El acné juvenil es una enfermedad común de la piel que afecta a un 90% de los jóvenes y de una forma moderada o severa a un 20% de ellos. Puede comenzar a aparecer desde los doce años y, hoy en día, según los expertos, se ha visto un incremento de los casos debido a la pandemia. ¿Cuál es el origen del acné? Su aparición puede ser multifactorial, pero se suele asociar al incremento de la producción de las hormonas cortisol y andrógenos. Estas son las causantes de la fabricación del sebo de los folículos pilosebáceos, y al mismo tiempo, de obstruir el conducto por donde se debería eliminar dicho sebo al exterior. Esta obstrucción hace que se inflame la glándula y que en ella se instalen ciertas baterías que son las que dan lugar al acné.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Según nos cuenta Patricia Castro Núñez, Farmacéutica experta en Dermatología y responsable de Formación de producto de Laboratorios Babé: “Tener acné en la juventud no es algo tan raro y se está volviendo algo aún más frecuente durante esta pandemia. De hecho, encontramos mucha gente que nos dice sorprendida que tiene la piel peor a pesar de, por ejemplo, haberse dejado de maquillar tanto. Entonces, ¿qué está ocurriendo y por qué aparece el acné juvenil? Para dar respuesta podemos hablar del exposoma de nuestra piel, que sería el conjunto de factores externos a los que estamos sometidos cada persona. Por ejemplo, una situación de estrés y ansiedad hace que nuestro cuerpo responda liberando cortisol, una hormona que puede propiciar brotes acnéicos”.
La cara oculta del acné
Una de las características de esta enfermedad de la piel es la visibilidad de las cicatrices y lesiones permanentes que provoca. “Ante una situación de inquietud como, por ejemplo, lo ha sido y lo sigue siendo, la pandemia por COVID-19, tendemos a manipular las lesiones del rostro y esto puede favorecer la diseminación de la bacteria y, al mismo tiempo, también favorecemos la aparición de marcas y cicatrices a largo plazo”, advierte la experta. Estas lesiones más evidentes provocan que el joven pueda sentirse acomplejado, lo que repercute directamente en su autoestima, su desarrollo social y su calidad de vida. Y hay que recordar que la adolescencia es una de las etapas más difíciles en la vida de cualquier persona, y que mayor peso tiene en la formación de la personalidad.
Es importante saber que el tratamiento del acné juvenil debe comenzar desde la aparición de las primeras lesiones y darles la importancia que merecen, de esta forma, estaremos previniendo problemas futuros más importantes, tanto a nivel psicológico como en la piel.
¿Qué hacer cuando veamos los primeros signos de acné en nuestros hijos?
1. Acudir al dermatólogo
En primer lugar, se debe acudir al dermatólogo para que realice un correcto diagnóstico y determine el tipo de acné y cuál es el tratamiento adecuado para curarlo. Prevenir su empeoramiento y, sobre todo, evitar la aparición de secuelas permanentes es lo más importante. Los efectos de los tratamientos se notarán pasadas al menos cuatro o seis semanas, y tanto a las familias como a los jóvenes se les detalla cuáles pueden ser los efectos secundarios de los tratamientos más ‘agresivos’.
2. Ser constante en la higiene e hidratación de la piel
“El punto clave para tratar el acné, en todas las etapas, es la higiene. Mediante el uso de limpiadores específicos para piel grasa, aplicados mañana y noche, ya vamos a conseguir mejorar el estado de la piel. Por supuesto, una vez limpiamos, es importantísimo recuperar el balance cutáneo, es decir, el equilibrio de la dermis. Para ello, debemos utilizar productos hidratantes también adaptados a este tipo de piel”, aconseja la experta. Y añade: “Cuando estamos en la juventud, cualquier cosa fuera de nuestra rutina diaria ya supone un esfuerzo, por lo que recomendaría poner el foco en interiorizar hábitos. Es decir, establecer una rutina de cuidado de la piel basada en dos pasos muy sencillos: las 2H ‘Higiene e Hidratación’”.
3. Seguir un estilo de vida saludable
Además de los tratamientos dermatológicos apropiados, los jóvenes deben tener un estilo de vida con hábitos saludables, tanto para prevenir la aparición del acné, como para favorecer su tratamiento. Una dieta sana, realizar ejercicio y mantener a raya el estrés es muy importante, ya que este último es uno de los mayores desencadenantes de los brotes acnéicos, además de cuidar el descanso y rutinas de higiene facial, dormir las horas recomendables… “El aumento del tiempo en el hogar de la juventud, debido al contexto sanitario y social, está cambiando sus hábitos de alimentación y muchas veces propicia la caída en desórdenes alimenticios que agravan el problema del acné. También, tendemos a pensar erróneamente que por pasar más tiempo en el hogar no es necesario seguir con nuestras rutinas diarias y, es en este momento más que nunca, cuando debemos continuar con el cuidado de nuestra piel de forma estricta”, aconseja la especialista en dermatología.
4. Tratamientos tópicos para el acné, una gran ayuda
Cuando el tipo de acné es leve, existen algunos tratamientos tópicos que pueden mejorar las lesiones de la piel, aunque las evidencias científicas aseguran una mayor eficacia combinando estas rutinas con los distintos mecanismos de acción existentes, es decir, los medicamentos adecuados según prescriba el dermatólogo. “Un tratamiento tópico diario puede componerse de higiene + hidratación + acción localizada. Para la higiene se puede optar por productos con aclarado, ya que en la piel grasa suele gustar el efecto que el agua deja en el rostro. Para la hidratación, y sí, a pesar de lo que piensa la mayoría de la gente la piel grasa también se deshidrata y necesita hidratarse, es necesario elegir productos específicos para este tipo de piel para evitar empeorar el problema. Los productos de acción localizada más indicados son aquellos que propicien la seborregulación, y que tengan una acción secante intensiva”, recomienda la experta.