Cada año en España se realizan más de cien mil tratamientos de reproducción asistida. La tasa de éxito depende de la técnica empleada y de las circunstancias particulares de la pareja o de la mujer que se someta a ellas. Pero, ¿se aconseja contar al niño que ha sido engendrado por esta vía?
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Le hemos preguntado sobre ello a Beatriz Dibra, psicóloga de las Clínicas Ginefiv, para que nos aclare qué dice la ley y qué suelen hacer los padres.
¿Qué establece la ley española?
La legislación española no obliga a revelar a los niños esta condición si han sido concebidos mediante reproducción asistida, por lo que deja a criterio de los progenitores contarlo o no. Eso sí, en caso de existir donante de gametos (espermatozoides, óvulos) o embriones, se respeta siempre el anonimato.
Es una gran diferencia con respecto a otros países, donde los descencidentes tienen derecho a conocer la identidad del donante. Además de su calidad, esta es una de las razones por las que familias extranjeras recurren a clínicas españolas para afrontar este proceso.
De hacerlo, ¿cuándo habría que revelarlo?
Dado que la ley no obliga a nada, son los padres los que tienen que decidir si cuentan al niño su origen o lo mantienen en secreto. En este sentido, la especialista recomienda que los progenitores decidan en función de cada caso concreto, según la madurez y la personalidad del niño.
Si apuestan por revelarlo, y aunque no hay una recomendación única, “el consenso suele ser hacerlo cuanto antes”, destaca. “No se suele recomendar esperar a que sean adolescentes o adultos para no romper los esquemas aprendidos previamente ni alargar la sensación de secreto por parte de los padres”, apunta.
Se decida lo que se decida, es importante que los padres cuenten con un entorno cercano de confianza en el que poder apoyarse para tomar la determinación y al que poder trasladarle las dudas que les puedan ir surgiendo. Y, si tienen problemas, también les puede ayudar contar con ayuda profesional para que les guíe.
“Los progenitores deberían transmitir naturalidad con respecto al procedimiento empleado y, cuando el hijo esté preparado para ello y empiece a hacer preguntas, responder con total sinceridad, ofreciendo información que sea útil para que comprenda mejor la decisión”, señala Beatriz Dibra.
El riesgo de que sea revelado por otras personas
Cuando un niño ha sido concebido por reproducción asistida deberían ser únicamente los padres los que tomaran la iniciativa de contarle sus orígenes. Pero a veces no sucede así y se enteran por otras fuentes. Así, la psicóloga subraya la importancia de “saber identificar ese círculo de confianza que, salvo descuido, va a respetar la decisión y forma de actuar que han escogido los padres”.
Hay que tener en cuenta que cuanto más se tarde en revelar esta realidad, más posibilidades hay de que el niño se entere fuera de la familia porque alguien no respete el secreto.
“En general, los progenitores sienen mayor inseguridad a la hora de contarle a sus hijos que han sido concebidos mediante estos tratamientos en aquellos casos en los que ha sido necesario utilizar gametos de donantes durante el proceso”, confirma la experta de Clínicas Ginefiv.
Naturalizar la reproducción asistida
Muchas familias sienten que están ante un tema tabú cuando tratan este tema, por eso la experta habla de la importancia de “naturalizar la utilización de técnicas de reproducción asistida como medio para conseguir tener descendencia, sin minimizar paralelalamente el impacto psicológico que puede ejercer sobre el hijo”.
Para Beatriz Dibra, “nuestra manera de concebir la maternidad y paternidad proviene de una noción cultural que asimila relación de parentesco con lo físico. No obstante, es a través del día a día como se forja el vínculo”, resalta.
Actualmente, según explica, hay una gran diferencia en el modo de afrontar este tema entre las parejas tradicionales y los nuevos modelos de familia. Así, la mayoría de las parejas heterosexuales ocultan el origen a la descendencia “hasta que el niño tenga la edad, formación y capacidad de comprensión para entender los tratamientos de reproducción asistida, por miedo a exponerlo en exceso y a que el vínculo de parentesco se deteriore”, señala la psicóloga.
Por su parte, “en el caso de las mujeres solteras y las parejas homosexuales, la revelación inicial está mucho más extendida, aunque solo sea porque es una parte más del proceso para lograr tener descendencia”, expone.