Un tercio de las personas que inician estudios universitarios los abandonan en el primer año. Es un dato muy elocuente de que esta elección tan importante no se tomó de forma acertada. ¿De qué manera se puede orientar a los adolescentes que han de decantarse entre distintas opciones?
Rafael Monjo es el responsable de El Orientadero de la Universidad CEU San Pablo (www.elorientadero.com), una plataforma digital que ayuda en este objetivo a escolares de toda España que cursan 4º de la ESO y Bachillerato. Le hemos preguntado qué hay que tener en cuenta a la hora de escoger estudios superiores.
¿Qué dudan y qué temen los preuniversitarios?
El número de titulaciones superiores se ha incrementado en gran medida en los últimos años. Esto puede añadir complejidad a la decisión de qué carrera estudiar. “Muchos no saben qué hacer para aclararse y otros no saben para qué sirven determinados estudios”, explica el experto.
Hay una gran demanda de información sobre la utilidad de ciertos estudios, en qué se diferencian unos grados de otros y, trasladándose al principio, incluso reclaman ayuda para saber qué tener en cuenta a la hora de tomar la determinación. En este dilema, el consejo de Rafael Monjo es “racionalizar la decisión y quitarle romanticismo”. “Hay que hablarles de forma realista sobre el mundo profesional en el que van a vivir”, insiste.
Así, contar con información de primera mano es fundamental; por eso, recomienda visitar las universidades que estén entre las opciones valoradas, entrar en sus páginas web, acudir a los campus preuniversitarios o a jornadas de puertas abiertas y, muy importante, tener conversaciones directas con profesionales que estén en activo en ese ramo.
¿Deben intervenir los padres en la decisión?
La sociedad ha cambiado y no deja de hacerlo. Si hace unas décadas la elección de estudios universitarios era algo casi exclusivamente del joven protagonista, ahora las familias están mucho más implicadas. “Cuando tenemos jornadas de puertas abiertas, hay un tercio de alumnos en el auditorio y dos tercios de padres”, revela el especialista.
Ahora, los progenitores consideran que intervenir en la elección de carrera universitaria “forma parte del proceso educativo de sus hijos”. Así, el acompañamiento paterno está más presente que nunca para colaborar en una decisión que es incierta para uno de cada cuatro jóvenes.
Cambiar el enfoque de la pregunta
Para Rafael Monjo en esta desorientación que viven muchos adolescentes hay un error clave. Para él, el joven dudoso debería cambiar la pregunta, “y en lugar de interrogarse sobre qué quiere estudiar, tendría que reflexionar sobre quién quiere ser el día de mañana y qué quiere hacer por los demás”.
Esto se haría mediante un proceso en tres pasos, tal como destaca el responsable de El Orientadero, “conócete, compara tus opciones y elige”. A la hora de establecer un perfil profesional no se tienen en cuenta únicamente los estudios, los conocimientos adquiridos, sino también las capacidades, las aptitudes y los valores.
En ese sentido, el punto de partida es saber qué es lo que se te da bien y lo que te interesa. Después habría que valorar qué alternativas hay y, finalmente, escoger la que te permita llegar a ser quien deseas. “No plantearse qué estudiar, sino qué voy a hacer el día de mañana”, subraya.
‘Yo lo que quiero es ganar mucho dinero’
Hay adolescentes que valoran la elección en función de las condiciones económicas de esa profesión. “Si les interesa sobre todo el dinero, tenemos que ser honestos con ellos explicándoles cuánto se gana, pero también el esfuerzo que exige, cuántas personas lo logran y comentándoles si están dispuestos a hacer los sacrificios que requiere esa posición”, detalla el representante de CEU San Pablo.
“Elegir un sueldo es elegir un tipo de vida”, y todo lo que conlleva ese día a día es información básica que también se debería trasladar al preuniversitario antes de decantarse por una u otra opción.
¿Qué hacer si la nota no les permite acceder a los estudios elegidos?
Imaginemos que, tras un proceso intenso de debate, el adolescente se decide por una titulación, pero luego en la EVAU no consigue la nota necesaria. ¿Qué hacer entonces? “Conviene descubrir cómo de profundo era su anhelo y tener un plan B, entendiendo que este último no es un fracaso”, destaca Rafael Monjo.
“Esta frustración puede ser también un aprendizaje para ellos, pues entienden que no todo es posible en la vida. Si no se han esforzado lo suficiente, ya saben que en la siguiente vez deberán dar más. Si lo han hecho, pero no lo han logrado, aprenderán que no todo se consigue con esfuerzo”, apunta.
Es cierto que la carrera universitaria puede encaminar hacia un desempeño profesional u otro, pero el experto destaca cómo los estudios de posgrado y las especializaciones pueden ser, igualmente, una vía de acceso a determinados perfiles laborales. “Suele haber alternativas y es importante saber qué otros profesionales hacen un trabajo similar para reconducir la situación”, asegura el responsable de El Orientadero.