El parto es un momento único para los papás porque dar la bienvenida a tu bebé después de nueve meses dentro del útero de la madre, ¡es emocionante! Desde el momento en el que el pequeño nace, precisa una serie de cuidados inmediatos para evitar que enferme, y ayudarle a su adaptación al mundo exterior.
Y, nos preguntamos, ¿qué sentirá un bebé al nacer? Una cuestión algo difícil de responder a la que la matrona Elena Pajuelo, más conocida como @actualidadmatronas en redes sociales, y emprendedora en Marema Matronas (@marematronas), nos contesta: “Va a depender del tipo de parto, de las horas que su madre haya pasado con contracciones, del tiempo del expulsivo… pero desde luego va a nacer con necesidad de estar en contacto con su madre, piel con piel, desde el momento que nazca”, asegura. “Buscará su olor, reconocerá su voz, se calmará al notar su tacto e instintivamente buscará su pecho para encontrar calor, cobijo y alimento. Los bebés que están piel con piel con su madre estarán en un estado de alerta tranquila tras el parto, es decir, despiertos y observando, pero desde un lugar seguro. Al nacer, los bebés tienen hormonas como la adrenalina y el cortisol muy altas, por el estrés del nacimiento y por el hecho de pasar por el canal del parto. Estar cerca de su madre hace que estos niveles bajen, que se sientan mejor, y que regulen su frecuencia cardiaca, respiratoria y su temperatura”, nos cuenta.
Las necesidades básicas del recién nacido
La evaluación de la salud del bebé comienza nada más nacer. Uno de los cambios físicos más importantes que experimenta es el corte del cordón umbilical. El bebé deja de depender de la placenta de su madre para comenzar a respirar oxígeno por sí solo. Pero, además, el recién nacido tiene unas necesidades básicas: “Sentirse seguro, protegido y alimentado. Son necesidades biológicas, pero también las hay afectivas. Si hablamos de las biológicas: sentirse arropado (no tener frío), alimentado, importante aquí iniciar la lactancia materna en las dos primeras horas de vida, y ofrecer frecuentemente el pecho. Adaptarse poco a poco a la vida extrauterina. Y si hablamos de las necesidades afectivas: el recién nacido necesita vincularse a su madre, enlazarse con ella, y establecer una comunicación afectiva. Esto se construye de manera natural, pero para ello es importante que el bebé y la madre estén muy cerca y juntos la mayor parte del tiempo”, nos explica Elena.
En la sala de partos, se le realizan una serie de pruebas y cuidados que son fundamentales para asegurar el bienestar del bebé en el mundo exterior , según nos explica la experta son:
- El test de apgar: test que evalúa la adaptación a la vida extrauterina, se realiza al minuto y a los cinco minutos de vida. Evalúa cinco ítems: coloración, frecuencia cardiaca, llanto, tono y respuesta a estímulos.
- El secado del bebé: los bebés nacen mojados y resbalosos. Cuando el bebé es puesto en el pecho de su madre lo secamos y tapamos a ambos con toallas calientes.
- Peso, talla y perímetro craneal: medidas básicas del bebé que se realizan normalmente cuando la madre ha estado con él piel con piel, antes de ir a la habitación de maternidad.
- Identificación del recién nacido: se le pone al bebé una pulsera identificativa, además de recoger sus huellas y/o muestra de sangre de cordón.
- Administración de vitamina K y eritromicina ocular: ambas son medicaciones profilácticas.
La importancia de la vitamina K y la eritromicina
Si a los bebés no se les administra vitamina K nada más nacer, se exponen a padecer un trastorno hemorrágico durante los seis primeros meses de vida. Esto es debido a que la mayor parte de esta sustancia que fabrica el cuerpo viene de alimentos que comemos y de bacterias saludables de nuestro intestino. Por lo que hasta que empiezan a comer alimentos sólidos, en torno a los 6 meses de edad, los bebés no disponen de una cantidad suficiente de vitamina K fabricada de forma natural: “La vitamina K se administra de manera intramuscular como dosis única (1mg intramuscular), aunque también se puede dar oral en varias tomas durante varios días consecutivos. El objetivo de administrarla es prevenir hemorragias del recién nacido, en concreto, la Enfermedad Hemorrágica del Recién Nacido (EHRN) que, debido a la deficiencia de factores de coagulación, puede causar una coagulopatía”, nos explica la experta.
Por otro lado: “La profilaxis ocular consiste en la administración de una crema/pomada en los ojos del bebé, que es antibiótica, normalmente eritromicina. Las guías de práctica clínica (GPC) recomiendan la profilaxis ocular sistemática en todos los recién nacidos (RN), independientemente de si el nacimiento ha tenido lugar vía vaginal o por cesárea, pues la evidencia disponible muestra la eficacia de dicha medida en la prevención de la oftalmía gonocócica, aunque está menos claro su papel en la infección por chlamydia. Se administra una dosis única en ambos ojos”, señala matrona. Y aclara que: “Ambos procedimientos se pueden demorar hasta las 4 horas de vida del bebé, no hay prisa ni urgencia por su administración, sabiendo que hay este tiempo de margen”.
Los primeros cuidados del recién nacido por parte de los padres
Además, la experta nos da una serie de consejos para que los papás tengan en cuenta a la hora de realizar los primeros los cuidados del recién nacido:
- Alimentación del bebé a demanda. “Si la madre decide lactar, tomas frecuentes, al menos entre 8 y 12 en 24 horas, para asegurar un buen estímulo y producción de leche. Si le dan fórmula, empezar con pequeñas cantidades, alrededor de 15 ml por toma, también a demanda, y observando las señales de hambre/saciedad del bebé”, aconseja.
- Observar micciones y deposiciones. “Durante las primeras 24 horas el bebé expulsa el meconio, una deposición negra, espesa e inolora. El meconio está compuesto por células muertas, líquido amniótico, moco, lanugo (vello fino que cubre el cuerpo del bebé), bilis y células que se han desprendido de la piel y del tubo digestivo. Tras la expulsión del meconio comenzarán las heces de transición. También se debe observar la presencia de micciones en el pañal”, explica la experta.
- Aseo del bebé. “Secarlo, limpiarlo si es necesario. El baño durante las primeras 24 horas no es recomendado porque el bebé nace cubierto de una sustancia que le protege de agentes externos y del frío, llamada vérmix. El vérmix se irá reabsorbiendo y no es recomendable retirarlo. Por eso, se puede demorar el baño hasta que los padres deseen”, indica.
- Brindarle mucho cariño. “Contacto permanente y estar atentos a sus necesidades emocionales: calor, contención, llanto”, concluye.