8 dudas frecuentes en torno al sexo y el embarazo

Si el embarazo transcurre con normalidad y sin ningún problema médico, se pueden mantener relaciones sexuales durante los nueve meses. Ahora bien, hay una serie de contraindicaciones en las cuales no está recomendada la práctica sexual.

“Si la mujer tiene sangrados, por amenaza de aborto, si hay amenaza de parto prematuro o si ha roto ya la bolsa de las aguas no puede mantener relaciones sexuales”, advierte la especialista (@lauracamara.ginesex, en Instagram).

Una vez que la mujer esté embarazada no tiene que usar protección en las siguientes relaciones. No hay ningún peligro, salvo en una excepción.

“Si su pareja tiene alguna enfermedad de transmisión sexual sí tendría que usar preservativo, pues en el embarazo las ETS suponen un mayor riesgo”, destaca la matrona.

“A medida que el embarazo avanza, la tripa manda en relación a las posturas sexuales”, indica la especialista.

Así, hay que ir adaptándose al volumen del abdomen de la madre para buscar aquella en la que ambos estén cómodos. “Cualquier práctica sexual deseada y consentida por ambos, si no hay riesgo médico, puede llevarse a cabo en el embarazo”, insiste.

Sí. Muchas mujeres experimentan un aumento del deseo sexual, especialmente en el segundo trimestre, cuando las molestias de las primeras semanas ya han cedido y se encuentran pletóricas.

Puede deberse en parte a las nuevas sensaciones emocionales que conlleva la maternidad y también al aumento de vascularización de la zona genital en ese periodo, que hace que el placer sea más intenso para muchas de ellas.

“Hay que aprender a disfrutar del cuerpo y de esas sensaciones; en el embarazo, con unas hormonas diferentes, puede haber cambios y es una etapa bonita a nivel sexual para disfrutar de ella”, apunta la especialista.

Algunos hombres se retraen de mantener relaciones sexuales durante el embarazo, pues sienten miedo de poder dañar a la mujer o al bebé. Pero, tal como advierte la matrona, “si no hay riesgo, el sexo no afecta ni a la madre ni al feto”.

También puede suceder que les cueste asimilar el nuevo rol de madre de la que hasta entonces era su pareja. Conviene hablar de ello y hacerles saber que no hay ningún problema y que la sexualidad puede ser satisfactoria en todas las etapas.

Una vez que la bolsa aminiótica se ha roto no se pueden mantener relaciones sexuales por el riesgo de infección.

Un caso distinto es el del tapón mucoso. Hay mujeres que lo expulsan, otras que no, y otras que no se dan cuenta. Pero hay que tener claro que “la expulsión del tapón mucoso no marca siempre el inicio del parto. Si no hay sangrado activo, no hay problema en seguir manteniendo relaciones”, indica Laura Cámara.

Tradicionalmente se ha comentado que algunas prácticas sexuales pueden acelerar la llegada del parto. Sería el caso de la penetración y de la estimulación del pezón.

“El semen contiene prostaglandinas, y las prostaglandinas sintéticas son un método de preinducción de parto. Sin embargo, no está claro que las presentes en el semen puedan desencadenar ni facilitar el parto”, comenta la especialista de Ginesex.

En cuanto a la estimulación de los pezones, con ella se puede liberar oxitocina, “pero hay mucha discusión sobre si puede favorecer o no el parto. No acaba de estar claro”, concluye.

En el posparto, las parejas se suelen encontrar con muchas dificultades a la hora de retomar las relaciones sexuales. Por una parte hay una disminución de deseo por parte de la mujer, que no siempre es bien aceptada por el hombre.

Y, por otra, puede haber dolor en las relaciones. “Hay que hablar con normalidad de ese dolor en el posparto, porque, aunque es habitual, no debería producirse. Las mujeres tienen que pedir ayuda y no conformarse con relaciones sexuales dolorosas”, apunta Laura Cámara.

En el dolor posparto intervienen distintos factores como la no recuperación de la musculatura abdominal y de suelo pélvico, las heridas en el periné que no han cicatrizado bien, el factor hormonal y el cansancio, entre otros.