Los niños y los adolescentes necesitan gustarse y quererse, necesitan saber que tienen potencialidades y que pueden hacer muchas cosas, pero el riesgo está en que crezcan pensando que pueden hacerlo todo y que son el centro del universo. Por eso es importante que en su educación se tenga muy en cuenta cómo ayudarles a tener una autoestima saludable sin caer en ningún extremo.
Sonia Martínez Lomas es psicóloga, autora del libro Descubriendo emociones (Ed. Esfera de los Libros) y directora de los Centros Crece Bien en Madrid (www.crecebien.es), especializados en habilidades emocionales, sociales y de aprendizaje. A ella le hemos preguntado sobre cómo lograr ese equilibrio.
Las tres claves de una adecuada autoestima en niños
Se puede llega a una autoestima saludable infantil de muchas formas, pero estos son los tres puntos fundamentales que resalta la experta:
- Reforzar lo que el niño hace y no lo que es. “No hay que reforzar a la persona, sino la conducta: lo que somos es una cualidad, pero si reforzamos la conducta o las acciones sí hay un margen de mejora”, explica. Por ejemplo, cuando el niño hace algo bien en lugar de decirle: ‘Qué inteligente eres’, lo correcto sería preguntarle cómo le ha salido.
- Ayudarle a ver que puede elegir cómo hacer las cosas. “Es muy importante inculcarle a los niños el valor del esfuerzo y que sean ellos mismos los que se creen sus propias metas , porque si se las crean los adultos les generará angustia”, recalca. Así, cuando el niño decide sus objetivos el control pasa a su lado y aprende que con esfuerzo puede acercarse a sus propósitos.
- Compararse solo consigo mismo. “Comparar al niño con otros, en positivo o en negativo, rebaja su autoestima. Siempre habrá personas mejores y peores que él”, destaca Sonia Martínez. Por eso, las comparaciones solo deben hacerse con él mismo, con sus progresos, con sus etapas pasadas y sus objetivos futuros.
Promover expectativas realistas
Es bueno que el niño o el adolescente crean en sí mismos, pero las expectativas deben estar basadas en la realidad. “Los polos opuestos como ‘mejor o peor’, ‘todo o nada’, ‘más o menos’, son rebajadores de autoestima”, indica la psicóloga. En este sentido, el objetivo debería ser que el niño diera lo mejor de sí mismo, sabiendo que hay muchas circunstancias que no dependen de él.
Por ejemplo, si expresa el deseo de sacar un 10 en todas sus notas escolares, habría que ver de dónde parte y ajustar ese objetivo. Si tiene 7 en la mayoría de las calificaciones, sería mejor ir primero a por el 8.
Aceptar la adversidad como parte de la vida
El niño ha de tener siempre en cuenta que hay unas circunstancias que no puede controlar. “Como padres, queremos que esté siempre feliz y contento, pero forma parte de la vida que se sienta triste y frustrado. Y, en ese sentido, a veces no le viene bien que le repitamos que es el mejor. Si algo no le ha salido bien, si no ha ganado un premio, si no lo han invitado a un cumpleaños... debe saber que hay veces en que se gana y otras en que se pierde y que las cosas pueden salir bien, mal o regular”, insiste la directora de Centros Crece Bien.
Así, el error o las circunstancias adversas se pueden ver como una oportunidad de crecimiento. Si al niño no le invitan a un cumpleaños, no hay que sobreprotegerlo ocultándoselo, sino tratarlo con normalidad: “A veces no eres tú el elegido, igual que a ti te toca elegir otras veces. ¿Te gusta cómo eres como amigo? ¿Qué crees que puedes mejorar?”.
Cómo ayudarles a interpretar la realidad
Sabiendo que muchas de las cosas que suceden no se pueden controlar, hay que enseñar al niño a interpretarlas del modo correcto para que no hagan mella en su autoestima.
“¿Qué depende de nosotros, qué no depende de nosotros? Si me frustro porque llueve, malo. Si llueve, lleva un paraguas o pide cobijo; es lo que depende de ti”, advierte Sonia Martínez. Esto se puede extrapolar a cualquier ámbito. Si el niño se queja de la dificultad de un examen, hay que hacerle entender que no está en su mano cambiar las preguntas, pero sí preparárselo bien. “Puede tomar buenas decisiones a partir de lo que sucede”, insiste la experta.
Este ‘entrenamiento emocional’ puede valer para situaciones más complejas como el acoso escolar. “Si el niño piensa que el otro se mete con él porque no sabe tratar a los demás, su autoestima queda intacta. Se trata de que interprete que no es su problema sino del otro”, recalca.
Cuando dejan de ser el centro del mundo
Muchos adolescentes se encuentran de frente con el problema de un exceso de autoestima. Sucede porque durante la infancia han recibido demasiados elogios que los han colocado como si fuesen el centro del universo. “Muchas familias elogian continuamente a sus hijos y les dicen todo el rato lo que hacen bien, pero es un error. La medida correcta sería tres elogios y una cosa a mejorar. También deben saber qué pueden hacer mejor y cómo conseguirlo”, apunta la especialista.
¿Cómo resituar al chico que piensa que el mundo gira a su alrededor? “Hay que decirle que tiene el compromiso de pensar en los demás: ser educado con sus padres, preguntarles cómo están, portarse bien con sus amigos, ver qué pueden hacer por los demás...”, comenta. Es la forma de que se desarrollen con una autoestima y una personalidad saludables.