Los riesgos en la seguridad del bebé y del niño pequeño son más extensos de lo que pudiera parecer en un principio. No se trata de vivir angustiados, pero sí de conocer cuáles son las fuentes principales de peligro para evitarlas. Algunas de ellas, posiblemente pasen inadvertidas para muchos padres.
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Es el caso de los collares, las pulseras y las tobilleras. De ello hemos hablado con Susana Bravo, matrona de Sus Matronas (www.susmatronas.com), que nos explica por qué no hay que usarlos en la etapa infantil.
¿Cuál es el principal riesgo de collares y pulseras?
Hay collares o pulseritas que van pasando de generación en generación en la familia o con las que se obsequia a un bebé que acaba de nacer. Pero, aunque su uso puede estar más o menos extendido, no deberían ponerse al pequeño.
“El riesgo principal del uso de collares y pulseras es el atragantamiento. Cabe recordar que los bebés son succionadores, se relacionan con el mundo a través de la succión y el estar succionando no solo es a través del pecho o del chupete, sino también con la manita o lo que tengan a su alrededor”, advierte la matrona.
Así, tanto el collar como la pulsera pueden enrollarse en la mano y romperse, “por lo tanto, el riesgo de atragantamiento es bastante elevado”, destaca.
Además, hay otro riesgo añadido y es el de estrangulamiento. El collar se puede quedar enganchado a algún objeto o superficie y el niño sufrir un episodio de este tipo.
¿Qué sucede con los collares de ámbar para la dentición?
Hace unos años se puso muy de moda usar collares de ámbar para aliviar las molestias de la dentición de los bebés. Además de no haber ninguna evidencia científica que avale esta práctica, como señala la matrona, hay unos riesgos que hay que consierar.
Así, la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, por sus siglas en inglés) lanzó una advertencia pública en 2018 en relación a estos collares. “Sabemos que los collares de dentición y los productos de joyería se han vuelto cada vez más populares entre los padres y cuidadores que desean brindar alivio para el dolor de la dentición. Estamos preocupados por los riesgos que hemos observado con estos productos y queremos que los padres sepan que la joyería para la dentición pone a los niños en riesgo de lesiones graves y de muerte”, destacaba entonces el Dr. Gottlieb, comisionado de la FDA.
Los riesgos que señalaban eran la asfixia, si los collares u otra joyería similar se rompe y entraba en la boca o las vías respiratorias del niño; la estrangulación, si el collar aprieta demasiado el cuello o se queda enganchado en algún sitio y también otro tipo de lesiones bucales o de infecciones por irritación o perforación de la piel o las mucosas.
La FDA advertía también en aquel momento de que este tipo de objetos suelen utilizarse para niños con necesidades especiales, como los trastornos del espectro del autismo (TEA), en el campo de su estimulación sensorial. Los riesgos son los mismos en este caso y están igualmente desaconsejados.
El riesgo de cintas o cadenas alrededor del cuello
El peligro de atragantamiento o de asfixia puede estar también en otros objetos que se colocan cerca del cuello del bebé, como las cadenas para el chupete. “Collares, cintas o cadenas alrededor del cuello de un bebé pueden quedar atrapadas en partes de un mueble u otros objetos y causar estrangulación”, advierte la Asociación Española de Pediatría en su manual Guía para padres sobre la prevención de lesiones no intencionadas en la edad infantil.
En este sentido advierten que los niños por debajo de siete años no deben llevar ningún cordón en su ropa y que “a la hora de la siesta o durante la noche, el niño puede usar un chupete, pero éste no debe tener cordones ni clips que pudieran plantear un riesgo de estrangulamiento”.
Estos riesgos son especialmente elevados “durante los tres primeros años de vida, donde los objetos pequeños pueden ser gestionados con la manipulación del niño y donde están comenzando a aquirir la psicomotricidad fina”, comenta la especialista de Sus Matronas.
Vigilar los elementos de la ropa del bebé
También hay peligro de atragantamiento o de asfixia cuando la ropa del bebé no cumple unos requisitos básicos de seguridad. Hay que evitar el uso de estos elementos, tal como alerta Susana Bravo:
- Botones que estén sueltos.
- Lazos y cintas que estén cerca de manos y cuello.
- Hilos de costuras que se pueden enrollar en la lengua y en la úvula (campanilla).
- Dudús (muñecos de consuelo) que pueden tapar la cara o la nariz.
- Peluches en la cuna donde duermen.
- Chupeteros largos o cadenas largas.