El llanto provocado por los cólicos de lactancia es uno de los temas que más preocupan a los padres. ¿Por qué no deja de llorar? ¿Qué le sucede? ¿Cómo consigo calmarlo? Esta manera de llorar presenta unas características especiales que, como padres, nos asustan y paralizan, especialmente si somos primerizos.
Gema Magdaleno, matrona de atención primaria y especialista asesora de Chicco, desgrana las claves para identificarlos y da una serie de consejos para que los padres aprendan a calmarlos.
“Llorar es la manera más eficaz que tienen los bebés para comunicarse y llamar la atención cuando algo les ocurre. En concreto, el llanto se produce para expresar que existe una necesidad que no está cubierta. Es decir, necesitan algo o les ocurre algo que no pueden solucionar por sí mismos”, explica.
Como no todos los lloros son iguales, existen diferentes características que permiten identificarlos para poner solución al problema. ¿Cuáles son estos distintos tipos de llantos?
Hambre
La matrona detalla que cuando el bebé desea comer nos lo hará saber con algunos gestos característicos, como sacar la lengua o cerrar sus puños. “Después, llorará enérgicamente y de manera continuada hasta que consiga obtener el alimento”, añade la experta.
Incomodidad
En este caso, el bebé nos informa sobre aspectos que le incomodan; como si tiene frío o calor, si tiene el pañal sucio, si le molesta algo de ropa... “En este caso, llorará, y probablemente será un llanto estridente en el que transmitirá nerviosismo y algunos gestos que delatarán su falta de confort”.
Sueño
“Cuando el bebé tiene sueño o está cansado pero le cuesta dormir, manifiesta un llanto parecido a un lamento, que se acompaña también de algunos gestos como frotarse los ojos o signos que delatan el problema. En este caso, podrá detectarse al ver sus ojos enrojecidos o medio cerrados”, determina Gema Magdaleno.
Dolor
En un escenario de dolor, el llanto será estridente y agudo, casi como un grito, y puede acompañarse de signos físicos que indican la zona del dolor, como la boca, el oído…
El cólico del lactante, uno de los que más preocupa a los padres
“El cólico del lactante se define como una serie de episodios de llanto prolongado que se repiten a diario en un bebé de pocos meses. No es una enfermedad y tampoco se conoce la causa exacta. En definitiva, es el mayor dolor de cabeza de los padres durante los primeros tres o cuatro meses de vida”, advierte el doctor Antonio Méndez Díaz.
“Uno de los llantos más angustiosos y que más preocupa a los padres es el llamado cólico del lactante”, afirma Gema Magdaleno. En estos casos, el bebé encoge las piernas y aprieta los puños mientras llora. Normalmente suele hacerlo a la misma hora, generalmente por la noche. Llora con intensidad al menos tres horas al día y el llanto suele comenzar de manera repetina, aliviándose cuando expulsa gases. La experta añade que, generalmente, los cólicos aparecen a partir de los 15 días de vida, y terminan espontáneamente a partir del tercer mes.
El llanto por cólico de lactancia, tan característico por su frecuencia e intensidad, suele ser algo común y existen algunas claves para que los padres puedan ponerle solución:
- Los masajes en la tripita son uno de los remedios que mejor funciona para calmar al bebé. También se puede optar por paseos en el carrito, música relajante...
- Portearle o colocarle boca abajo un rato, pero nunca para dormir y siempre bajo supervisión.
- Intentar consolar al bebé para averiguar si tiene hambre, sed, frío, calor, sueño, etc
- A nivel psicológico, es importante que los padres entiendan que es un proceso beningno y que, por tanto, es bueno mantener la calma.
- No darle ningún medicamento.
- Si se alimenta con leche de fórmula, es importante elegir un biberón que no permita que trague aire en las tomas, para no empeorar la situación.
¿Cuándo acudir al médico?
En cualquier caso, ten en cuenta que los cólicos afectan a uno de cada tres bebés, que no influyen en el peso o crecimiento del bebé, ni depende del tipo de lactancia que se de al bebé. “Ten paciencia y dale mucho cariño”, apunta el doctor Méndez Díaz.
Y concluye que es recomendable acudir al médico si el bebé rechaza la toma de pecho, tiene fiebre, vómito o heces con sangre; o bien si le vemos con síntomas de palidez, decaimiento o sudoración.