c mo gestionar las diferentes capacidades de nuestros hijos© AdobeStock

NIÑOS

¿Cómo gestionar las altas capacidades de los niños en el aula?

Cada vez son más los colegios que basan la atención educativa en la diversidad para el desarrollo óptimo de las habilidades y competencias de sus alumnos. ¿Pero cómo se gestionan las necesidades de estos niños? ¿Qué papel han de tomar sus padres y profesores?


22 de marzo de 2022 - 19:11 CET

Nuestro sistema educativo ha ido incluyendo en los últimos tiempos más aulas en las que se agrupan estudiantes con necesidades educativas, intereses y ritmos de aprendizaje diferentes. Eso incluye a los alumnos con altas capacidades.

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Este perfil de niños y familias, al contrario de lo que se cree, tiene las mismas necesidades que los demás. Por tanto, hemos de desmitificar que van solos y que no necesitan acompañamiento. Pero, ¿qué funciones deben desempeñar los padres y profesores para favorecer su buen desarrollo? ¿Y los centros educativos? Laura García, orientadora de la etapa de Educación Primaria de Mirasur, nos da las claves:

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Tener altas capacidades no es garantía de éxito escolar

“Antes pensábamos que las personas con altas capacidades eran aquellas que tenían un coeficiente intelectual elevado, pero hay una gran cantidad de niños que tienen un potencial para diversas habilidades y quedan fuera de esta definición”, advierte la experta.

La realidad es que no podemos generalizar en cuanto a las características de los alumnos con altas capacidades, ya que son personas diferenciadas y con intereses distintos.

A nivel cognitivo, pueden tener rasgos tales como:

  • Capacidad de observación, memoria, atención y curiosidad.
  • Facilidad en la interconexión de razonamiento, incluso de ideas o hechos. .
  • Mayor pensamiento fluido y flexible.
  • Facilidad para el aprendizaje, sin necesidad de repetición.

A nivel social y emocional:

  • Pueden mostrar interés por temas sociales porque pueden ser más sensibles.
  • Muestran preocupaciones por las injusticias que les pueden llevar incluso a cuestionar normas de convivencia de la propia casa.
  • Pueden mostrar rasgos de perfeccionismo en su trabajo.
  • Sentido del humor y giros lingüísticos muy desarrollados, (uso del sarcasmo, ironías, inferencias...)
  • Suelen tener buenas relaciones con los adultos por la disincronía.

Según el psicólogo Leopold Carreras, tener este perfil no es en absoluto garantía de éxito escolar. “Es más, un tercio de esta población destaca, otro tercio pasa desapercibido y otro fracasa escolarmente o tiene problemas disruptivos o de comportamiento. Por eso, las notas de evaluación escolar no puede ser una medida de alta capacidad”, asegura Laura García.

Adaptar el proceso educativo a la necesidad de cada alumno

Hablamos de todo un reto de inclusión que adapta la enseñanza a los requisitos particulares de cada uno de los alumnos. “La inversión en este área repercutirá en nuestra evolución. No hay mejor legado que dotarles de una exquisita educación con una gran mochila de recursos que les permita vivir en un lugar seguro, responsable y congruente”, asegura la educadora. “Además, esta demostrado que un desarrollo óptimo en la infancia favorece que se convierta en un adulto sano y saludable”, añade.

La propuesta de Laura García es optar por una pedagogía diferencial, que implica estudiar las diferencias individuales y de grupo durante la infancia: “Es fundamental que cada una de las medidas se valore de manera individual, no todos los niños con altas capacidades tienen el mismo factor común, hay que hablarlo y consensuarlo por parte de todos los componentes que forman parte de su educación. Esto implica hablar con la familia y el centro escolar, y ambos tienen un objetivo común que es desarrollar el mayor potencial de cada uno de sus alumnos. Es imprescindible caminar hacia la misma finalidad”.

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¿Qué pueden hacer los padres desde casa para ayudarlos?

