En las aulas españolas se sigue estudiando la asignatura de lenguaje y literatura un tanto anclada en el pasado. Las lecturas que nuestros jóvenes están ‘obligados’ a leer hoy en día, tienen mucho de historia medieval y del Siglo de Oro, pero poco de motivacional. En nuestro país vecino, Francia, ya se han remodelado algunas de las temáticas adaptándose a las necesidades actuales que demandan los alumnos para acercarles, de esta forma, un poco más a la lectura. ¿Servirá esto como ejemplo para nuestro sistema educativo?
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Mientras tanto, para saber qué podemos hacer para que nuestros hijos reconecten con el hábito de leer, hemos hablado con la psicóloga infantil, Elisa Sánchez Delgado, psicóloga del Centro de Psicología PSH, de Madrid (www.psicologiapsh.com). “En las aulas españolas se sigue estudiando la literatura de otras épocas con lecturas obligatorias, de otros géneros y con otras expresiones artísticas. Tener un conocimiento sobre ello es importante puesto que nos muestra cómo era la vida en otras épocas, cómo se expresaban y cómo vivían, el problema es querer utilizar esto para fomentar el hábito de la lectura. Sería mejor plantearlo como parte del contenido académico a aprender nuestra historia, y conocer y fomentar la lectura con otro tipo de contenidos más actuales y más cercanos a los jóvenes que despierten su interés y las ganas de leer”, sugiere. Y, además, propone: “Tener un tiempo en clase para ir a la biblioteca y que elijan la lectura que más les guste, dejarles ese tiempo para ello y que disfruten sin que después haya una evaluación sería positivo y no generaría ese rechazo hacía la lectura. Dedicar ese tiempo simplemente a leer por el placer de leer”.
Una ‘edad crítica’ para la lectura
Según los expertos la edad más crítica vinculada a la lectura está entre los 15 y 18 años. Y es que, según datos publicados por la Federación de Gremios de Editores de España, durante los 10 a 14 años, el porcentaje de lectores frecuentes es de un 77%, mientras que cuando pasan a esa ‘edad crítica’, la cifra baja al 53%, a lo que hay que añadir el dato de que pocos son los que vuelven a retomar el hábito.
Si, como ya hemos visto, poco hay que hacer para que en el colegio o el instituto se fomente la lectura de una forma divertida, coloquial y motivacional, ¿cómo podemos ayudar los padres en ese sentido? La psicóloga nos responde: “Ser un ejemplo para ellos es importante, los padres somos un referente para nuestros hijos si ellos ven que leemos nos imitarán. Es importante tener variedad de lectura que puedan elegir. Podemos ir con ellos a la biblioteca o a la librería y que vean los diferentes tipos de lectura, dejarles el tiempo que quieren leer es importante, respetar que no quieran seguir leyendo un libro porque no les gusta o no ha despertado su interés es importante también. No importa que lo dejen a medias, pueden buscar otro que les atraiga más”.
Esto se debe hacer así porque, la experta nos cuenta que los libros tienen que interesarles sin importar el formato. Pueden ser desde cómics hasta revistas o novelas, lo importante es no prohibir ni censurar sus elecciones. “Preguntarles sobre lo que están leyendo y promover el debate sobre ese tema también contribuirá a que lean. Pueden leer sobre alguna serie que les interese, muchas series están basadas en libros. Así como historias que estén relacionados con la vida de los jóvenes y se puedan sentir identificados”, indica.
Durante las etapas de la adolescencia media y adolescencia tardía, que comprenden las edades entre los 14 y los 19 años, es normal que la lectura pase a un segundo plano. Para ellos es primordial la interacción en grupo y estar con sus amigos, y sus intereses están más cerca de su vida social que de su individualidad. “Esto no quiere decir que más adelante según se van desarrollando y madurando vuelvan a retomar el hábito de la lectura como algo agradable y satisfactorio”, aclara la experta y ahí es donde entra en juego el papel de los padres para inculcarla y fomentarla.
Consejos para inculcar el hábito de la lectura desde la infancia
La primera etapa de la vida, desde el nacimiento hasta los 6 años, es la más importante a nivel de desarrollo para el niño. “La lectura en este caso contribuirá a su capacidad intelectual, a fomentar la imaginación y a mejorar el lenguaje, así como al desarrollo de las habilidades de comunicación, a la empatía, a conectar con las emociones y el pensamiento cognitivo”, nos explica la psicóloga. Ponerles en contacto con los libros desde pequeños les permitirá familiarizarse con el hábito aunque sea viendo dibujos, pasando hojas… Y utilizar la lectura como un juego también será muy positivo y es que, según la experta, les ayudará a imaginar lo que están leyendo, a representarlo, esto se convertirá en una actividad divertida y querrán repetirlo. Por eso, ¡cuánto antes se empiece mucho mejor!
Pero sin duda, la mejor forma de hacer que nuestros hijos lean, es que nosotros seamos sus modelos y vean cómo disfrutamos haciéndolo, insiste la experta, quien también recomienda: “Dejarles libros a su alcance y que elijan los que más les llame la atención, ya sea para simplemente ver los dibujos o leer las letras grandes. No obligarles a leer un cierto contenido y respetar sus tiempos. Leer con ellos, que lean en voz alta y que nos escuchen a nosotros leer, preguntarles sobre lo que han leído, compartir las historias… La lectura puede ser un gran mediador para pasar tiempo con nuestros hijos y si algo quieren los niños es compartir tiempo con sus padres”, asegura.