Ni en la crianza ni en la educación de los hijos hay recetas mágicas. Sin embargo, con frecuencia se recurre a ellas. Juan Fernández, investigador, docente y autor del blog de referencia www.investigaciondocente.com acaba de publicar un libro en el que reflexiona sobre ello.
En Educar en la complejidad (Ed. Plataforma) descubre las simplificaciones más recurrentes en el mundo en torno al mundo educativo y ofrece pistas para analizar con profundidad y tomar decisiones acertadas en un entorno que afecta a todos los padres y docentes. Hemos charlado con él.
La educación es una tarea compleja en la que a veces se presentan soluciones demasiado simples, comentas en el libro. ¿Cómo afecta esto al niño?
Afecta a cualquier niño cuando utilizamos estrategias que son eficaces a corto plazo, pero que a largo plazo tienen consecuencias nefastas. Un ejemplo claro es cuando renunciamos a practicar el hábito de la lectura en detrimento de las pantallas. A corto plazo el niño estará entretenido, pero a largo plazo le costará mucho entender textos complejos como los que se encontrará en la escuela.
¿Cuál es la manera ideal, bajo tu punto de vista, para que el alumno consiga aprender?
Despertar su curiosidad mediante preguntas, y sin renunciar al desafío intelectual. Para ello, hay que empezar por aprendizajes muy pegados a su realidad cotidiana, pero proponiendo siempre un horizonte en el que descubra cosas que van más allá de sus intereses actuales. Algo así como: “Aprovecho lo que tienes cerca para llevarte lejos”. Otra herramienta clave es la evocación: estudiar releyendo o subrayando no es lo mejor para aprender. Lo mejor para aprender es hacerse preguntas y test a uno mismo.
¿Qué papel juega el pensamiento crítico en el proceso de aprendizaje de un niño?
El pensamiento crítico es clave, pero como digo en el libro no consiste en opinar. Más bien al contrario, el pensamiento crítico consiste muchas veces en callarse mientras obtienes información de fuentes fiables, lees y escuchas a expertos en el tema, y entonces argumentas después de haber puesto en duda lo que te estaban contando.
¿Qué importancia real tiene la motivación en la adquisición de conocimientos?
El papel de la motivación es clave, lo que sucede es que hay distintos tipos de motivación. La motivación extrínseca consiste en motivar mediante premios y castigos, y el problema es que sólo funciona mientras se mantiene el premio o castigo. Así que a largo plazo es mejor construir niños con motivación intrínseca, que han experimentado alguna vez que lo hicieron bien, y que ese recuerdo les anima a seguir intentándolo para seguir haciéndolo bien.
Otra clave importante en la motivación son las metas, es decir, ¿cuál es el objetivo que te motiva? Y tenemos que cuidar mucho reforzar siempre que la meta sea el proceso más que el resultado, algo bastante contracultural en estos momentos.
Habitualmente se intenta desterrar a las emociones negativas, pero en el libro comentas que tienen un papel destacado...
Por supuesto, no podemos vivir sin emociones negativas. Las emociones como la tristeza o la frustración juegan un papel clave en el aprendizaje. Hablábamos antes del pensamiento crítico, que muchas veces consiste precisamente en experimentar frustración o indignación ante una injusticia. Una sociedad que solo exalta la expresión de emociones positivas genera una presión agobiante porque invalida que no siempre estamos felices, y no pasa nada.
¿Cómo de necesarios son los límites en el proceso educativo?
No se trata de poner límites sólo para imponer autoridad, eso es una forma de castigo que ya hemos dicho que no funciona. Los límites son necesarios porque en el libro defiendo que el niño no es el centro del aprendizaje, ni el centro de la familia, ni del universo. El centro debería estar en el bien común y en la comunidad, que no es lo mismo. Y para que podamos vivir en comunidad necesitamos límites que nos empujen a mirar más allá de nuestro interés egoísta.
¿Cuáles son tus recomendaciones básicas para educar en la complejidad?
Lo que me gustaría conseguir es que hacer pensar a mis lectores. Que después de leer el libro la mirada sobre el panorama educativo actual haya cambiado, de tal manera que cuando se escucha una noticia, o en una conversación se dicen frases sin fundamento, existan argumentos para rebatirlos o al menos para decir: “Espera, voy a informarme más sobre esto porque no lo veo claro”.
Si estáis planeando un viaje, digamos a Grecia, lo normal es buscar información de los mejores hoteles, de la forma más económica de llegar, etc. Este periodo en el que uno prepara un viaje en cierta forma lo está disfrutando ya. Con la educación de nuestros hijos pasa lo mismo, hay que leer sobre ella para disfrutarla más, porque sabes que lo que haces sigue una lógica acorde a lo que para ti era importante. Esta es la primera recomendación básica para educar en la complejidad: leer. Y me atrevo a recomendar mi libro para empezar.