Aprender a nadar es más importante de lo que pensamos y es que es una de las actividades consideradas como obligatorias para los niños por los expertos, ya que les servirá como prevención. Y es que, si nos fijamos en las cifras, el ahogamiento es una de las causas principales de muerte infantil, con una incidencia mayor en los pequeños de 4 a 7 años y adolescentes, según asegura la Asociación Española de Pediatría (AEP).
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Además, “les aporta muchos beneficios: el hecho de estar en un medio distinto en el que flotan (con dispositivos de flotación) y tienen que reorganizar su cuerpo para moverse les ayuda en la propiocepción (ser conscientes de su cuerpo) e influye mucho a nivel sensorial y en el sistema vestibular (el equilibrio). Al empezar desde pequeños y practicarlo con los padres o el cuidador en cuestión, supone otra forma de relacionarse y de fomentar el apego, ya que, al estar en un medio distinto, reforzamos su seguridad y confianza”, nos cuenta la fisioterapeuta pediátrica Inés Pastor (@fisiopediatrica_aldia).
¿Por qué debería ser obligatorio?
Según la American Academy of Pediatrics (AAP) se considera necesario para la seguridad de la familia que los niños comiencen las clases de natación a partir de los 4 años.
Estudios recientes sugieren que para los pequeños entre los 1 - 4 años las clases de actividades en el agua y de natación pueden reducir el riesgo de ahogamiento. Esto es así, porque les ayudan a sentirse más seguros y a tener una mayor destreza en el medio. Existe la posibilidad de realizar clases en las que participan padres e hijos, lo que se considera una buena iniciativa para comenzar a enseñarles buenos hábitos de seguridad en el agua, además de prepararles para aprender a nadar.
Sin embargo, la AAP no considera necesario el inicio de las clases de natación antes de los 12 meses, ya que a esta edad los movimientos son reflejos, los bebés todavía no son capaces de sacar y meter la cabeza por sí solos con soltura... Pero sí está recomendado por los profesionales por varias razones: en primer lugar, para realizar una actividad padres e hijos conjunta que les haga pasar más tiempo juntos y, en segundo lugar, para que el bebé aprenda a sentirse cómodo en el agua. “En el caso de la matronatación, desde los 6 meses es beneficiosa ya que le estamos ofreciendo al pequeño una temperatura diferente, otro juego en contacto con mamá o papá, y con otros niños, ya que lo normal es que haya más bebés, y esto hace que se pueda “relacionar” dentro de los límites de esta edad”, asegura la fisioterapeuta.
Como sabemos, cada pequeño tiene diferentes ritmos de evolución y tiempos de desarrollo. Habrá que tener en cuenta, por tanto, una serie de características antes de apuntarles a clases de natación.
Su madurez emocional, su desarrollo físico (dependiendo de la edad), sus limitaciones… y también, puede ocurrir que al niño le de miedo o no quiera realizar esa actividad por algún motivo, ¿qué podemos hacer?: “Como siempre digo, debe ser respetado, al final esto lo estamos haciendo para jugar y tener una actividad distinta. Siempre bajo la tolerancia del niño, con mucho cariño y afecto. Si tiene miedo, ir poco a poco, con juguetes y muy despacio. Como suele haber más niños, tratar de utilizar la imitación para fomentarlo. Si vemos que el niño tiene pánico, no es necesario llevarle a natación, podremos probar en unos meses, con el mismo respeto y cariño”, aconseja la experta.
Y, ¿está recomendado un tiempo mínimo de aprendizaje? “No considero que haya un tiempo necesario, el tiempo que tolere el bebé. Mientras le guste, no veo razones para dejar de ir a clases. Yo lo recomiendo, porque cuanto antes se relacionen con el agua y la traten como un juego, después evitaremos miedos posteriores”, asegura la fisioterapeuta.
Consejos generales para una buena prevención en el agua
- Contar con centros de enseñanza de confianza, de referencia, con instructores que estén capacitados y con experiencia.
- Enseñar a los niños buenos hábitos de seguridad en el agua: los pequeños deben saber que no pueden nadar solos o sin la supervisión de un adulto.
- Mantener un ambiente y clima adecuado para la realización de las clases.
- Si económicamente no puedes costear unas clases de natación, los gobiernos municipales pueden ofrecer este tipo de actividades con subvenciones, descuentos, más facilidades de pago…
- No dejar a un bebé o niño a cuidado de otro pequeño, siempre tiene que estar bajo la supervisión de un adulto.
- Evitar todo tipo de distracciones mientras que los niños estén en el agua o cerca de ella. Prestar atención de manera constante.