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El reloj biológico ya no es sólo cosa de las mujeres. Quizá nunca lo fue, pero al menos ahora el dato es real: a los hombres también les afecta la edad a la hora de tener un hijo.
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A partir de los 35 años, la calidad del esperma empieza a mostrar pequeñas alteraciones a nivel cromosómico que se irán incrementando con los años. Además, estas alteraciones aumentan la tasa de partos prematuros y algunas complicaciones respiratorias en el momento del nacimiento.
En concreto, en mujeres se objetiva un punto de inflexión de la reserva ováricaentorno a los 35 años y otro más acentuado a los 40. En varones, los estudios publicados al respecto evidencian un descenso de la fertilidad menos marcado que en la mujer.
Por tanto, un retraso en la paternidad puede suponer un problema a la hora de buscar un embarazo, incluso en las parejas fértiles. Desde Fertility Madrid, especialistas en tratamientos como la ovodonación, fecundación in vitro o preservación de la fertilidad entre otros, nos explican por qué.
¿Qué entendemos por el reloj biológico del hombre?
“La calidad del semen se ve alterada por la edad, aunque evidentemente no en el mismo grado que lo hacen los óvulos. Para que lo entendamos, digamos que los hombres actúan como fábricas de espermatozoides, mientras que las mujeres lo hacen como almacén de óvulos, y ese matiz es la clave”, apuntan.
Los expertos nos explican que, a través del proceso de espermiogénesis, se producen espermatozoides cada tres meses aproximadamente. “A pesar de que este proceso no llega a desaparecer del todo, sí pierde efectividad con el paso de los años en el hombre”, recalcan.
Además, según diversos estudios, esta espermiogénesis se ve alterada con la edad del hombre. “Observamos, por tanto, un menor recuento y motilidad espermática (es decir, la capacidad de movilidad y movimiento de los espermatozoides), y un mayor porcentaje de espermatozoides con morfología anómala (referido al tamaño y la forma)... así como un mayor riesgo de mutaciones esporádicas, entre otras”, sostienen desde Fertility Madrid.
El reloj biológico masculino comienza en torno a los 35 años
Desde Fertility Madrid aseguran que también se ha visto que los riesgos comienzan a partir de los 35 años, y son más significativos a partir de los 45 o los 50 años. “Por eso mismo el reloj biológico del varón es más lento, su descenso es más paulatino”, aclaran.
Pero no sólo la edad afecta a la calidad seminal. Garantizan que existen otros factores que también influyen, como por ejemplo el estilo de vida, consumo de tabaco, café, etc...., “Por eso, ante la decisión de retraso de la paternidad es recomendable realizar un estudio de fertilidad del varón ( seminograma) y en función del resultado y la expectativas del paciente, valorar la congelación seminal como preservación de la fertilidad”.
“Cada año del hombre supone acumular dos nuevas mutaciones en el ADN de su esperma, así que cuanto mayores son, mayores los riesgos. Es por este motivo que cada vez sean más los hombres que deciden congelar esperma para poder retrasar su paternidad”, matizan.
Advierten además que la congelación de semen es una opción muy válida ya que es un proceso muy sencillo que consiste en añadir a la muestra de semen un medio (crioprotector) que permite congelar los espermatozoides sin que se formen cristales de hielo, evitando el deterioro de los espermatozoides.
Posteriormente, se introduce en nitrógeno líquido a -196ºC, donde se mantendrá guardada la muestra de forma indefinida hasta que se decida emplearla, manteniendo la misma calidad que en el momento de su congelación.
“Aunque la mayoría de las mujeres son conscientes de los efectos de la edad en la concepción y el embarazo, muchos hombres no lo son. Por lo tanto, si hay una mínima posibilidad de que quieras tener un hijo algún día, es importante que pienses en tu salud en materia de fertilidad”, concluyen.