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Bebés

Cuándo es recomendable la fisioterapia craneal en el neonato

El neonato puede presentar tras el parto alguna malformación en los huesos de su cabeza. Lo normal es que se solucione por sí solo, pero puede haber casos en los que la fisioterapia craneal sea muy beneficiosa. Te lo contamos.


25 de marzo de 2022 - 15:34 CET

Durante el embarazo, el bebé crece en un lugar tan seguro y confortable para él como es el útero materno. Allí cuenta con todo lo necesario para su desarrollo y, además, el vaivén del movimiento de la madre es su mejor forma de estimularse, al mismo tiempo que de acunarse para relajarse o incluso, dormir.

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Sin embargo, las posiciones que va adquiriendo a lo largo de los nueve meses son múltiples y aunque la tripa de mamá es el mejor lugar para él, son muchas las presiones y tracciones a las que el bebé está expuesto a lo largo de la gestación. Asimismo, un parto vaginal supone un gran esfuerzo tanto para la madre como para el bebé; este también acaba agotado ya que su paso a través del canal de parto le obliga a realizar contorsiones, y adoptar diferentes posturas para lograr salir al exterior.

Por estos motivos, es normal que los bebés nazcan con alguna deformidad craneal debido a las estrecheces por las que han tenido que transitar. Normalmente estas deformidades son temporales, ya que los huesos de los recién nacidos son muy flexibles todavía. En los días posteriores, gracias a los movimientos diarios que el pequeño realizará al succionar, llorar, bostezar… los huesos de su cabeza volverán a la posición original.

No obstante, puede ocurrir que esta deformidad craneal se alargue en el tiempo, algo que no suele ser lo normal pero sí posible. En consecuencia, el bebé puede tener algunos síntomas que hagan sospechar a los papás. “Los signos de alarma pueden ser muy variados. Podemos encontrar en general un bebé demasiado inquieto, irritado, que se arquea mucho hacia atrás y que notamos que tiene malestar constante. Suelen dormir intranquilos, aunque no se despierten”, nos dice la Fisioterapia especializada en el desarrollo craneal en neonatos, Ana Hueso (@anahuesoporteoybebes). “A nivel de la cabecita, nos encontramos que no pueden abrir bien la boca, con todas las consecuencias que eso conlleva para alimentarse. Esto deriva en un mal agarre y puede repercutir en los movimientos de la lengua”, puntualiza.

¿Cuándo es recomendable llevarle a un profesional?

La experta en fisioterapia en neonatos nos comenta que, por ejemplo, en Francia, es muy habitual llevar al bebé al osteópata para realizarle una evaluación completa tras el parto. “A mí me gusta dejar al menos una semana después del nacimiento para tratarlos porque el cuerpo tiene su propia forma de regulación, pero hoy día tenemos un gran problema: el intervencionismo en los partos. Si un parto es completamente natural, sin ningún medicamento (epidural, oxitocina, etc.), no tiene por qué haber ningún problema craneal. Pero, ¿qué parto es natural? Prácticamente ninguno. Así que,  tengo que recomendar que la mayoría de bebés acudan a revisión en el mes de nacer”, aconseja. Tanto si el trabajo de parto ha sido lento como, por el contrario, fue muy rápido, suele provocar una compresión excesiva en las estructuras óseas en el pequeño. Por otro lado, también es clave la utilización de fórceps, ventosas u otra instrumentación.

Por otro lado, la fisioterapeuta advierte: “El diagnóstico lo debe realizar un fisioterapeuta especializado en craneal. Esto es muy importante porque hay cursos de osteopatía que puede hacer cualquier persona sin ser sanitario y esto no se debe hacer. Nadie iría a un cirujano a operarse que no fuese médico, pues con la osteopatía ocurre igual. Siempre hay que buscar un fisioterapeuta osteópata”. Y añade la explicación de cómo se realiza el diagnóstico: “Se lleva a cabo de una forma muy sencilla. Tocamos la cabecita del bebé y así sentimos cómo se mueven los huesos del cráneo. Este es el diagnóstico, no tiene más. Es muy sencillo y no es doloroso. Muchas familias vienen con miedo por el dolor que se le pueda causar a su bebé, en estas sesiones no hay dolor nunca”.

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Cuáles son las consecuencias más frecuentes en los bebés

No es lo habitual, pero puede que haya casos en los que la deformidad craneal no se corrija por sí sola y esto puede provocar que los síntomas en el bebé, como son agitación, alterabilidad, gases u otros signos, como que siempre gire la cabeza hacia un lado o no concilie bien el sueño, se alarguen. La postura que el niño haya tenido en el útero o cómo se haya desarrollado el parto, como decíamos, son dos de las causas decisivas en estos casos, y cabe destacar el aumento de la probabilidad de problemas craneales en los bebés prematuros. Estos a priori pueden pasar desapercibidos para los papás por el desconocimiento, quizás presenten complicaciones para el niño más adelante como dolores de espalda, escoliosis, malformaciones de dientes, paladar, maxilares, dificultad en el habla, alteraciones en la visión y en consecuencia déficit de atención e inconvenientes en su aprendizaje.

“El neonato de por sí no suele tener ninguna patología, la gran mayoría de bebés son bebés sanos. Los bloqueos craneales se consideran disfunción. Son zonas del cuerpo que no tiene toda su movilidad y se les ayuda para que se muevan. Los bloqueos más comunes se suelen encontrar en el hueso temporal derecho, que está en la parte derecha del cráneo. Esto no significa que no haya restricciones de movimiento en otras zonas como, por ejemplo, el hueso hioides, que está en la parte anterior del cuello y que también suele ser el causante de muchas disfunciones a nivel de la succión”, detalla la fisioterapeuta que, además, señala: “Las consecuencias pueden ser múltiples. Por ejemplo, si por el bloqueo craneal el bebé no puede mamar bien, el paladar se quedará alto al no estimularlo con la lengua y podemos tener problemas respiratorios de repetición, mal oclusión dental…”.

¿Cómo es el tratamiento de fisioterapia craneal en neonatos?

Una vez realizada una evaluación por un profesional, este determinará cuál es la alteración craneal del neonato y cómo solventarla. Una detección a tiempo y realizar un tratamiento adecuado, evitará problemas mayores como plagiocefalias, escafocefalias… y además permitirá el correcto crecimiento de su cerebro.

Según la experta, “el tratamiento es completamente personalizado ya que cada bebé viene con sus propias disfunciones. El tratamiento es parecido a la maniobra que realizamos de diagnóstico, simplemente se acompaña al hueso a su posición correcta. No son movimientos bruscos, todo es muy sutil”. Y concluye: “Yo realizo el método Poyet-Pialoux y decimos que el toque de corrección debe ser igual que el de una mariposa al posarse en una flor. Los beneficios son muchos, los no visibles van a ser los que yo siento con mis manos, todo el cráneo y todo el cuerpo del bebé se liberan. Pero a nivel de síntomas también vemos muchos cambios, como más apertura en la boca del bebé, lengua más móvil, cuello con más libertad, postura más fetal y menos en extensión. Si había problemas en la lactancia, podemos encontrar menos dolor al mamar o aumento de producción por un mejor agarre”.