Los investigadores de la Universidad de Granada han encontrado nuevas evidencias sobre los beneficios que podría aportar tocar un instrumento musical para niños y adolescentes.
Su proyecto ‘Please don’t stop the music: A meta-analysis of the cognitive and academic benefits of instrumental musical training in childhood and adolescence’ ha sido publicado en la cabecera Educational Research Review, una de las revistas más destacadas del mundo en el ámbito de las Ciencias de la Educación.
En concreto, el equipo de científicos, formado por Rafael Román-Caballero, Miguel A. Vadillo, Laurel J. Trainor y Juan Lupiáñez, han cuantificado la magnitud de los cambios cognitivos que aporta la práctica musical, revelando que tocar un instrumento puede beneficiar un amplio número de capacidades mentales, como la memoria y la atención.
Podría aumentar hasta tres puntos el cociente intelectual de los niños
En términos de inteligencia, tocar un instrumento llegaría a aumentar el cociente intelectual de niños y adolescentes hasta 3 puntos.
“Un beneficio así debería entenderse como un preciado regalo, que añade más valor a una actividad que ya tiene valor en sí misma”, confiesan los expertos mencionados.
Identificar actividades que potencien las capacidades mentales es una necesidad en nuestro sistema educativo y por ello las investigaciones en este sentido han aumentado considerablemente en los últimos años.
La comunidad científica está trabajando para determinar qué aspectos podrían tener beneficios en aspectos clave de nuestra cognición, como el rendimiento escolar, la atención o la memoria.
Efectos positivos sobre las capacidades cognitivas y el rendimiento académico
Los investigadores de la UGR Rafael Román Caballero y Juan Lupiáñez Castillo, en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad McMaster (Canadá), han analizado los resultados de todos los estudios disponibles en la temática, y aportan nuevas evidencias: practicar música durante la infancia y la adolescencia tendría efectos positivos sobre las capacidades cognitivas y el rendimiento académico.
El informe concluye resultados de lo más interesantes: para empezar, el efecto de la música parece ser mayor cuanto menor sea la edad de la persona cuando comienza a tocar el instrumento y cuanto menor sea su estado de desarrollo cognitivo en el momento inicial.
De esta manera, los cerebros más jóvenes y con mayor margen de mejora son los que podrían beneficiarse más.
También los autores encuentran que no todas las actividades musicales producen estas mejoras. Esto es algo que se ha observado con otras actividades con potencial cognitivo: no todo vale. En este sentido, no todas las versiones de esa actividad influyen de la misma manera. En el caso de la música, la evidencia con videojuegos musicales... como puede ser el famoso juego Guitar Hero o simplemente con escuchar música o no hacerlo no parece ser tan clara.
“Parece que la capacidad estimuladora de aprender a leer partituras y lenguaje musical, sincronizar movimientos de manos y dedos, coordinarse con otras personas en la interpretación de una obra, y mucho más, son claves para este efecto”, apuntan los autores.