El acompañamiento personal, emocional, social y educativo es imprescindible. “Normalmente es la familia quien antes detecta las características y necesidades de sus hijos y quien solicita ayuda para discriminar el diagnóstico”, advierte la experta.

Es fundamental que la familia cubra esa incertidumbre para abordar las necesidades y ponerles en contacto o conocimiento de recursos extracurriculares que les puedan beneficiar, medidas escolares y emocionales. “El contacto con familias con niños con características similares les hace tener una mayor comprensión de lo que viven y compartir con otros situaciones que pueden dar sentido”, añade.

Otro de los grandes interrogantes es si deben ir a terapia. “Hay que analizar la situación, hablarlo con ellos, con el centro educativo y tener referencia de sus intereses, motivaciones y preocupaciones para tomar decisiones. Si tenemos un buen plan de actuación, podrán sentirse apoyados”, matiza la experta.

El trabajo de los padres debe estar coordinado con un trabajo cooperativo con el centro escolar, donde se valoren las medidas a tomar para cada niño, por parte del departamento de Orientación, claustro de profesores y familia; favoreciendo las reuniones de manera frecuente y la comunicación como vía vincular para resolver dudas y pautar objetivos a corto y largo plazo.

Medidas hacia el alumnado

  • Desde los centros escolares se pueden favorecer medidas que no necesariamente precisan de gran inversión, como puede ser el enriquecimiento curricular. El trabajo cooperativo, las unidades de indagación donde ellos gestionen su aprendizaje, favorece la motivación y curiosidad.
  • Seguimiento individualizado y personalizado, la necesidad de dedicarles un tiempo individual para hablar de propuestas de objetivos a lograr y ayudarles a conseguirlos.
  • Aprendiendo desde la emoción.
  • Valorando sus intereses personales y favoreciendo que estén presentes durante el aprendizaje.
  • Dando oportunidades a la creación sin pautar, para mejorar el crecimiento personal.
  • Trabajando en equipo, para poder dar la posibilidad de conocer otros puntos de vista, enriquece y favorece una mentalidad de crecimiento.
  • Tratando temas locales que sean cercanos y tangibles, ya que pueden ser útiles sus respuestas para resolverlos.
  • Planteando retos educativos.
  • Jugando no hay mejor forma de aprender sin darse cuenta.
  • Pasando tiempo escuchando y favoreciendo la convivencia.
  • Que los trabajos realizados tengan una finalidad y objetivo, sin tener que ser una evaluación cuantitativa.
  • Agilidad en las valoraciones psicopedagógicas para discriminar un diagnóstico.

Medidas para el profesorado

  • Formación, medida imprescindible para el conocimiento, diagnóstico y valoración en alumnado con necesidades especiales.
  • El trabajo entre el claustro del profesorado enriquece el conocimiento del alumnado y la programación de aula.
  • Coordinación con la familia y con programas externos si se precisase de ellos.
  • Reuniones sistemáticas con el claustro de profesores y con el Departamento de Orientación.

¿Cómo podemos favorecer su motivación?

“Culturalmente está instaurado el realizar los grupos por año de nacimiento, pero ya se sabe lo enriquecedor que es aprender con grupos flexibles”, reitera Laura García. Si a esto le sumamos un alumnado con altas capacidades, tenemos que hilar más fino y por ello definir y concretar en cada uno de los casos las posibilidades para mantener la motivación a largo plazo.

Apunta que la formación, tanto para el profesorado, familia e incluso alumnado, es fundamental: “El conocimiento de recursos y talleres favorece la concreción y éxito de estos y el sentido de la educación para el profesorado y familias”.

Por eso, es fundamental tener un profundo conocimiento del alumnado en cuanto a sus inquietudes, intereses y curiosidades. “El trabajo a través de retos de aprendizaje, sin repeticiones de contenido, donde vean que su esfuerzo tiene un fin, les motivará a seguir aprendiendo”, concluye la experta en educación.