El origen que puede hacer sospechar el inicio de la ‘marcha atópica’ es una dermatitis atópica e ir evolucionando con otras manifestaciones alérgicas, en el transcurso del tiempo, como alergias alimentarias, urticaria, angioedema, rinitis, y en ocasiones, hasta asma crónica. Podríamos decir que, la también conocido como ‘marcha alérgica’, es una enfermedad que viene determinada por una predisposición genética, y que tras la exposición frente a alérgenos específicos produce todas estas evidencias durante la etapa infantil.
“La ‘marcha atópica’ o ‘marcha alérgica’ consiste, por tanto, en una forma de establecer la evolución de la enfermedad alérgica desde el momento de sensibilización hasta la aparición de los síntomas clínicos. Desde el punto de vista inmunológico se correlaciona con la aparición de anticuerpos IgE específicos, primero a alérgenos alimentarios y luego a alérgenos ambientales”, nos explica el doctor Javier Boné, Jefe de la Unidad de Asma y Alergia Pediátrica del Hospital HC Miraflores.
Cuáles son los síntomas que pueden hacernos sospechar
Como decíamos, la primera manifestación suele ser la dermatitis atópica. Una patología de la piel que es muy frecuente tanto en bebés como en niños y que se caracteriza por la aparición de eccemas, es decir, de unas placas rosadas con una descamación superficial cuyo origen suele ser genético y por alteración inmunitaria provocando que la dermis sea más sensible a determinados factores a los que se expone.
“Esta enfermedad crónica de la piel tiene una prevalencia, se estima, del 20% en la población infantil, según datos de la SEICAP (Sociedad Española de Inmunología Clínica, Asma y Alergia Pediátrica), una cifra que ha aumentado en los últimos años. En el 60% de los casos se inicia durante el primer año de vida y en el 45%, durante los primeros 6 meses, siendo sus principales síntomas el picor de la piel (prurito) y la sequedad. En aquellos menores en los que se inicia antes de los 2 años, el 20% tendrá manifestaciones persistentes de la enfermedad y un 17% adicional tendrá síntomas intermitentes a la edad de 7 años”, nos informa el doctor.
Los problemas secundarios de la ‘marcha atópica’
El aumento de casos y la alteración en la calidad de vida de los niños que la sufren se ha convertido en un problema de salud por sí mismo. Los eccemas que aparecen en la piel implican picores, sensación de quemazón, escozor, irritaciones y sequedad de la zona, síntomas que pueden provocar en el niño consecuencias como: “Trastornos del sueño o problemas en el colegio, así como sensación de vergüenza por las lesiones más visibles que pueden conducir a una baja autoestima. Además de los gastos que ocasiona y su implicación en la progresión a otras enfermedades alérgicas”, explica el alergólogo, pero tranquiliza añadiendo: “Es una enfermedad que no tiene una cura definitiva, pero la evolución natural es hacia la remisión durante la infancia en bastantes pacientes”.
Desde la SEICAP se hace hincapié en la importancia de los cuidados de la piel desde la primera infancia. La hidratación y reducir la permeabilidad de la dermis es fundamental para prevenir la sequedad y agrietamientos antes del desarrollo de la dermitits atópica o que esta empeore y mejorar así su cuidado y calidad de vida. Además, el doctor nos cuenta que: “El uso de los geles hidroalcohólicos se ha convertido en una rutina, en especial últimamente, como principal medida para evitar el contagio del virus SARS-CoV-2. Sin embargo, en los niños con diagnóstico de dermatitis atópica no es recomendable su abuso, porque pueden agravar los síntomas de sequedad, descamación o la irritación. Por lo tanto, se aconseja priorizar el lavado de manos con agua y jabón”, advierte el especialista.
La alergia alimentaria, otro factor desencadenante de la ‘marcha atópica’
La alergia alimentaria en la infancia también puede ser uno de los primeros síntomas de la ‘marcha atópica’, cuya primera manifestación puede presentarse en forma de dermatitis atópica, urticaria, angioedema, síntomas digestivos o anafilaxia. “Tras una sensibilización alimentaria (sobre todo a huevo y/o leche), podría desarrollarse una sensibilización a alérgenos ambientales e iniciar una alergia respiratoria (rinitis, conjuntivitis, asma)”, nos comenta el especialista en alergias, que además puntualiza: “Los niños con alergia alimentaria padecen frecuentemente dermatitis/eccema atópico, pero lo contrario es mucho menos probable”.
Las reacciones alérgicas a los alimentos constituyen en la actualidad un problema de salud pública de primera índole. En los últimos años, los países industrializados han sufrido un alarmante aumento en las cifras de prevalencia en enfermedades alérgicas y, en particular “de la alergia alimentaria, y de su gravedad, constatándose un aumento en los ingresos hospitalarios por alergia alimentaria y de los casos de anafilaxia por este motivo”, asegura el doctor Boné.
Cómo se trata una alergia alimentaria a día de hoy
Para el procedimiento de las alergias alimentarias los expertos se plantean tratamientos de exposición, siempre que sea posible ya que, hasta ahora, el único tratamiento de la alergia alimentaria ha sido evitar dicho alimento problemático y esperar a que el paciente desarrolle la tolerancia, añadido a un tratamiento sintomático en caso de una ingesta accidental (basado en antihistamínicos, adrenalina, corticoides...). Por otro lado, “existen actitudes preventivas de no demorar la introducción ciertos alimentos por ser más alergénicos y, en caso de ya presentar síntomas de alergia IgE mediada, tratamientos de desensibilización o inmunoterapia oral (ITO) lo más precoz que sea posible, para obtener mejores resultados por regla general. En España somos pioneros en este tipo de tratamientos precoces de desensibilización, con resultados altamente favorables”, concluye el experto.