La fisioterapia respiratoria se utiliza en todas las edades, pero en la etapa infantil puede ser muy beneficiosa para ayudar a un mejor desarrollo de problemas respiratorios, ya sean puntuales o crónicos. Es una especialidad que se va abriendo paso poco a poco, gracias a sus buenos resultados.
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Nos da todos los detalles Teresa García-Barredo Restegui, fisioterapeuta pediátrica, especializada en respiratorio y codirectora de Fisiorespi, en Madrid (www.fisiorespi.com).
¿Cuándo está indicada la fisoterapia respiratoria en niños?
Cuando el niño tiene moco en las vías respiratorias superiores (nariz o garganta) o este llega a los pulmones (vías inferiores) hay tos, malestar, vómitos, come menos e incluso aparece la fiebre. “El objetivo de la fisioterapia respiratoria más conocido por la gente es quitar el moco para evitar estos síntomas en muchas ocasiones y prevenir complicaciones, así como ingresos hospitalarios o incluso ayudar a reducir la toma de la medicación”, explica la experta.
Esta intervención es especialmente ventajosa en los primeros años de vida del niño, ya que su sistema respiratorio es más inmaduro y genera más mucosidad. “Los procesos más comunes son bronquiolitis, neumonías, bronquitis, otitis, bronquiectasias, atelectasias...”, detalla.
Además, cuando hay una infección respiratoria en algunos casos puede haber problemas posteriores, ya que la vía respiratoria queda más sensible, lo que facilita las recaídas. Sucede, por ejemplo, cuando el niño ha tenido una bronquiolitis VRS positiva en edades muy tempranas. Aquí entra en juego de nuevo este tipo de fisioterapia, que ayuda a evitar esas reinfecciones.
Para niños con enfermedades crónicas como fibrosis quística o discinesia ciliar primaria va a ser también una herramienta muy importante en su día a día, al igual que para los que tienen algún trastorno en el neurodesarrollo, como la parálisis cerebral infantil o el síndrome de Down. También se recurre a ella antes o después de determinadas intervenciones quirúrgicas. El objetivo es “mantener la capacidad pulmonar y/o que la musculatura respiratoria se encuentre en sus mejores condiciones, sin olvidar la educación a la familia”.
¿Desde qué edad pueden recibir fisioterapia respiratoria?
Los bebés pueden recibir fisoterapia respiratoria desde el momento del nacimiento. “No tiene por qué tener ningún riesgo si se realiza de forma adecuada”, destaca la codirectora de Fisiorespi (@fisio_respi en Instagram).
“Es importante realizar una exhaustiva valoración antes de la sesión para saber ciertos aspectos relevantes: sus patologías previas, la evolución del cuadro, si hay información de algún especialista médico y la percepción de la familia acerca de cómo se encuentra el niño”, aclara. Por todo ello hay que asegurarse de que la persona que realiza el tratamiento está especializada en fisioterapia respiratoria.
Hay niños que mejoran con solo una sesión de fisioterapia respiratoria y otros, según el cuadro que presenten o el estado de su sistema respiratorio, necesitarán más o precisarán luego un seguimiento. “La frecuencia de las sesiones dependerá de la necesidad de cada niño en función del momento en que se encuentre. No hay una receta mágica para todos los nños. Se deben valorar mucho otros aspectos”, comenta.
La fisioterapia respiratoria como herramienta preventiva
Ya sabemos que la fisioterapia respiratoria puede ser muy útil tanto en procesos puntuales como en alteraciones crónicas. En ocasiones se aplica de forma preventiva “en niños que han sufrido varios procesos respiratorios y suelen tener recaídas”, subraya Teresa García-Barredo.
Es el caso de niños con afectaciones previas o con alguna condición crónica que afecta a su sistema respiratorio, ninos inmunodeprimidos o con patologías cardiacas. Es una manera de fortalecerlos y protegerlos frente a cuadros agudos que en su caso pueden traer muchas más complicaciones que en otros niños sin estos problemas de base de salud.
La especialista recalca la importancia de que los fisioterapeutas respiratorios proporcionen educación e información en este sentido a las familias para que estas puedan “aplicar ciertas herramientas, evitando así posibles cuadros más complejos”. Entre ellas estaría el correcto lavado nasal o ejercicios para movilizar la mucosidad.
La comunicación profesional-familia es clave, pues el fisioterapeuta debe valorar adecuadamente la fase en la que se encuentra el niño para hacer o no la intervención. Por ejemplo, no se suele intervenir si hay fiebre. “En una fase aguda de un proceso respiratorio puede no ser conveniente y perjudicar más de lo que puede beneficiar, por eso lo mejor es siempre hacer una correcta evaluación primero y hablar con las familias”, recomienda la especialista de Fisiorespi.