microorganismos que viven en los seres humanos y sus funciones son aquellas relacionadas con la digestión y la defensa frente a otros microorganismos patógenos, pero también cuenta con otras muchas funciones, como el aporte de recursos metabólicos adicionales, además de producir sustancias que son esenciales para nuestro organismo, como las vitaminas K y B, ácidos grasos de cadena corta y neurotransmisores.
También tiene función detoxificadora, es decir, de eliminación de sustancias que el organismo haya ido acumulando con el tiempo, aunque no las necesite.
Los tres primeros años de vida, claves
La doctora Aurora Jurado, jefa de la Unidad de Inmunología del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, advierte que “el periodo clave en las características cualitativas y cuantitativas de la microbiota son los 3 primeros años de vida”.
Desde esa edad y, sobre todo, tras la adolescencia, la microbiota será igual a la del adulto. Por eso, incide en la idea de poner el foco en la etapa donde se enriquece y desarrolla para alcanzar la madurez: “Los acontecimientos que ocurren en los primeros años de vida, como el tipo de parto, la lactancia, el uso de antibióticos, el número de convivientes o la convivencia con mascotas, o vivir en un medio rural o urbano, van a modular las características de este conjunto de microorganismos”.
¿Qué relación tiene la microbiota con la salud y la enfermedad?
Según una investigación del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga, la prevalencia de la alergia alimentaria está aumentando en países desarrollados, alcanzando tasas de alrededor del 8% en niños y del 3% en adultos.
Según apunta este estudio, el ecosistema microbiano intestinal podría estar en relación con el riesgo de desarrollar alergias, “y la etapa infantil adquiere una importancia clave, ya que los malos hábitos de vida están relacionados con enfermedades como esta”.
El modo de vida actual origina cambios negativos en la microbiota
Otro estudio de la Universidad de Granada hace referencia a la microbiota intestinal y su influencia en la obesidad: “Los cambios que la actividad física puede inducir en la composición y proporción de la microbiota podrían neutralizar la progresión de la obesidad y disminuir el peso corporal. El ejercicio o la forma física se están estudiando como terapias no farmacológicas útiles para reducir las vías de señalización relacionadas con la inflamación”.
Además, otro trabajo de investigación publicado en 2022, que evalúa la relación entre microbiota y ejercicio, concluye que las modificaciones de la microbiota intestinal contribuyen a la pérdida de peso, “inducida por la actividad física en la obesidad”.
Influencia de la microbiota en enfermedades
Aunque la doctora afirma que “aún no se ha definido en qué medida los cambios en la microbiota pueden derivar en diferentes enfermedades”, la disbiosis o desequilibrio de la flora intestinal se ha identificado como causa de muchos procesos patológicos, que van desde la obesidad y el síndrome metabólico a enfermedades neurológicas o patologías inmunomediadas, como la enfermedad inflamatoria intestinal y las alergias.
Y reitera que la microbiota también puede alterar nuestro estado de ánimo, comportamiento o afectividad, ya que el eje intestino-cerebro ha cobrado una importancia muy relevante en los últimos años, abriendo así un campo inmenso en el ámbito de la salud mental.
Por eso, la doctora Jurado recomienda educar a la población infantil en una dieta natural y equilibrada como la mediterránea y rica en fibras. “Hay alimentos que se comportan como prebióticos y favorecen una flora intestinal beneficiosa, como verduras y frutas, que aportan polifenoles con función antioxidante, entre otros elementos beneficiosos. Por cierto, el aceite de oliva también es rico en polifenoles”, añade.
La especialista afirma que tenemos prácticamente el mismo número de células diferentes en nuestra microbiota que en el resto de nuestro organismo: “Nuestro organismo convive con los microbios y los podemos localizar en toda nuestra superficie y en las cavidades conectadas con el exterior, como la piel, la mucosa respiratoria, los ojos y oídos, etc.”.