La episiotomía es una incisión quirúrgica que se realiza en la apertura vaginal para facilitar o acelerar la salida del niño durante el expulsivo (lo que se conoce como el momento en que se constata que la mujer está en dilatación completa o cuando la cabeza del bebé es visible).
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Este corte, que involucra a los músculos de suelo pélvico, se ejecuta para evitar posibles desgarros más graves en dirección al clítoris o al ano.
“Desde la década de los 80’ se han realizado estudios para evidenciar si es necesario realizarla de manera rutinaria y todos los expertos coinciden en que no”, nos advierten desde Gestaluz, centro especializado en gestación, posparto, preparación al parto, suelo pélvico y lactancia. En concreto, Camila Boettiger, cofundadora de Gestaluz, concreta que la OMS no recomienda esta práctica en más del 20% de los partos.
Entonces, ¿es algo malo practicar una episiotomía? “Por supuesto que no, en ocasiones es necesaria y puede ayudar a prevenir un desgarro más severo. La cuestión es que la episiotomía en sí involucra un daño de la musculatura que traerá consecuencias dolorosas durante el posparto”, explica Carla Quintana, matrona.
Cómo evitar desgarros perineales severos
Aunque en España no hay datos concretos, un estudio realizado en 2018 en Chile concluyó que realizar talleres de preparación al parto disminuye la tasa de episiotomía casi en un 50%.
Con el fin de evitar desgarros perineales severos, lo primero que recomiendan las expertas de Gestaluz es poner el foco en la prevención: “Por eso, en estos talleres se trabaja el suelo pélvico mediante masajes perineales, a partir de la semana 34, que mejoren la calidad muscular, capacidad de relajación y conexión con nuestra zona perineal”.
Sin embargo, apuntan que la preparación corporal, cuanto antes comience, mejor. Lo ideal es comenzar desde el segundo trimestre, con tiempo, para empezar a preparar tu cuerpo ya que hay muchas cosas que se pueden hacer antes.
En estos talleres hay clases teóricas y prácticas, éstas últimas incluyen gimnasia prenatal, técnicas de relajación, entrenamiento para las distintas fases del parto, control de la respiración y medidas posturales.
Si algo se ha demostrado es que una buena preparación al parto reduce la violencia obstétrica. “Es imprescindible asegurarnos de que estos talleres den una buena formación y entren en profundidad en el tema del masaje perineal. En cualquier caso, debemos ser conscientes de que no evita la episiotomía ni un desgarro. Por desgracia, no hay ninguna técnica que lo haga. Eso sí, podemos reducirlo dando flexibilidad a la piel”, matiza Carla Quintana.
“También favorece la rehabilitación y que ese tejido cicatrice más fácilmente, al ser de mejor calidad”, recalca Camila Boettiger.
La matrona da mucha importancia al hecho de que la madre esté plenamente informada, pregunte lo necesario: “Cuando un profesional nos prepara para el parto una da sus consentimientos informados y no desde la ignorancia. El problema es que se siguen haciendo técnicas sin el consentimiento de los padres”.
“Hay mucho miedo en relación al parto”, añade Boettiger. “Mediante la formación, las mujeres entienden el proceso y se empoderan. Disminuye, por tanto, la ansiedad porque saben a lo que van y se genera una conciencia corporal. Es más, el movimiento durante el trabajo de parto ayuda a que la musculatura se relaje”.
En cualquier caso, Quintana asegura que lo que sí se puede evitar es la violencia obstétrica: “Una episiotomía muchas veces se hace para agilizar el proceso por el interés sanitario de acabar antes. Como si los ginecólogos o matronas tuviesen prisa. En un parto hay que tener mucha paciencia y dar sus tiempos a la mujer”.
Y si ha ocurrido, ¿cómo lo trato?
La episiotomía suele tener unas consencuencias negativas para la mujer durante el posparto: “Puede producir dolor en las relaciones sexuales, al ir al baño a hacer pis o simplemente sentarse. Hay gente que está uno o dos años sin poder tener sexo porque nadie le ha dedicado los cuidados necesarios. Es un proceso que psicológicamente afecta muchísimo a la mujer. Muchas creen que es normal tener incontinencia y lo llegan a normalizar por el simple hecho de haber sido madre”.
Pero no lo es. No es normal y no te tienes que aguantar. Es fundamental rehabilitar el suelo pélvico. Según Camila Boettiger, esto consiste en evaluar cómo está tu cicatriz, favorecer que no se adhiera y tenga una buena elasticidad, además de trabajar tus músculos según lo que necesiten para recuperarse de esta lesión.
“También puedes acudir al fisioterapeuta o a una matrona especializada que trate tu cicatriz para mejorar tu calidad de vida”, añade la matrona.