La COVID-19 ha sido la gota que ha colmado el vaso para muchos menores, y es que existen multitud de estudios que afirman que los trastornos mentales en adolescentes se han triplicado desde el inicio de la pandemia. Pero el dato más abrumador ya no es solo este, sino que hay que destacar que muchos de estos jóvenes han decidido ir, bien por iniciativa propia bien pidiendo ayuda a sus padres, a la consulta del psicólogo; lo que revela que son conscientes de su necesidad y han derribado tabúes respecto a la asistencia a terapia. “Por un lado, cada vez somos más conscientes de la importancia que tiene la salud mental, un ejemplo es que cada vez son más los personajes públicos que hablan sobre ello en entrevistas, sobre sus propias experiencias, deportistas, artistas, etc. Eso ayuda a visibilizar la salud mental. Por otro lado, la pandemia ha sido ‘gasolina’ para los problemas de ansiedad que hay en la sociedad en general. Aumenta la incertidumbre, el miedo, el estrés… y eso acelera el hecho de que estos procesos afloren”, nos cuenta Gema Fuentes, doctora en Psicología y psicóloga en los Centros Crece Bien de Madrid.
La ansiedad principal motivo de consulta entre los jóvenes
Los principales motivos por los que los adolescentes acuden a terapia son el miedo a relacionarse con iguales, por el bajo autoconcepto de sí mismos, por los altos niveles de estrés y, sobre todo, por la ansiedad. Según nos comenta la experta, la ansiedad es un mecanismo de defensa que tenemos todos los seres humanos y que nos avisa de algún peligro. Pero, en ocasiones, esa ansiedad puede aparecer sin que haya un motivo realmente aparente que pueda poner en riesgo nuestra vida. La psicóloga nos cuenta que el primer paso que da en su consulta es explicar a los menores en qué consiste esta sensación para que sepan qué es lo que les pasa.
Los expertos intentan enseñar estrategias y diferentes recursos para que los jóvenes consigan relajarse y calmar esas sensaciones desagradables. Una forma eficaz de hacerlo es a través de la respiración. Pero también es muy importante mostrarles cómo aprender a gestionar sus pensamientos: “Imaginemos que un niño o adolescente tiene que hablar en público y empieza a pensar que le va a salir mal y que todos se van a reír de él, todos estos pensamientos le pueden llevar a experimentar ansiedad. No podemos controlar tener este tipo de pensamientos, pero sí podemos ayudar a niños y adolescentes a gestionarlos. Para ellos es importante ayudarles a crear pensamientos alternativos más realistas, cómo ‘Me voy a preparar la exposición lo mejor que pueda y no me tiene porque salir mal’”, explica la psicóloga.
¿Qué otros problemas mentales son frecuentes entre los jóvenes de hoy?
La terapeuta sostiene que además de la ansiedad, lo que más suelen encontrarse en consulta son con niños y adolescentes con pocas habilidades sociales, seguramente provocadas por la situación social tan complicada que nos ha tocado vivir, ya no solo por la incertidumbre generada por la pandemia, sino que también hay que añadir otros conflictos más recientes como es la guerra de Ucrania. Además de un bajo autoconcepto de ellos mismos que probablemente esté influenciado por las redes sociales. “Quizás lo más preocupante sea que la demanda en adolescentes ha aumentado exponencialmente y las características de sus problemáticas son más preocupantes que hace solo dos o tres años”, asegura la experta y nos comenta que: “También nos encontramos niños que no identifican sus cualidades, las cosas que se le dan bien y les quitan importancia a los logros que consiguen. Como, por ejemplo, un niño que saca un 8 en matemáticas, pero no le da importancia, sino todo lo contrario, se fija solo en los fallos que ha tenido en el examen”.
¿Cómo ayudarles en casa?
La doctora en psicología nos da una serie de consejos que son muy necesarios para ayudar a los jóvenes a paliar y reducir sus posibles problemas mentales tanto a corto como a largo plazo.
- Siempre primero escucharlos sin juzgar. “Es necesario permitirles que expresen lo que sienten sin quitarle importancia. Hablar sobre lo que sentimos no es fácil por ello es fundamental que se sientan escuchados y no infravalorar lo que nos cuentan. Evitemos frases del tipo: ‘No es para tanto’, ‘No entiendo por qué le das tanta importancia’”, aconseja.
- En segundo lugar, observemos. “Estemos pendientes de las señales de alarma, por ejemplo: si observamos que está continuamente enfadado, irritable, si vemos que llora con frecuencia o que ha dejado de poner en práctica habilidades que ya tenía, cómo ir al baño solo…”, dice la experta.
- Y, por último, actuar: “Es importante mencionar que no está de más acudir a un profesional si estamos desorientados. En caso de observar que la ansiedad que siente no es un episodio aislado, sino que es frecuente o que cuando ocurre el malestar es muy grande, es conveniente acudir a un psicólogo. Comentémosle que el psicólogo va ser una persona que le va ayudar a identificar lo que le pasa y le va enseñar herramientas que le permitirán gestionar lo que le ocurre”, concluye.