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yoga en ni os© AdobeStock

Actividades con niños

¿Has pensado en hacer yoga en familia? Tiene más beneficios de los que imaginas

Aunque suele asociarse a la práctica en la edad adulta, el yoga en la infancia tiene muchas ventajas. También cuando se practica en familia. Te damos pautas para que podáis disfrutar de sus beneficios juntos.


16 de febrero de 2022 - 14:57 CET

El yoga no es una disciplina únicamente para adultos. Se puede practicar a cualquier edad y en todas ellas aporta ventajas. También cuando se hace en familia. Es una experiencia que quizá no te habías planteado, pero que enriquece la relación.

Cristina Zamora es profesora de yoga y la creadora de Gurucards Yoga for Kids (www.gurucard.es), una baraja de cartas para niños y familias en las que, a través de 41 asanas o posturas, les ayuda a adentrase en esta disciplina.

¿A partir de qué edad se puede practicar yoga?

El yoga puede practicarse desde los cuatro años, cuando ya algunas áreas como la musculatura están más formadas. A partir de ese momento, es bueno a todas las edades.

“El niño está en periodo de formación de su propio cuerpo y entiende las funciones básicas del mismo de una forma limitada, porque no es consciente de su propia motricidad, de la propiocepción corporal”, explica la experta.  Cuando practican yoga van adquiriendo esa conciencia de sí mismo  y “esto va dejando una huella neuronal en su cerebro, de tal forma que en la adolescencia suelen ser niños con una expresividad motora más elevada que la de sus compañeros”, añade.

¿Cuáles son los beneficios del yoga en familia?

El yoga se puede practicar de manera individual o de forma conjunta. En este último caso, la autora de Gurucards recomienda probar en familia. “Cuando están haciendo yoga todos juntos comparten la misma actividad y, aunque están en silencio, eso crea una unión entre ellos”, destaca. Así, el yoga serviría como unificador, al margen de estímulos externos.

Sus beneficios se pueden ver una vez que acaba la sesión. “Cuando concluye la práctica,  los padres refieren que sus hijos están más comunicativos y se abren más a ellos  porque saben cómo gestionar mejor sus emociones y se sienten a gusto hablando de cosas que en otro momento no contarían”, subraya Cristina Zamora.

“Los niños son muy intuitivos y si conectan con algo, vuelven a ello; es lo que me cuentan los padres”, concluye.

Postura de yoga infantil© Gurucards

¿Qué le aporta el yoga al niño?

Además de un mejor control de su cuerpo y de un trabajo de propiocepción (conciencia de sí mismo) muy importante, el yoga en la edad infantil tiene estos beneficios, tal como enumera la especialista:

  • Ayuda a corregir malas posturas, consecuencia de permanecer muchas horas sentados. “El mundo occidental crea muchas disfuncionalidades físicas y el yoga ayuda a hacer compensaciones para que los músculos y otras partes del cuerpo, como articulaciones y tendones, no sufran tanto”, apunta.
  • Contribuye a mejorar las alteraciones respiratorias, al fomentar una mejor postura.
  • Fomenta un mejor funcionamiento del sistema sanguíneo, pues ayuda a mover todo el cuerpo y a darle flexibilidad. “No se pretende que los niños sean gimnastas, sino más flexibles”, dice Cristina Zamora.
  • Mejora la coordinación corporal.
  • Puede ayudar en los trastornos del sueño infantiles.
  • Algunos terapeutas lo recomiendan también en casos de dislexia.

Además, hay una serie de beneficios en el plano mental y emocional. Por ejemplo,  muchos terapeutas lo recomiendan cuando el niño tiene TDAH  (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). También cuando no saben gestionar sus emociones por el estado de calma al que induce e, igualmente, si al niño le cuesta concentrarse o está pasando por un momento complicado con cualquier dificultad, como el divorcio de sus padres o una tensión familiar.

¿Cómo debe ser una clase de yoga infantil?

“El yoga es muy amplio y no se le pueden poner fronteras. Hay muchas variables a la hora de practicarlo, dependiendo del momento del día, de las circunstancias en que se haga, de si estás solo o acompañado...”, comenta la especialista. Eso sí, “el yoga no tiene por qué ser serio; se puede practicar con una sonrisa”.

En clases dirigidas a niños, lo ideal es que se trate de grupos pequeños. “El niño ha de salir de la clase calmado, pero con energía, y alegre, contento, tranquilo, sereno...”, cuenta.

No se recomienda más de 40-45 minutos de práctica porque si no pueden cansarse demasiado. Igual sucede en casa, “cada vez que montamos una postura o una pequeña secuencia, es necesario introducir luego una postura de descanso para memorizar el trabajo previo”, explica Cristina Zamora.

Hay posturas o asanas muy sencillas para niños y tan solo hay que elegir las que más les atraigan para disfrutar del yoga.